12 errores comunes de limpieza que debemos evitar
La limpieza y el orden en el hogar son esenciales para mantener un ambiente saludable y agradable. Sin embargo, a menudo cometemos errores comunes que pueden afectar la eficacia de nuestro esfuerzo. Aquí te presentamos 12 errores de limpieza que debes evitar para optimizar tu tiempo y energía.
Limpiar sin un orden lógico
A menudo, tendemos a limpiar sin seguir un plan específico, lo que puede llevarnos a limpiar varias veces el mismo lugar. Es fundamental seguir un orden lógico en la limpieza, como por ejemplo, limpiar de arriba hacia abajo y de una habitación a otra.
Si comienzas limpiando el suelo y luego pasas a limpiar los muebles, estarás regresando el polvo y la suciedad al suelo que ya has limpiado. Por lo tanto, deberías empezar por las zonas más altas y luego pasar a las más bajas. Además, cuando limpies las habitaciones, intenta completar cada una antes de pasar a la siguiente.
Usar demasiado producto de limpieza
Muchas veces pensamos que cuanto más producto de limpieza usemos, más limpiaremos. Sin embargo, el exceso de producto puede ser contraproducente.
El exceso puede dejar residuos y manchas en las superficies, lo que significa que tendrás que limpiar de nuevo. Además, estás desperdiciando producto y dinero. Para evitar esto, es recomendable leer las instrucciones del producto y usar la cantidad indicada.
No leer las etiquetas de los productos
Cada producto de limpieza tiene instrucciones específicas de uso y además específica para qué tipos de superficies está diseñado. No leer estas indicaciones puede llevar a dañar tus objetos o a una limpieza ineficaz.
Si usas un producto inadecuado para una superficie particular, puedes dañarla permanentemente. Además, algunos productos requieren un tiempo específico para actuar. Si los limpias inmediatamente después de aplicarlos, estás reduciendo su efectividad.
Usar la misma herramienta de limpieza en todas partes
Es común utilizar el mismo trapo o esponja para limpiar diferentes áreas de una misma habitación. Sin embargo, si lo haces de esta manera, puedes esparcir gérmenes y suciedad de un lugar a otro.
Es importante usar diferentes herramientas de limpieza para diferentes áreas o limpiarlas adecuadamente entre usos. No olvides limpiar y mantener tus herramientas de limpieza. Un paño sucio o una fregona llena de bacterias sólo redistribuirán la suciedad.
No permitir que los productos actúen
Muchos productos, especialmente los desinfectantes y los limpiadores específicos para el baño o la cocina, necesitan tiempo para actuar. Limpiarlos inmediatamente después de aplicarlos reduce su efectividad.
Al aplicar un producto de limpieza, es importante darle tiempo para que actúe correctamente. Por ejemplo, los desinfectantes necesitan tiempo para matar los gérmenes. Si los limpias inmediatamente después de aplicarlos, estás reduciendo su capacidad para eliminar los gérmenes.
Limpiar con una escoba en lugar de aspirar
A veces puede parecer más rápido barrer que aspirar. Sin embargo, barrer a menudo sólo mueve el polvo y la suciedad de un lugar a otro, mientras que aspirar es más efectivo para capturar el polvo y los alérgenos.
Aspirar es más efectivo para eliminar el polvo y los alérgenos, especialmente en alfombras y tapetes. Además, algunos aspiradores modernos tienen filtros HEPA que pueden capturar partículas muy pequeñas, incluyendo alérgenos y bacterias, lo que no puede hacer una escoba.
Olvidar la limpieza de herramientas
Es esencial limpiar y mantener tus herramientas de limpieza. Una fregona sucia o un paño lleno de bacterias solo redistribuirán la suciedad. Además, las herramientas sucias pueden ser un caldo de cultivo para las bacterias.
Las fregonas, escobas y trapos deben limpiarse regularmente. Puedes lavar los trapos en la lavadora y enjuagar las fregonas y escobas con agua caliente y jabón. Después de limpiarlas, asegúrate de dejarlas secar completamente para evitar la proliferación de moho.
Limpiar las ventanas en días soleados
Puede parecer intuitivo limpiar las ventanas en un día soleado porque puedes ver mejor las manchas. Sin embargo, el calor puede hacer que el limpiador se seque demasiado rápido, dejando rayas en las ventanas.
Es mejor limpiar las ventanas en un día nublado. Si no tienes otra opción que limpiarlas en un día soleado, intenta hacerlo temprano por la mañana o al final de la tarde cuando el sol no sea tan fuerte.
Ignorar los dispositivos electrónicos y los interruptores
A menudo olvidamos limpiar dispositivos electrónicos, interruptores y enchufes de nuestro hogar, y no nos damos cuenta de que son focos de gérmenes. Limpiarlos regularmente puede mejorar la higiene de tu hogar.
Para limpiar los dispositivos electrónicos y los interruptores, puedes utilizar un paño suave ligeramente humedecido con agua. Asegúrate de no mojar demasiado el paño para evitar dañar los dispositivos. Para los interruptores y enchufes, puedes usar un paño seco o toallitas desinfectantes.
No desinfectar la esponja de la cocina
La esponja de la cocina puede ser un caldo de cultivo para las bacterias si no la limpias regularmente. Además de cambiarla cada cierto tiempo, es recomendable desinfectarla regularmente.
Para desinfectar la esponja de la cocina, puedes remojarla en una solución de agua caliente y vinagre durante 20 minutos y luego lavarla. Esto ayudará a eliminar las bacterias y a mantener tu esponja de cocina limpia y segura para usar.
Ignorar las zonas de difícil acceso
A menudo olvidamos limpiar zonas de difícil acceso como detrás de los muebles, debajo de las camas, los rincones de las habitaciones o la parte superior de los armarios. Estas áreas pueden acumular polvo y suciedad con el tiempo, lo que puede afectar la calidad del aire en tu hogar.
Limpiar regularmente estas zonas de difícil acceso puede ayudarte a mantener tu casa más limpia y saludable. Además, también puede ayudarte a prevenir la aparición de plagas como ácaros, cucarachas u otros insectos que pueden ser atraídos por la acumulación de polvo y suciedad.
No lavar regularmente la ropa de cama y las toallas
La ropa de cama y las toallas deben lavarse regularmente para eliminar las células de piel muerta, los aceites corporales, el sudor y otros contaminantes que pueden acumularse con el tiempo.
Como regla general, las sábanas deben lavarse cada semana, mientras que las toallas deben lavarse después de tres o cuatro usos. Sin embargo, si estás enfermo o si has estado sudando mucho (por ejemplo, después de hacer ejercicio), es posible que necesites lavar tu ropa de cama y tus toallas con más frecuencia.