Aprende a notar la diferencia entre la intolerancia y la sensibilidad al gluten
Tal vez has sentido que te es imposible digerir alimentos como la pasta, el pan o el quiche sin sufrir un efecto celíaco
18Cada día son más los restaurantes y los productos sin gluten, incluso ya se sabe de muchas celebridades y deportistas que incitan a la alimentación «cero pegamento». ¿Será esto un fenómeno de moda o un verdadero problema para la salud? De cualquier modo, ya sean los verdaderos celíacos o los adictos a una nueva moda nutricional, también hay quienes son «sensibles» al gluten. De hecho, muchos especialistas coinciden en la existencia de la sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC).
Pero ¿Cuál es la diferencia entre la intolerancia al gluten y la sensibilidad?
La intolerancia al gluten, también conocida como enfermedad celíaca, es la reacción anormal del sistema inmunológico al gluten, un grupo de proteínas almacenadas en cereales como el trigo, el centeno, la cebada y la avena. Esto conlleva a una alteración de la membrana intestinal, lo que causa una mala absorción de los nutrientes.
Los síntomas son muchos y variados: dolor abdominal, diarrea, hinchazón, fatiga, anemia, entre otros. Aunque también hay veces en que se presentan problemas neurológicos y articulares. Según encuestas realizadas, aproximadamente el 1% de la población presenta este tipo de complicaciones. En los últimos años, los expertos han visto cada vez más personas con los mismos síntomas, sin embargo, al momento de hacerse las pruebas de la enfermedad celíaca, salen negativas.
De acuerdo con el profesor Bruno Bonaz, gastroenterólogo del Hospital Universitario de Grenoble: «La sensibilidad al gluten es una forma un poco bastarda de la intolerancia al gluten». Pero ¿Esto puede llegar a provocar una intolerancia al gluten? Hasta el momento, no hay evidencia sólida sobre esto. De hecho, se calcula que el 6% de la población esté afectada por la CGMS.
Entonces, ¿Cómo puedo saber si soy sensible al gluten?
Bruno Bonaz explica: «Comenzamos por asegurarnos de que no se trata de una intolerancia al gluten, haciendo análisis de sangre para buscar anticuerpos específicos (IgA antitranglutaminasa), o también se puede llevar a cabo una biopsia del intestino delgado. Si se descarta la patología, puede haber una posibilidad de que se trata de una NCGS. El problema es que no existen biomarcadores específicos para esta enfermedad. La única certeza es que una persona «sensible al gluten» sufre diversos trastornos digestivos rápidamente después de ingerir alimentos que contienen gluten, y que la condición mejora cuando la persona deja de comerlo. La mejoría es muy rápida, ya que la membrana intestinal no se altera como en el caso de la intolerancia».
¿Cómo se debe actuar si crees que estás afectado?
Lo primero y lo más importante es no automedicarse ni llevar a cabo algún tipo de alimentación sin gluten, sin antes haber consultado con algún médico. Bruno Bonaz afirma: «Conozco a muchas personas que excluyeron el gluten de su alimentación porque así se sienten mejor. El problema es que después es más complicado diagnosticar una posible intolerancia. De hecho, los anticuerpos y las lesiones intestinales que caracterizan a esta enfermedad desaparecen cuando se deja de consumir este elemento».
En el caso de las personas intolerantes, lo mejor es seguir una dieta estricta, restrictiva y para nada económica. En cambio, para aquellos con sensibilidad al gluten, hay un cierto grado de tolerancia a este, por lo que es suficiente reduciendo paulatinamente la cantidad de gluten y observar lo que ocurre en términos de confort digestivo. Para algunas personas, basta con suprimir las principales fuentes de gluten: el pan, la pasta y los pasteles. Sin embargo, para otros también será necesario rastrear el gluten oculto en los alimentos procesados. Por lo tanto, la dieta debe adaptarse completamente a cada individuo.
