En promedio, la pérdida de cabello solo es visible cuando se ha perdido alrededor del 40% de la masa capilar inicial. Estos síntomas aparecen con el paso de la edad y pueden tener varios factores desencadenantes: entre ellos un problema hereditario, el cual hace que se muy pocas las posibilidades de solucionar el problema.
También pueden ser cuestiones hormonales, ya que el exceso de testosterona en los hombres y la menopausia en las mujeres producen la caída del cabello. Cuando el detonante es hormonal, los complementos alimenticios tienen poco que aportar. Y luego se tiene el factor nutricional, que se representa en la falta de ciertos nutrientes, obesidad, estrés oxidativo, entre otros; esto representa el 11% de los casos.
El enfoque para estos tipos de casos puede ser externo con el uso de productos como champús o lociones o interno con la ingesta nutricional en forma de suplementos alimenticios. Esta última opción de tratamiento es una idea bastante reciente y responde al concepto de «nutrir el cabello desde dentro». Esto tiene sentido, ya que el pelo es una estructura inerte, poco sensible a los estímulos externos.
De hecho, lo único que se puede esperar de un tratamiento externo es que tenga un efecto de limpieza, sedosidad y brillo, teniendo en cuenta que la estructura viva es el folículo piloso que sintetiza el cabello. Este folículo está muy vascularizado, por lo que permite que los nutrientes lleguen al lugar donde se produce la síntesis del cabello. Por lo tanto, el enfoque interno es el que puede favorecer el crecimiento del cabello y limitar su caída, sin embargo, los dos enfoques pueden actuar de forma complementaria.
Vitaminas del grupo B para la salud del cabello
Ácido pantoténico o vitamina B5
La vitamina B5 se encuentra en la levadura de cerveza, la yema de huevo, los cereales integrales, el aguacate y mucho más. Su carencia es poco frecuente y se manifiesta con síntomas como fatiga e insomnio. Esta vitamina juega un papel fundamental en la renovación de las células, por lo que suele estar presente en los complementos alimenticios para la salud del cabello. Su toxicidad es muy baja.
Piridoxina o vitamina B6
La vitamina B6 está presente en alimentos como guisantes, cereales, soja, aves e hígado. Por lo tanto, una deficiencia no es común, a menos de que se trate de un caso de alcoholismo crónico. Sus principales acciones se relacionan con el metabolismo de los hidratos de carbono y de los lípidos, también interviene en la síntesis de la serotonina.
Biotina o vitamina B8
La biotina es fundamental para el crecimiento y el metabolismo celular, incluido el de las proteínas. Se encuentra en gran variedad de alimentos, por lo que prácticamente no hay deficiencia. Las investigaciones han demostrado que la deficiencia de biotina puede causar caída del cabello, un síntoma que se puede solucionar cuando se corrigen los niveles. Por ello, la biotina, que se encuentra en muchos suplementos capilares, puede ser útil.
Aminoácidos
Dado que el 95% del cabello está formado por queratina (una proteína), los aminoácidos que la componen son muy importantes, ya sea por su riqueza dentro de la proteína o porque tienen funciones particulares, permitiendo realizar enlaces en la proteína (formada por cuatro hebras) que contribuyen a su resistencia.
Cistina y metionina
La cistina no es considerada un aminoácido como tal, sino que está formada por dos moléculas de cisteína. Una vez que la cistina es absorbida por el intestino, debe ser escindida en cisteína para que pueda ser utilizada en la síntesis de proteínas que crean el cabello. Dentro de la queratina, la cisteína se encarga de desarrollar puentes entre las hebras. Esta sustancia también es necesaria para la síntesis del glutatión, cuya potente acción antioxidante es reconocida por las investigaciones científicas.
Taurina
Las principales fuentes de taurina son la carne y los moluscos. Su acción se centra sobre el folículo piloso por su acción antioxidante. A día de hoy aún no se ha demostrado su utilidad en los suplementos dietéticos para la belleza del cabello.
Minerales y metaloides
Selenio
El selenio proviene de alimentos como el pescado, los mariscos, los crustáceos, los huevos, los productos lácteos y la carne. Presente en cantidades muy pequeñas en el organismo, es esencial porque ayuda al funcionamiento de muchas enzimas. La deficiencia de selenio es más común en personas vegetarianas y veganas.
Zinc
El zinc está presente en muchos alimentos: legumbres, mariscos, pescados, carnes y cereales integrales. Sus propiedades son fundamentales en la multiplicación de las células y, como tal, para el crecimiento del folículo piloso. Normalmente, una dieta lo suficientemente variada es suficiente para garantizar un suministro adecuado de zinc.
Hierro
Existen distintas formas de hierro, la más utilizable por el organismo es el hierro férrico, que se encuentra principalmente en la carne. Las deficiencias aparecen especialmente en las mujeres con periodos menstruales abundantes o durante el embarazo, y en los vegetarianos.