Estos 7 síntomas podrían aumentar el riesgo de desarrollar demencia

La demencia afecta a millones de personas en todo el mundo, transformando tanto la vida de los pacientes como la de sus familias. Si bien el envejecimiento es el principal factor de riesgo, estudios recientes han detectado que ciertos síntomas y condiciones específicas pueden estar estrechamente vinculados al desarrollo de este trastorno. Reconocer estos signos puede ser clave para recibir atención y tratamiento oportunos.
Cambios en la memoria
Olvidar información que antes era fácil de recordar puede parecer normal, pero cuando los lapsos de memoria interfieren con la vida cotidiana, podría señalar algo más serio. Los problemas para recordar eventos recientes, dificultad para encontrar palabras específicas, o repetir preguntas con frecuencia, son indicadores a tener en cuenta.
Aunque estos lapsos no siempre significan demencia, podrían representar un signo temprano. Hablar con un médico y realizar pruebas cognitivas puede ayudar a evaluar el alcance del problema.
Problemas en el lenguaje y la comunicación
Dificultades para hablar o entender a otros también están relacionadas con trastornos de la función cognitiva. Esto incluye olvido de palabras comunes, confundir nombres de objetos cotidianos, o perder la habilidad de seguir conversaciones complejas. Estos cambios suelen ser sutiles al principio, pero a medida que progresan, afectan la capacidad de relacionarse con los demás.
Además, las personas con demencia temprana a veces experimentan problemas con la escritura o lectura, lo que refleja un deterioro en áreas específicas del cerebro encargadas del procesamiento del idioma.
Dificultades para concentrarse y planificar
La pérdida de habilidad para organizar tareas diarias simples o planificar actividades indica posibles cambios en la función ejecutiva del cerebro. Algo tan rutinario como preparar una comida o pagar facturas a tiempo puede volverse confuso y abrumador para quienes padecen deterioro cognitivo.
Estos síntomas suelen ser confundidos con estrés o fatiga, pero si son persistentes y empeoran con el tiempo, podrían estar relacionados con un trastorno neurodegenerativo.
Cambios en el comportamiento y la personalidad
Alteraciones en el comportamiento son señales comunes en las primeras etapas de demencia. Las personas pueden volverse más irritables, deprimidas o incluso mostrar reacciones emocionales inapropiadas. Algunas pueden perder iniciativa para participar en actividades que antes disfrutaban.
En otros casos, surgen actitudes impulsivas, suspicacia excesiva o comportamientos repetitivos. Estos cambios no deben ser ignorados, pues reflejan alteraciones en las áreas del cerebro relacionadas con el control emocional y la percepción.

Alteraciones en el sueño
Los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea obstructiva del sueño, están estrechamente relacionados con un mayor riesgo de deterioro cognitivo. La falta de sueño interrumpe procesos esenciales de regeneración cerebral que ocurren durante la noche.
Además, las personas con demencia a menudo presentan desorientación nocturna, conocida como “síndrome del ocaso”, donde se sienten más confundidas y ansiosas al caer la noche. Buscar ayuda especializada para problemas de sueño puede ser un paso importante para disminuir el riesgo.
Problemas visuales y espaciales
Aunque podría parecer poco relacionado, tener dificultades para reconocer caras, interpretar señales visuales o juzgar distancias puede ser un signo temprano de demencia. Estas anomalías no se deben a problemas comunes de la vista, como cataratas, sino a cambios en el cerebro que afectan el procesamiento visual.
Por ejemplo, una persona puede tener problemas para conducir, calcular la cantidad de espacio necesario para maniobras simples o seguir direcciones detalladas.
Factores emocionales y menopausia
En mujeres, investigaciones recientes han vinculado la severidad de los síntomas menopáusicos) como la depresión, ansiedad y dificultades para dormir con un posible aumento en el riesgo de demencia. Aunque aún no se ha establecido una relación directa, estos síntomas reflejan cambios hormonales y emocionales que afectan la salud cerebral.
Hablar con un médico sobre estos cambios y considerar tratamientos hormonales, si son apropiados, podría ofrecer protección en algunos casos. La clave está en monitorear** los efectos a largo plazo y ajustarlos según sea necesario.
Prevención y cuidado temprano
Aunque estos problemas son preocupantes, existen formas de reducir el riesgo de demencia. Mantenerse físicamente activo, llevar una dieta equilibrada y estimular la mente con lecturas o actividades desafiantes son prácticas vitales.
Además, controlar condiciones de salud como la hipertensión, diabetes y colesterol alto puede marcar una diferencia crucial. Los hábitos como no fumar y limitar el consumo de alcohol también son esenciales para preservar la función cerebral.