¿Piel sensible? 5 errores comunes que debes evitar
La piel sensible suele ser frágil y mucho más delicada de tratar que otros tipos de piel: suele estar sujeta a frecuentes irritaciones, rojeces, sequedad y picores, además de reaccionar de forma exagerada a los distintos agentes irritantes con los que entra en contacto, como cosméticos, cremas y jabones. También es más susceptible a la formación prematura de arrugas y al envejecimiento de la piel provocado por la acción de los rayos UV.
La piel del rostro suele ser la que más manifiesta los síntomas típicos de la sensibilidad, ya que es la zona del cuerpo con la epidermis más fina y también la más expuesta: una rutina de belleza incorrecta puede correr el riesgo de empeorar la situación, por lo que es importante conocer los principales errores que hay que evitar al tratar la piel sensible.
4 errores comunes que debes evitar si tienes la piel sensible
Elegir productos al azar
Uno de los errores más comunes y fáciles de evitar cuando se trata de una piel sensible es utilizar productos de belleza que no son adecuados para este tipo de piel. En realidad, conocer tu tipo de piel es el primer paso para darle la atención adecuada y saber cuál es la mejor manera de desmaquillarla, limpiarla, hidratarla y protegerla.
Utilizar en tu rutina de belleza productos que no están específicamente formulados para ser suaves es arriesgado y puede contribuir a agravar la situación de hiperreactividad de la piel. No sólo hay que seleccionar cuidadosamente las cremas, los limpiadores y los tónicos, sino también los productos de maquillaje, los champús y cualquier otro producto que entre en contacto con la piel, como los textiles o las toallas.
Recuerda que debes tomarte un tiempo para darte pequeños mimos, y el mejor momento es hacerlo en la mañana con el fin de preparar la piel para una larga jornada, y en la noche para limpiarla profundamente antes de descansar.
Usar demasiados productos y no probarlos
El uso excesivo de cosméticos, al igual que la incorporación de nuevos productos a la rutina de belleza es una mala idea. De hecho, no es recomendable introducir nuevos cosméticos o trucos que nunca se hayan probado antes sin una fase de prueba, ya que se correría el riesgo de causar irritaciones cutáneas. Lo mejor que puedes hacer es incluir un producto de belleza a la vez, probando cada uno con cuidado para que no genere consecuencias desfavorables para la piel.
La mejor solución es introducir sólo un producto de belleza a la vez, probándolo en una zona muy limitada del cuerpo, tal vez en una zona del cuello o en la parte interior de las muñecas, ambas zonas en cualquier caso reactivas y delicadas, similares a la piel del rostro y, por tanto, una excelente prueba de fuego para evaluar la compatibilidad en el rostro.
Exfoliar la piel con demasiada frecuencia
Exfoliar la piel periódicamente con peelings y exfoliantes de buena calidad es un paso esencial en una buena rutina de belleza y muy útil para desobstruir los poros y eliminar todo rastro de impurezas del rostro. Sin embargo, si tienes la piel sensible, debes prestar mucha atención a este ritual y no exagerar.
Basta con preferir productos con fórmulas naturales, exfoliantes suaves, microesferas o exfoliación enzimática, mejor aún si están enriquecidos con ingredientes calmantes y nutritivos, y someter la piel a este tratamiento no más de una vez a la semana.
No comprobar los ingredientes y posibles alérgenos
Uno de los errores más comunes con respecto a la piel sensible es no mirar con atención las etiquetas de los productos que vas a utilizar: revisarlas cuidadosamente es una práctica que te permite identificar fácilmente todas aquellas sustancias que debes mantener alejadas de la piel de tu rostro, sobre todo si tiende a ser sensible.
Es preferible que los cosméticos no contengan alcohol, parabenos, sulfatos ni fragancias químicas, que podrían provocar reacciones alérgicas y sensibilización. Elegir productos ecológicos y de origen natural es siempre una forma segura de intentar protegerse de posibles irritaciones: la piel sensible merece ser mimada con ingredientes que respeten sus necesidades.