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¿De qué se trata el olor a lluvia? Esto dicen los expertos

Miles de personas aseguran que el aroma que siente por la tierra o el asfalto mojado, les resulta encantador

De acuerdo con muchos antropólogos, nuestros ancestros crearon un fuerte y positivo vínculo con el olor de la lluvia, ya que estaba relacionado con el fin de la estación seca, lo que significaba el aumento de las posibilidades para sobrevivir debido a que se podía aumentar la producción de alimentos de todo tipo.

Cuando llegaba la temporada de lluvia, se marcaba el despertar de la naturaleza y, en la actualidad, por medio del olor del agua de las tormentas, seguimos percibiendo algo muy parecido al verdadero olor de la vida, por lo que este es uno de los aromas más primitivos que se mantienen hasta el día de hoy.

Las primeras gotas de lluvia

La explicación científica de este fenómeno olfativo se relaciona a la caída de las primeras gotas de agua, las cuales tienen un olor dulzón y penetrante debido al ozono difundido por los campos fertilizados, los contaminantes del aire y las fuentes naturales.

Aunque también, todo puede remontarse a la química de los elementos y sus propiedades. Las descargas eléctricas que se ocasionan durante una tormenta dividen las moléculas de nitrógeno y oxígeno de la atmósfera en átomos individuales, muchos de ellos se combinan para formar monóxido de nitrógeno y ozono, este último responsable del olor tan característico que todos conocemos.

La composición de los olores que llegamos a percibir no solo deriva de este ozono, sino que el entorno que nos rodea también participa con la disipación física de pequeños átomos provocadas por el fuerte impacto de las gotas de agua contra el suelo.

Es por esto que cuando te encuentras en medio de las plantas y la naturaleza, tus sentido del olfato recibirá el olor de la vegetación, pero si estás en una granja, el olor a estiércol no demorará en llegar a tu nariz, y ya te puedes imaginar la sensación tan desagradable que puede llegar a generar en nuestros sentidos. Por otro lado, lo más probable es que aquellos que estén en la ciudad reciban un claro aroma a asfalto u hormigón, los cuales, de hecho, son un poco desagradables e incluso malos para la salud.

La conexión cerebral

En este sentido, es importante comprender que los aromas tienen la capacidad de activar una conexión cerebral casi inmediata con los sentimientos. El bulbo olfativo está conectado directamente al sistema límbico y a la amígdala, las zonas del cerebro relacionadas con el desarrollo y la transmisión de la información de los estados emocionales. Por lo tanto, aquellos olores que llegamos a reconocer, no importa si nos llegan a despertar recuerdos positivos o negativos, activan de inmediato las estructuras más antiguas de nuestro cerebro, aquella que aun compartimos con nuestros antepasados.

Asimismo, el olor de la lluvia ha recibido el nombre de «petricor», una terminología definida por dos científicos australianos en 1964, para describir la fragancia de la vegetación que se libera en el aire luego del paso de una fuerte lluvia, por lo que se trata de un aroma clásico, y tal vez el más agradable que nos deja toda lluvia, nos referimos al olor mixto a tierra, moho, musgo y humedad, producido por varios tipos de microbios, y percibido muy fácilmente por las papilas olfativas, que son sensibles a su aroma.

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Dany Levito

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