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Estilo de vida

7 trucos mentales para convertir el ejercicio en un hábito

Si alguna vez has intentado comprometerte con una rutina de ejercicio pero terminas abandonándola, no estás solo, porque incorporar la actividad física en tu día a día puede parecer un desafío abrumador. La buena noticia es que no necesitas revolucionar tu estilo de vida de inmediato ni forzarte a pasar horas en el gimnasio. Con un cambio de perspectiva y algunos trucos mentales inteligentes, puedes hacer que el ejercicio se convierta en un hábito natural y sostenible.

Empieza con entrenamientos cortos

¿Te resulta difícil imaginarte en sesiones de entrenamiento de una hora? Prueba con solo cinco minutos. Puede parecer insignificante, pero ese es el truco. Engaña a tu mente diciéndote que vas a ejercitarte por un tiempo corto, algo tan simple como hacer sentadillas mientras ves televisión o dar una vuelta rápida a la manzana. Una vez que comienzas, muchas veces esos cinco minutos se extienden a diez o quince. Además, consistentemente realizar estas pequeñas sesiones crea el hábito de movimiento, construyendo gradualmente la motivación para hacer más.

Define metas alcanzables

A menudo, las personas comienzan con metas demasiado ambiciosas, como perder 10 kilos en un mes o correr 10 kilómetros sin haber entrenado antes, lo que puede llevar al desánimo cuando no logras los resultados deseados. La idea es pensar a pequeña escala. Por ejemplo, si un contador de pasos te marca 10,000 diarios pero solo alcanzas 6,000, ajusta tu meta a 7,000. Lograr objetivos realistas genera confianza y una sensación de éxito, lo que te motiva a mantener la constancia. Una vez que te sientes seguro, puedes aumentar tu nivel de desafío poco a poco.

Convierte tu decisión en algo consciente

¿Cuántas veces te has saltado el ejercicio sin siquiera pensarlo? Eso sucede porque no tenemos el hábito de reflexionar sobre por qué no lo hacemos. Aquí hay un truco efectivo: coloca tu equipo de entrenamiento en un lugar visible, como el sofá o la puerta de tu habitación. Así, si decides no ejercitarte, al menos tendrás que mover tus cosas, lo cual convierte la decisión en algo deliberado. Este pequeño esfuerzo extra podría ser lo que necesites para que cambies de opinión. Además, usa tus horarios a tu favor, como llevar ropa de entrenamiento al trabajo y ponértela antes de llegar a casa, evitando tentaciones de descansar primero.

Haz la actividad física parte de tu rutina diaria

Si vives en una casa con escaleras, prueba subir y bajar durante 10 minutos. Si paseas a tu perro, alterna entre caminar rápido y un paso relajado para incorporar intervalos. ¿Haciendo tareas como la lavandería? Intenta hacer sentadillas o press de hombros con la ropa antes de empezar. Estas pequeñas inserciones de movimiento integran el ejercicio en tu vida diaria sin que requiera un esfuerzo adicional de planeación.

Foto Freepik

Adopta una actitud flexible

Los contratiempos son inevitables. Quizás estás tarde para tu clase de yoga o tu gimnasio está lleno. Al tener un “Plan B”, evitas dejar que esos obstáculos te derroten. ¿No puedes seguir con tu plan original? Entonces prueba correr, caminar o seguir un video rápido en casa. La flexibilidad es clave para mantener el compromiso. No seas rígido con tus planes; lo importante es moverse de alguna forma, cualquier forma.

Rompe el ciclo del “todo o nada”

El pensamiento de “todo o nada” puede sabotear fácilmente tu progreso. Por ejemplo, pensar que si no puedes ir al gimnasio durante una hora, entonces no vale la pena hacer nada. Esta mentalidad solo pone barreras que te alejan de moverte. En cambio, considera cada día como una serie de elecciones. Tal vez no llegaste al gimnasio, pero sí diste un paseo de 15 minutos. Cada acción cuenta, y al sumar pequeños esfuerzos, estás construyendo resultados duraderos.

Varía tus entrenamientos

Si correr no es lo tuyo, prueba con clases de baile, yoga o andar en bicicleta. Cuando experimentas con diferentes actividades, no solo trabajas distintos grupos musculares, también te diviertes más. Escucha lo que tu cuerpo necesita. Si estás cansado, tal vez un ejercicio de baja intensidad como estiramientos sea lo mejor. Cambiar tu rutina puede incluso renovar tu motivación y ayudarte a descubrir lo que disfrutas.

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Veronica Pereira

Veronica siempre ha tenido una pasión por la escritura desde su infancia; hija del padre de un médico y madre naturópata, siempre ha estado inmersa en remedios naturales; se ha convertido en correctora/editora de libros de medicina y escritora independiente para blogs que tratan sobre medicina en general o sobre prevención en particular.

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