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Sexo y relaciones

9 zonas erógenas donde puedes tocar a una mujer y volverla loca de deseo

¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas caricias y toques son mucho más placenteros que otros para tu pareja? La respuesta se encuentra en las zonas erógenas del cuerpo femenino – esos puntos clave que, cuando se estimulan de la manera adecuada, pueden desencadenar intensos niveles de excitación y placer. Aunque muchos se enfocan únicamente en las zonas más obvias, lo cierto es que el cuerpo de una mujer esconde una miríada de puntos sensibles que, una vez descubiertos, pueden transformar por completo su experiencia íntima.

El cerebro: la zona más importante

Aunque pueda parecer sorprendente, el órgano más importante cuando de intimidad se trata es en realidad nuestro cerebro. Antes de siquiera pensar en tocar el cuerpo físico, es crucial establecer una conexión mental y emocional con nuestra pareja. Esto se logra a través de la comunicación abierta, la construcción de confianza y la creación de un ambiente seguro y cómodo.

Una vez que el cerebro se sienta preparado y dispuesto a conectar íntimamente, recién entonces podemos proceder a estimular las zonas físicas. Según la experta en sexualidad Tameca Harris-Jackson, «Cuando invitamos a alguien a nuestro espacio íntimo, lo primero que hacemos es conectarnos mentalmente, sentirnos cómodos y seguros. Solo entonces recurrimos al tacto».

La vulva: abriendo el camino

Comenzando con las mujeres, Harris-Jackson sugiere iniciar la exploración con la vulva – esa zona carnosa donde crece el vello púbico. Aquí, se recomienda tomar tiempo para acariciar, tocar y besar suavemente los labios externos e internos de la abertura vaginal, antes de proceder al clítoris.

«Es una manera muy sensual de ayudar a que el cuerpo se abra y hacer que la persona sea mucho más receptiva a que el clítoris altamente cargado sea masajeado», explica la experta. De esta forma, se prepara el terreno para una experiencia mucho más placentera y satisfactoria.

El clítoris: el santo grial del placer femenino

Si bien el clítoris puede parecer un pequeño botón, en realidad esconde una estructura compleja debajo de la piel, con aproximadamente 8,000 terminaciones nerviosas sensoriales que afectan a más de 50,000 nervios en todo el cuerpo cuando se estimulan adecuadamente.

De hecho, estudios recientes han demostrado que más del 36% de las mujeres requieren estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo durante el acto sexual, y un 36% adicional reporta que esta estimulación mejora significativamente sus orgasmos. Sólo el 18.4% dijo que la penetración vaginal por sí sola era suficiente.

La clave, según Harris-Jackson, es que durante el coito, la mujer use su mano, los dedos o incluso un vibrador para masajear simultáneamente su clítoris. Esto ayuda a invitar al orgasmo y, además, se recomienda el uso de lubricante debido a la fragilidad de la piel en esta zona.

La vagina: más allá del punto G

Más allá del famoso punto G, la vagina alberga otras zonas erógenas igualmente placenteras. Una de ellas es el fórnix anterior, en la pared anterior de la vagina junto al cuello uterino, conocida como la zona AFE.

Según el científico que la descubrió, el Dr. Chua Chee Ann, si se aplica la presión y el movimiento adecuados en esta zona durante al menos 10 minutos al día, las mujeres pueden lograr orgasmos regulares e intensos, incluso sin necesidad de preliminares.

Además, el hecho de que esta zona estimulada produzca una rápida lubricación vaginal ayuda a que los orgasmos sean aún más potentes. Así que no olvides explorar más allá de los lugares comunes.

Los labios: mucho más que un beso

Aunque parezca sorprendente, el beso no siempre ha sido una práctica común a lo largo de la historia. De hecho, sólo el 46% de las sociedades estudiadas lo practican como gesto romántico, y se cree que en el Paleolítico nadie lo hacía.

Sin embargo, los labios son una zona extremadamente sensible, con 100 veces más sensibilidad que los dedos. Cuando nos besamos, nuestro cerebro libera dopamina y oxitocina, lo que genera una intensa sensación de placer. De hecho, algunos estudios sugieren que los besos pueden incluso desencadenar orgasmos sin necesidad de contacto genital.

Por eso, no dudes en usar tus labios para excitar cualquier otra zona erógena de tu pareja – ¡estarás excitándote a ti mismo en el proceso! Los labios son una puerta de entrada al placer que no debes descuidar.

El cuello: una zona altamente sensual

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Según las investigaciones, el cuello es la segunda zona erógena preferida por las mujeres, justo después del clítoris, la vagina y los labios. Y es que esta área está repleta de terminaciones nerviosas sensibles, incluyendo el nervio vago, que se extiende a lo largo de todo el cuello.

Las mujeres suelen experimentar mucho placer tanto al recibir como al dar estimulación en esta zona. Responden gratamente a caricias suaves con las manos, como retirar el cabello para exponer la piel, así como a los besos y el contacto de la boca y la lengua.

Algunos incluso disfrutan de los famosos «chupetones», que pueden generar una excitación adicional. Así que no dudes en explorar esta sensual área con toda tu creatividad.

Foto Freepik

El vientre y el ombligo: el centro energético

Muchas mujeres sienten una excitación especial en la zona del vientre, sobre todo en la parte más cercana al pubis. Incluso se cree que el ombligo y los genitales provienen de un tejido común, por lo que las caricias en esta zona pueden provocar cosquilleos en la zona erógena por excelencia.

Acariciando suavemente desde la cintura hacia el ombligo, irradiando calor a todo el cuerpo, puedes excitar poco a poco a tu pareja. Algunos investigadores incluso sugieren que el ombligo, al ser el centro de la energía corporal, puede ser estimulado para lograr estados de relajación y bienestar.

Así que no olvides prestarle atención a esta zona, combinando las caricias con una respiración apropiada y quizás algún que otro beso.

El cuero cabelludo: un relajante deleite

Los masajes en el cabello y el cuero cabelludo suelen ser siempre una experiencia placentera. Si a los simples movimientos de las yemas de los dedos le añades un toque de picardía, recorriendo desde el cuello hasta la barbilla, estarás activando múltiples zonas erógenas a la vez.

Ejerciendo una presión suave sobre el centro de las sienes y haciendo relajantes círculos en el cráneo, no sólo liberarás tensiones, sino que también ayudarás a tu pareja a entrar en un estado de completo relax. Acompañar estos movimientos con una respiración apropiada y algún que otro beso, puede ser toda una revelación sensorial.

Los pezones: una vía directa al orgasmo

Sorprendentemente, algunos estudios han demostrado que la estimulación de los pezones puede activar la misma región del cerebro que la estimulación del clítoris, la vagina y el cuello uterino. Esto significa que los cerebros de las mujeres procesan la estimulación del pezón y la genital de la misma manera.

Esto explica por qué algunas mujeres pueden incluso alcanzar el orgasmo a través de la excitación de sus pechos. Así que, con suavidad y encontrando el punto exacto de placer al apretar, lamer, acariciar o morder los pezones, puedes llevar a tu pareja a la cima del éxtasis.

No todos somos iguales

Es importante tener en cuenta que, aunque parezca que hay zonas erógenas universales, no todos los seres humanos reaccionan de la misma manera ante los estímulos. Mientras que para la mayoría el roce suave de una tela o la lengua de un amante puede ser placentero, para algunas personas con alodinia táctil puede resultar molesto.

La alodinia es la percepción anormal del dolor, por lo que estas personas experimentan sensaciones desagradables ante estímulos que la mayoría considera normales. Por eso, es crucial comunicarse con tu pareja, entender sus preferencias y respetar sus límites. Así podrás convertirte en un verdadero experto en el arte de tocar y complacer a una mujer.

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Dany Levito

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