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Queloide por piercing: ¿Qué es y qué debes hacer?

Hacerse un piercing puede ser una forma emocionante y personal de expresar estilo y personalidad. Sin embargo, en algunos casos, la piel reacciona de manera inesperada formando un queloide, una cicatriz gruesa y elevada que puede aparecer después de la curación inicial. Entender qué es un queloide y cómo gestionarlo es crucial para quienes llevan piercings.

¿Qué es un queloide?

Es común escuchar sobre queloides especialmente cuando se habla de cicatrización de la piel. Para aquellos que llevan o están planeando hacerse un piercing, conocer esta condición es fundamental. A continuación, se explican en detalle qué es un queloide y cuáles son sus causas más comunes.

Un queloide es una cicatriz que crece de forma anormal y excesiva, extendiéndose más allá de los bordes de la herida original. A diferencia de las cicatrices normales, que son generalmente planas y se desvanecen con el tiempo, los queloides son gruesos, elevados y pueden ser de color rojo o morado al principio, volviéndose más oscuros con el tiempo.

¿Por qué ocurre esto? Cuando la piel se lesiona, el cuerpo inicia un proceso de curación que implica la producción de colágeno, una proteína crucial para la reparación de tejidos. En el caso de los queloides, hay una sobreproducción de colágeno, lo que resulta en una cicatriz más grande y dura de lo necesario.

Causas de los queloides

Las causas de los queloides no están del todo claras, pero se sabe que ciertos factores pueden incrementar la probabilidad de desarrollarlos. Entre las causas más comunes se encuentran:

Perforaciones y piercings: la piel perforada, ya sea en las orejas, nariz, cejas u otras partes del cuerpo, es especialmente propensa a desarrollar queloides. Esto se debe al trauma y la manipulación que involucran estos procedimientos.

Acné: las cicatrices de acné severo pueden convertirse en queloides, especialmente si se rascan o manipulan.

Quemaduras y cortaduras: heridas profundas o quemaduras también pueden sanar formando queloides.

Cirugías: las incisiones quirúrgicas a veces producen cicatrices queloides, dependiendo de la predisposición genética del individuo.

Varicela y picaduras de insectos: incluso heridas menores como las de la varicela o picaduras de insectos pueden llevar al desarrollo de queloides en personas propensas.

Entender lo que son los queloides y sus causas puede ayudar a tomar precauciones adecuadas, especialmente cuando consideras hacerte un piercing. En las siguientes secciones, se abordarán métodos de tratamiento y prevención para manejar eficazmente esta condición.

Síntomas y diagnóstico

Los queloides pueden ser un problema molesto y a veces doloroso tras hacerse un piercing. Reconocer los síntomas y saber cómo se diagnostican es esencial para tratar esta condición de manera efectiva.

Síntomas comunes

Los queloides son fáciles de identificar gracias a sus características únicas. Aquí están los síntomas más comunes:

Apariencia gruesa y elevada: los queloides se presentan como cicatrices abultadas y pueden parecerse a bultos en la piel.

Crecimiento más allá de la herida original: a diferencia de las cicatrices normales, los queloides crecen más allá de los bordes de la herida inicial.

Color: inicialmente, pueden ser rosados, rojos, o morados, cambiando a un color más oscuro con el tiempo.

Picazón y dolor: muchos queloides causan molestias como picazón persistente y, a veces, dolor al tacto.

Superficie lisa o brillante: a menudo, tienen una textura lisa o brillante, distinta a la piel circundante.

Procedimiento de diagnóstico

Diagnosticar un queloide es generalmente un proceso directo para los profesionales de la salud. Los pasos suelen incluir:

Examen visual: los médicos pueden identificar un queloide simplemente observando la cicatriz. La apariencia distintiva es normalmente suficiente para el diagnóstico.

Historial médico: se revisa el historial del paciente, buscando antecedentes de queloides u otras cicatrices anormales.

Biopsia de piel: en algunos casos, se toma una pequeña muestra de tejido (biopsia) para analizarla y confirmar el diagnóstico, descartando otras condiciones de la piel.

Tratamientos para queloides por piercing

Los queloides causados por piercings pueden ser una preocupación para quienes experimentan este tipo de cicatrices elevadas y gruesas. Es fundamental explorar diversas opciones de tratamiento para abordar eficazmente esta condición cutánea. A continuación se presentan tratamientos caseros y médicos que pueden ayudar a reducir y manejar los queloides provocados por piercings.

Tratamientos caseros

Iniciar con opciones de tratamiento casero puede ser un paso inicial efectivo para reducir la apariencia de los queloides por piercing. Algunas alternativas caseras que se han utilizado con éxito son:

Limpieza con betadine: lavar la zona afectada con betadine antes y después de la perforación puede ayudar a prevenir infecciones y favorecer la cicatrización adecuada.

Solución salina: aplicar solución salina o suero fisiológico directamente sobre los queloides puede contribuir a mantener la zona limpia y promover la recuperación de la piel.

Tratamientos médicos

Para casos más graves o persistentes de queloides por piercing, existen tratamientos médicos especializados que pueden ser recomendados por profesionales de la salud. Algunas opciones incluyen:

Inyecciones de cortisona: la aplicación de corticosteroides directamente en el queloide puede reducir la inflamación y disminuir su tamaño con el tiempo.

Crioterapia: la congelación de la zona afectada con nitrógeno líquido puede ser una opción para reducir la apariencia de los queloides.

Cirugía: en casos selectos, la extirpación quirúrgica del queloide puede ser necesaria para mejorar su aspecto estético y reducir molestias asociadas.

Es importante consultar a un dermatólogo u otro profesional de la salud para determinar el tratamiento más adecuado según la gravedad y características del queloide. La combinación de tratamientos caseros y médicos puede ser clave para gestionar eficazmente esta condición cutánea y promover una recuperación satisfactoria.

Foto Freepik

Prevención de queloides al hacerse un piercing

Realizarse un piercing es una elección personal y estética que requiere cuidados específicos para prevenir la formación de queloides, esas cicatrices elevadas y gruesas que pueden surgir como reacción de la piel. La prevención adecuada durante y después es clave para mantener una piel sana y sin complicaciones. A continuación, se detallan consejos y recomendaciones para evitar la aparición de queloides.

Elección del lugar y profesional adecuado

La elección del lugar y del profesional para realizar un piercing es un paso fundamental en la prevención de queloides. Optar por un establecimiento reconocido, limpio, y con profesionales experimentados puede marcar la diferencia en el resultado final y en la salud de la piel. Un lugar adecuado garantiza la correcta esterilización de los instrumentos y reduce los riesgos de infecciones que podrían desencadenar la formación de queloides.

Cuidados posteriores

Los cuidados posteriores son igualmente importantes para prevenir queloides. Después de realizarse, es esencial seguir las indicaciones del profesional y mantener una rutina de limpieza y cuidado regular. Algunas recomendaciones clave incluyen:

Limpieza adecuada: mantener la zona limpia y seca, siguiendo las instrucciones proporcionadas por el profesional.

Evitar la manipulación excesiva: no tocar ni girar el piercing innecesariamente para prevenir irritaciones.

No remover prematuramente la joyería: mantener la joyería durante el tiempo recomendado para permitir una cicatrización adecuada.

Evitar productos irritantes: no utilizar productos agresivos o no recomendados para limpiar la zona, como alcohol o peróxido de hidrógeno.

Mitos y realidades sobre los queloides

Los queloides son un tema rodeado de mitos y realidades que es importante desmitificar para comprender mejor esta condición cutánea. A continuación se abordan algunos de los mitos comunes y se ofrecen datos respaldados por la ciencia para aclarar conceptos erróneos.

Mitos comunes

Los queloides son contagiosos: existe la creencia errónea de que los queloides se pueden transmitir de una persona a otra. Sin embargo, los queloides no son contagiosos y se desarrollan como respuestas específicas del cuerpo a la lesión de la piel.

Los queloides son un tipo de cáncer de piel: a menudo se confunde a los queloides con tumores malignos debido a su apariencia abultada. Es importante aclarar que los queloides son cicatrices benignas y no representan un riesgo cancerígeno.

Los queloides desaparecen por sí solos con el tiempo: algunas personas creen que los queloides pueden desaparecer naturalmente con el paso del tiempo. En realidad, los queloides tienden a ser persistentes y pueden requerir tratamientos específicos para su reducción.

Realidades respaldadas por la ciencia

Factores genéticos influyen en la formación de queloides: investigaciones científicas han demostrado que la predisposición genética juega un papel crucial en la tendencia a desarrollar queloides. Algunas personas son genéticamente más propensas a formar queloides que otras.

Tratamientos médicos eficaces para los queloides: afortunadamente, existen tratamientos médicos respaldados por evidencia científica que pueden ayudar a reducir el tamaño y la apariencia de los queloides. Estos incluyen inyecciones de cortisona, terapia láser y cirugía, entre otros.

Al desmitificar los conceptos erróneos y respaldar la información con datos científicos, se promueve una comprensión más precisa de los queloides y se fomenta un enfoque informado en su tratamiento y prevención.

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Dany Levito