10 cosas que nunca debes hacer delante de tus hijos
Como padres, queremos dar a nuestros hijos lo mejor y asegurarnos de que crezcan en un entorno seguro y saludable. Sin embargo, a veces cometemos errores sin siquiera darnos cuenta, realizando acciones o diciendo cosas que pueden tener un impacto negativo en el desarrollo emocional y psicológico de nuestros pequeños.
Los niños son esponjas que absorben todo lo que ven y escuchan, y aprenden a través de la observación de nuestro comportamiento. Por eso, es crucial ser conscientes de aquellas conductas que, aunque puedan parecernos inofensivas, pueden enviar mensajes equivocados y afectar la autoestima, la motivación y la relación entre padres e hijos.
Decir mentiras «piadosas»
Es tentador recurrir a pequeñas mentiras cuando queremos evitar problemas o situaciones incómodas. Tal vez has acelerado un poco al volante y te ha detenido un policía, y rápidamente has dicho que ibas a recoger a tu hijo, cuando en realidad él ya iba contigo. O quizás has prometido algo que no puedes cumplir, solo para mantener la paz.
Sin embargo, estas «mentiras piadosas» pueden tener consecuencias negativas. Los niños son observadores y aprenderán que mentir está bien si les conviene. Recuerda que tu ejemplo es fundamental: si ven que tú mientes, ellos también lo harán.
En su lugar, sé honesto y transparente. Explica a tus hijos las razones detrás de tus acciones, incluso si implica asumir una consecuencia. Esto les enseñará a ser responsables de sus propias decisiones y a enfrentar las situaciones de manera madura.
Ocultar información a tu pareja
Otra tentación común es hacer que tus hijos guarden secretos de tu pareja. Tal vez les permites ir a un restaurante de comida rápida y les pides que no se lo cuenten al otro padre. Aunque pueda parecer inofensivo, esto les está enseñando a mentir y a desautorizar a uno de los progenitores.
Los niños necesitan ver que sus padres están en sintonía y se respetan mutuamente. Cuando ocultas información a tu pareja, les estás mostrando que está bien traicionar la confianza. En su lugar, procura mantener una comunicación abierta y coherente con tu cónyuge en presencia de los hijos.
Engañar a tus hijos
Puede ser tentador usar frases como «Si mientes, te crecerá la nariz» o «Si te tragas una semilla de sandía, una sandía crecerá en ti» para enseñar a tus hijos. Sin embargo, los niños son literales y tomarán estas afirmaciones en serio, lo que puede provocar miedo o decepción cuando descubran que son mentiras.
Evita engañar a tus hijos, incluso si piensas que es divertido o efectivo. Recuerda que ellos confían en ti y ven en ti un modelo a seguir. Ser honesto y transparente, incluso cuando les expliques por qué algo está mal, les enseñará a ser personas confiables y de principios.
Pasar demasiado tiempo en el teléfono o tablets
En la era digital, es fácil quedar atrapado en la pantalla de nuestros dispositivos. Sin embargo, si tus hijos te ven constantemente concentrado en tu teléfono o tablet, estarás enviando el mensaje de que esos aparatos son más importantes que ellos.
Limita el tiempo que dedicas a tus dispositivos electrónicos cuando estés con tus hijos. Muéstrales que prefieres jugar, leer o hacer actividades juntos, en lugar de estar inmerso en el mundo digital. Así les enseñarás que la interacción y el tiempo en familia son valiosos.
Perder el control emocional
Es normal que a veces te sientas sobrepasado por el estrés o la frustración. Tal vez tu equipo de fútbol favorito haya perdido un partido importante y hayas reaccionado con gritos y enojo. Sin embargo, tus hijos pueden interpretar que ese enojo es por algo que ellos han hecho, lo que les generará inseguridad y miedo.
Procura mantener la calma y el control emocional frente a tus hijos, incluso en momentos de tensión. Si necesitas desahogarte, hazlo cuando ellos no estén presentes. Recuerda que tu reacción les enseñará cómo manejar sus propias emociones en el futuro.
Burlarte de los demás
Es tentador hacer comentarios sarcásticos o burlescos sobre amigos, familiares o conocidos, especialmente si pensamos que son graciosos. Sin embargo, tus hijos aprenderán de tu ejemplo y podrían repetir esos comentarios, lo que podría herir a otras personas.
Evita criticar o burlarte de los demás en presencia de tus hijos. Si has cometido ese error, asume tu responsabilidad y pide disculpas, tanto a tus hijos como a la persona afectada. Enséñales que el respeto y la empatía son valores fundamentales.
Bromear sobre la escuela o los maestros
Quizás pienses que es inofensivo hacer bromas sobre el profesor «raro» de tu hijo o sobre la escuela en general. Sin embargo, eso les está enviando el mensaje de que no deben respetar a las figuras de autoridad.
Evita burlarte o hacer comentarios negativos sobre la escuela o los maestros de tus hijos. Recuerda que ellos son observadores y tomarán tus palabras al pie de la letra. En su lugar, muéstrales que la educación y el respeto a los docentes son importantes.
Comparar a tus hijos con otros
Es natural que queramos que nuestros hijos se esfuercen y logren sus metas. Sin embargo, comparar su desempeño con el de sus hermanos o con otros niños puede generar rivalidad y dañar su autoestima.
Evita decir frases como «Mira qué bien lo hace tu hermano» o «¿Por qué no puedes ser como fulano?». En su lugar, enfócate en resaltar y valorar los esfuerzos y logros individuales de cada uno de tus hijos. Recuerda que cada niño es único y tiene su propio ritmo de desarrollo.
Usar el chantaje emocional
Algunas veces, cuando queremos que nuestros hijos se comporten de cierta manera, recurrimos a frases como «Si te portas bien, te compraré eso que quieres» o «Si no haces esto, no te voy a comprar nada». Sin embargo, esto les enseña a actuar por recompensas o a evitar castigos, en lugar de entender por qué deben hacer lo correcto.
Evita utilizar el chantaje emocional o las amenazas para conseguir que tus hijos se comporten. En su lugar, explícales con paciencia y empatía por qué ciertos comportamientos son importantes, y establece consecuencias coherentes y razonables cuando sea necesario.
Decir «Ya no te quiero»
Puede que en un momento de frustración o enojo, digas a tu hijo «Ya no te quiero» o «Estoy harta de ti». Aunque parezca una frase exagerada, puede tener un impacto devastador en la autoestima y la seguridad emocional de tu hijo.
Recuerda que el amor de un padre hacia su hijo es incondicional. Incluso cuando tu hijo se comporte de manera inadecuada, debes hacerle saber que su valor y tu cariño no dependen de sus acciones. En su lugar, enfócate en explicar por qué ciertos comportamientos no son aceptables y ofrece alternativas positivas.