5 recomendaciones para mejorar el sistema inmunológico
El sistema inmunológico es nuestra principal barrera contra los virus, gérmenes y bacterias responsables de las infecciones y enfermedades, por lo que es esencial saber cómo aumentar nuestras defensas inmunológicas para preservar nuestra salud durante mucho tiempo.
Nuestro organismo está dotado de un complejo mecanismo de defensa organizado en varios niveles que intervienen de forma coordinada contra la agresión de patógenos externos. Estornudar, toser, llorar son, por ejemplo, todas las acciones que nuestro cuerpo realiza para expulsar mecánicamente gérmenes y bacterias.
Las secreciones, de hecho, representan la primera línea de defensa que nuestro cuerpo despliega contra los enemigos externos. En la segunda línea, en cambio, encontramos las células fagocíticas del sistema reticulo-histiocito que tienen la tarea de «fagocitar» los gérmenes y bacterias que han logrado superar la primera línea y penetrar en nuestro cuerpo.
La tercera línea de defensa de nuestro sistema inmunológico, por último, está representada por los anticuerpos y los linfocitos, y es un tipo específico de defensa, ya que es capaz de reconocer el tipo de amenaza e intervenir en consecuencia.
Las barreras mecánicas y las células fagocitarias constituyen la llamada «inmunidad innata», es decir, aquellas defensas que están presentes en nosotros desde el nacimiento. Los anticuerpos y los linfocitos, por otro lado, forman la inmunidad adaptativa, es decir, una forma de defensa que se adquiere -desde el primer año de vida- a través del contacto con los patógenos.
¿Por qué se debilitan las defensas inmunológicas y cómo las aumentamos?
Con una triple línea de defensa H-24 deberíamos ser capaces de dormir tranquilos, pero desafortunadamente no es así porque nuestro sistema inmunológico es tan fiable como delicado y sólo se necesita un poco para debilitarlo y exponernos al riesgo de enfermedades e infecciones.
Muy a menudo se debilita por los malos hábitos de vida, la mala nutrición o los niveles excesivos de estrés.
Si bien nuestras elecciones y conductas se encuentran entre las principales causas del debilitamiento de nuestras defensas inmunológicas, también es cierto que basta con corregir estas conductas y adoptar hábitos más saludables para recuperar el equilibrio perdido.
Veamos, entonces, 5 recomendaciones para mejorar el sistema inmunológico.
Bajar los niveles de estrés
El estrés es uno de los principales enemigos de nuestras defensas inmunológicas, ya que las hormonas del estrés tienen la capacidad de interrumpir la respuesta inmunológica de nuestro cuerpo. Aprender a reducir el estrés o a manejarlo mejor es, por lo tanto, de suma importancia.
Cuida la flora intestinal con probióticos
El 90% de nuestras defensas inmunológicas residen en el intestino, cuyo funcionamiento depende en gran medida de la salud de la flora intestinal. Por lo tanto, cuidar la flora intestinal también significa cuidar y fortalecer las defensas inmunológicas de nuestro cuerpo. La ingesta de alimentos que contienen fermentos lácteos vivos y probióticos es esencial para el reequilibrio de la flora intestinal y, al mismo tiempo, para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico.
Sigue una dieta sana y equilibrada
Seguir una dieta sana y equilibrada significa garantizar a nuestro cuerpo todos los nutrientes que necesita. Las vitaminas, las sales minerales, el ácido fólico, etc., son elementos fundamentales para un sistema inmunológico fuerte y saludable.
Mantener la grasa abdominal bajo control
Las acumulaciones adiposas a nivel abdominal crean una condición inflamatoria capaz de comprometer las funciones de nuestro sistema inmunológico. Reducir la grasa abdominal y en general mantener el peso bajo control ayuda a reequilibrar nuestras defensas también.
Eliminar los malos hábitos (fumar y el alcohol)
Se ha establecido que el consumo excesivo de alcohol tiene un efecto depresivo en la respuesta inmunológica y, por lo tanto, debe evitarse, al menos en lo que respecta a las bebidas alcohólicas. Se debe argumentar por separado la cerveza y el vino, cuyo consumo -en cantidades modestas- se permite como bebidas ricas en polifenoles, que parecen tener un efecto positivo sobre el sistema inmunológico. Fumar, por otro lado, no es recomendable. Fumar tiene consecuencias muy negativas tanto en el sistema inmunológico innato como en el adaptativo.
Sin embargo, en algunos casos, adoptar estilos de vida saludables y seguir una dieta adecuada puede no ser suficiente para reequilibrar un sistema inmunológico comprometido, por ejemplo, por una larga enfermedad o problemas hormonales, etc,
En estos casos debe consultar a su médico para identificar las causas de la disfunción y comprender cómo intervenir para aumentar su sistema inmunológico.
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