12 cosas que nunca debes hacer después de una pelea con tu pareja
Las peleas y desacuerdos en una relación son inevitables. Después de todo, dos personas con diferentes personalidades, experiencias y perspectivas van a tener diferencias de opinión de vez en cuando. Sin embargo, la forma en que manejamos esas discusiones puede marcar la diferencia entre una relación saludable y una que se deteriora.
No ignores los problemas subyacentes
Puede ser tentador pretender que nada pasó después de una pelea y seguir adelante como si nada. Pero esto solo hará que los problemas se enquisten y eventualmente vuelvan a salir a la superficie, posiblemente de una manera mucho más dañina.
Es importante que identifiques y abordéis los problemas reales que desencadenaron la discusión, en lugar de simplemente enterrarlos. Habla con tu pareja de una manera calmada y abierta sobre lo que te molestó y qué puedes hacer para resolverlo. Evita sacar a colación viejas rencillas, céntrate en el presente y en encontrar soluciones.
No te quedes con las palabras dichas en caliente
Durante una pelea, es común que digamos cosas de las que luego nos arrepentimos. El enojo y la frustración pueden llevarnos a expresarnos de una manera hiriente que no refleja realmente nuestros verdaderos sentimientos.
No te aferres a esas palabras dichas en el calor del momento. En su lugar, reconoce que probablemente no las dijiste con mala intención y trata de perdonar y olvidar. Si aún te molestan días después, es mejor que lo hables con tu pareja de una manera tranquila, sin volver a repetir esos comentarios ofensivos.
No sigas enojado/a
Es normal sentir enojo y frustración después de una pelea, pero quedarse atrapado/a en esos sentimientos negativos no hará más que empeorar las cosas. Enfócate en encontrar soluciones en lugar de alimentar el enojo. Respira profundo, reflexiona sobre lo sucedido y luego vuelve a hablar con tu pareja de una manera constructiva.
Recuerda que el objetivo no es ganar la discusión, sino llegar a un entendimiento mutuo y fortalecer vuestra relación. Si sigues molesto/a, podrías terminar creando más conflictos innecesarios.
No te alejes
Cuando estamos heridos o enojados, nuestra reacción natural puede ser distanciarnos de nuestra pareja. Pero esto solo servirá para profundizar la brecha entre ustedes y hacer que sea más difícil resolver el problema.
En su lugar, explícale a tu pareja que necesitas un poco de tiempo y espacio para calmarte, pero déjale saber que sigues abierto/a a hablar cuando estés listo/a. Evita ignorarlo/a o darle la espalda, ya que eso puede hacerle sentir rechazado/a y menos dispuesto/a a acercarse en el futuro.
No digas «perdón, pero…»
Pedir perdón es un paso crucial para sanar las heridas después de una pelea. Sin embargo, agregar un «pero» al final de la disculpa le quita todo su valor. Una disculpa genuina no debería venir con condiciones o justificaciones.
Sé sincero/a y reconoce tu responsabilidad en la situación. Evita culpar a tu pareja o sacar a colación otras discusiones pasadas. Simplemente, di «Lo siento» y déjalo ahí. Esto demostrará que realmente te importa tu relación y que estás dispuesto/a a trabajar en ella.
No calles tus sentimientos
Muchas veces, en medio de una pelea, nos guardamos lo que realmente sentimos por miedo a empeorar las cosas. Pero esto solo terminará creando más resentimiento a la larga.
Es importante que le hagas saber a tu pareja cómo te sientes, ya sea enojo, tristeza o frustración. Comunica tus emociones de una manera respetuosa, sin atacar. Esto le permitirá a tu pareja entenderte mejor y trabajar juntos en una solución.
Claro, también debes tener cuidado de no dejar que la ira te haga decir cosas de las que te arrepentirás después. Mide tus palabras y enfócate en expresar tus sentimientos, no en culpar.
No te concentres solo en lo que ocasionó la pelea
Es fácil quedarse atrapado/a analizando una y otra vez qué fue lo que desencadenó la discusión. Pero esto solo te mantendrá en un ciclo negativo y te alejará de encontrar una resolución.
En su lugar, concéntrate en cómo pueden mejorar la situación y evitar que vuelva a ocurrir. Habla con tu pareja sobre qué aprendieron de la experiencia y qué pueden hacer de manera diferente la próxima vez. Esto les ayudará a crecer juntos y fortalecer su relación.
No hagas que tu pelea sea de conocimiento público
Puede ser tentador buscar apoyo y consuelo en amigos y familiares después de una pelea. Pero compartir detalles íntimos de tu relación con terceros puede terminar dañando la confianza con tu pareja.
Mantén los asuntos de tu relación dentro de la misma. Si necesitas hablar con alguien, elige a una persona de confianza que pueda darte un consejo honesto y equilibrado, sin juzgar tu relación. De esta manera, evitarás que otros formen una opinión sesgada sobre tu pareja y vuestra dinámica.
No dejes que pase demasiado tiempo
Cuanto más tiempo dejes pasar sin resolver una pelea, más difícil será sanar las heridas. El enojo y los sentimientos negativos tienden a acumularse y se vuelven cada vez más difíciles de manejar.
Haz todo lo posible por sentarte a hablar con tu pareja lo antes posible, cuando aún estén frescos los recuerdos y puedan abordar el problema con claridad. Esto les permitirá llegar a un acuerdo antes de que los ánimos se enfríen y se vuelva más complicado recapitular lo sucedido.
No te castigues por haber peleado
Después de una discusión acalorada, es normal que te sientas culpable o que pienses que tu relación está en problemas. Pero castigarte a ti mismo/a o asumir que tu vínculo está condenado no hará más que empeorar las cosas.
Recuerda que las peleas son parte natural de cualquier relación saludable. Lo importante es que ambos estén dispuestos a trabajar en resolverlas de manera constructiva. En lugar de victimizarte, enfócate en encontrar soluciones y en fortalecer vuestra conexión.
No tengas sexo si no lo deseas
Algunas parejas creen que tener sexo después de una pelea es una buena manera de «reconciliarse». Pero si no estás de ánimo, forzarte a ello solo empeorará la situación.
El sexo debe ser un acto de amor, intimidad y cuidado mutuo. Si no te sientes lista/o, es mejor ser honesto/a con tu pareja y explicarle que necesitas más tiempo para procesar lo sucedido. Sugiere otras formas de reconectar, como un abrazo o simplemente pasar tiempo juntos.
No saques a colación viejos conflictos
Es tentador traer a colación viejas peleas que ya habían sido resueltas y perdonadas. Pero esto solo reabrirá heridas y evitará que puedan avanzar como pareja.
Lo que está olvidado y perdonado, debe permanecer así. Enfócate en el presente y en encontrar soluciones para los problemas actuales. Sacar a relucir conflictos pasados solo servirá para alimentar nuevos resentimientos y hacer que la discusión se vuelva interminable.
No eches la culpa a otras cosas
A veces, en medio de una pelea, es fácil culpar al estrés, el mal día o incluso el tráfico por nuestras reacciones. Pero esto no es más que una excusa que evita que asumas tu responsabilidad.
Sé honesto/a sobre por qué estás discutiendo y no trates de escabullirte de tus acciones. Una disculpa sincera no debería venir acompañada de justificaciones. Reconoce tu parte en el conflicto y trabaja con tu pareja para encontrar una solución, en lugar de tratar de evadir la situación.