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Estilo de vida

Tengo 30 años pero me siento un niño ¿Por qué?

Sentirse mentalmente como un niño o un adolescente, pero estar en el cuerpo de un adulto, es una sensación extremadamente común, más de lo que podemos y queremos imaginar. Enfrentarse a pequeños y grandes retos cada día nos lleva poco a poco, y de forma totalmente inconsciente, a encontrarnos casi mágicamente en el lugar de aquellos adultos que sólo unos años antes parecían ser los dueños del mundo.

Pero ahora estamos nosotros, con nuestras dudas, incertidumbres, responsabilidades y retos que a veces pueden parecer insuperables. ¿Puede ser un síntoma de algo patológico? Podría ser, pero lo más frecuente es que sea una de las muchas travesuras que conlleva el crecimiento. Y nosotros pensábamos que todo consistía en sacarse el carné de conducir y volver a casa a altas horas de la noche.

Sin embargo, también se puede presentar un fenómeno psicológico llamado regresión, el cual se puede dar sobre todo en los niños, pero también en los adultos, en los que se requiere más atención.

La regresión

La regresión es un fenómeno en la vida cotidiana de la infancia y suele ser causada por frustración, eventos traumáticos y/o estrés. Los niños acostumbran a mostrar cierto comportamiento regresivo para comunicar su angustia. No obstante, afrontar el problema del niño y su necesidad insatisfecha es suficiente para resolver el problema. Pero en los adultos las formas de regresión se pueden presentar a cualquier edad. En dichos casos, también comprende el retiro a una etapa anterior de desarrollo a nivel emocional, conductual y/o social. La causa suele encontrarse en el miedo, una fuerte inseguridad o en graves estados de ira. En esencia, las personas regresan a un punto de desarrollo en el que se sintieron más seguros, cuando el problema que los estresa no existía o cuando un adulto podría haberlos salvado y protegido.

Para los especialistas en el tema, el comportamiento regresivo puede ser complejo o simple, inofensivo o dañino, no solo para la persona sino para quienes lo rodean. Sin embargo, muchos psicólogos, incluido Carl Jung, perciben la regresión de una manera más positiva, argumentando que la inclinación regresiva de una persona no solo es una recaída en el infantilismo, sino un intento de lograr algo importante.

Además de la regresión, también se pueden presentar en las personas otras condiciones patológicas entre las que se destacan las siguientes:

  • Síndrome de Peter Pan: la neotenia psicológica, mejor conocida como síndrome de Peter Pan, es un tipo de comportamiento que se percibe en personas que han alcanzado la edad adulta, pero que no tienen la capacidad de luchar con sus sentimientos y responsabilidades demasiado grandes.
  • Privación emocional: no haber recibido el amor que se hubiera querido y todo el dolor vivido de niño, hace que la persona cambie y con el tiempo deja muchas heridas. Estas “herida” se llama trastorno de privación emocional y fue descubierta por la psiquiatra holandesa Anna A. Terruwe en la década de 1950.
  • Bebés adultos (BA): son personas que, para encontrar un tipo de bienestar y seguridad propio de la infancia, optan por implementar literalmente algunos comportamientos infantiles como: llevar pañal, usar mamelucos, biberones y en ocasiones deciden no hablar. Desde luego, esta es una condición extrema y quizás tenga poco en común con aquellos que simplemente no se sienten a la altura de la vida adulta.

Estas son algunas de las connotaciones más extremas que podrían estar relacionadas con no sentirse como un adulto. Aunque realmente, a veces sentirse inseguro o muy vulnerable, tan solo son sensaciones normales de cada persona.

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Lorena Fernandez

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