Esta historia está llena de síntomas que se acumulan y recuerdos de la infancia que no pueden ser olvidados. Todo llevó a Melanie Galeaz a creer que era una paciente con la enfermedad de Lyme tras la picadura de una garrapata. Sin embargo, cuando acudió al médico preocupada, se sorprendió y conmocionó al saber que la causa real de su problema tenía un detonante muy distinto.
Las picaduras de garrapatas
Galeaz es una creadora de contenidos que usa TikTok para contar su confusa experiencia con la esperanza de concienciar sobre los peligros, a veces desconocidos y sorprendentes del síndrome de shock tóxico. Según lo que cuenta, cuando era pequeña, le picó una garrapata y tuvo todos los síntomas de la enfermedad de Lyme. Los médicos que la examinaron le hicieron varias pruebas para confirmar el diagnóstico, pero a la hora de la verdad los resultados fueron algo inesperado.
Síntomas ocultos que debemos aprender a identificar
«La verdad no sabían si la tenía o no, pero como tenía todos los síntomas y me habían picado, me dieron medicación y me enviaron a casa», cuenta la mujer. Con el pasar de los meses, Melanie había estado bien y la historia parecía haber quedado atrás.
Sin embargo, durante su segundo año de instituto el dolor volvió a aparecer, esta vez más fuerte: «Empecé a sentir dolores en el cuerpo y otras cosas muy desagradables». Melanie volvió a ir al médico, pero mantuvo en secreto el dolor en sus genitales: «Ahora sé que fue un verdadero error», confesó en una entrevista posterior.
Una consulta médica llena de situaciones embarazosas
Así fue como, a los 14 años, Melanie se sintió avergonzada con el médico que la examinó: «En aquel entonces me descuidaba mucho, eso era malo y me daba miedo», dijo.
La mujer, apenada por sus diversas dolencias, se negó a dirigirse a ellos o a dar detalles: «La verdad era que tenía la esperanza de que estuviera relacionado con la enfermedad de Lyme y que pudiera ignorarlo con medicación. Que simplemente desaparecería», explicaba en su vídeo. Pero, ahora con la medicación, los dolores no desaparecieron.
Un tampón atascado en su cuello uterino
Después de acudir con el médico los problemas ginecológicos no mejoraron: «Cuando estoy estresada por algo, lo ignoro, pero nunca funciona, especialmente en este caso».
Así fue como pasaron dos años y sus síntomas persistían, haciendo su día a día algo insoportable: «Finalmente, volví a ir al médico y con un ginecólogo». Fue durante esta consulta cuando descubrió el origen de sus problemas: «El médico en ese momento me dijo: ‘Esto no es lo que quieres oír, pero tienes un tampón clavado horizontalmente bajo el cuello del útero'».
También recuerda que al tratar de retirarlo, la situación fue cuanto menos incómoda: «Quitarlo dolía porque se disolvía dentro de mí. No paraba de romperse y fue una experiencia muy desagradable».
Echando la vista hacia el pasado, Melanie ya está convencida de que nunca padeció la enfermedad de Lyme, sino que sus síntomas eran todos causados por la pérdida del tampón en su interior. Los médicos confirman esta opinión: «Creen que tenía algún tipo de infección en el cuerpo, de hecho, a veces olía mal y me entristecía mucho pensar que olía así de forma natural, por lo que buscaba formas de enmascararlo».
Durante este tiempo, Melanie llegó a tener tres tampones en su interior: «Durante esos dos años, saqué uno y salió otro con él», recordó, señalando que no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba cada uno en su cuerpo.