Este fármaco común en mujeres mayores aumenta los efectos del Alzheimer
Este descubrimiento arroja luz sobre la conexión entre el equilibrio hormonal y la salud cerebral, especialmente en mujeres posmenopáusicas.

Los avances en la investigación sobre el Alzheimer han llevado a descubrimientos significativos sobre cómo ciertos tratamientos médicos pueden influir en el progreso de esta enfermedad devastadora. Uno de estos hallazgos recientes señala el uso de terapias de reemplazo hormonal (TRH), un tratamiento común para mitigar los síntomas de la menopausia, como un posible factor que acelera los efectos negativos del Alzheimer en mujeres mayores.
¿Qué revelan los estudios recientes?
Investigaciones recientes realizadas por Mass General Brigham han identificado una correlación preocupante: mujeres mayores de 70 años que usaron terapia de reemplazo hormonal mostraron una acumulación más rápida de tau, una proteína vinculada directamente con el deterioro cognitivo en el Alzheimer. Este proceso de acumulación suele afectar áreas del cerebro relacionadas con la memoria y el reconocimiento, lo que agrava los síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa.
Sin embargo, hay un aspecto intrigante en este hallazgo. En mujeres menores de 70 años, el uso de la TRH se asoció con una protección contra la acumulación de tau en regiones clave del cerebro, lo que sugiere que la edad juega un papel crucial en la interacción entre las hormonas y la salud cerebral.
¿Por qué afecta más a las mujeres?
El Alzheimer afecta al doble de mujeres que hombres, y aunque la longevidad femenina podría ser un factor, también se sospecha que la disminución de estrógeno durante la menopausia desempeña un papel clave. Esta hormona se considera vital para la función cognitiva, y su reducción puede dejar al cerebro más vulnerable a las proteínas dañinas como el tau y el beta-amiloide.
Es importante señalar que, aunque la terapia de reemplazo hormonal podría contrarrestar el déficit de estrógeno, si se inicia tardíamente, podría tener efectos adversos. Los investigadores señalan que el momento de inicio de la terapia es crítico, y retrasar su uso más de 10 años después de la menopausia podría incrementar significativamente los riesgos.
Tau y beta-amiloide: las proteínas detrás del Alzheimer
El Alzheimer no tiene una única causa, pero dos proteínas juegan un rol predominante en su progresión: tau y beta-amiloide. Mientras que la acumulación de beta-amiloide forma placas que interrumpen las conexiones entre neuronas, los enredos de tau contribuyen al daño interno de las células cerebrales.
Los estudios han demostrado que las mujeres que utilizaron la terapia hormonal tenían niveles más altos de estas proteínas perjudiciales en comparación con aquellas que nunca la usaron. Además, los análisis con PET mostraron cómo las áreas responsables de la memoria en el cerebro de las usuarias de TRH acumulaban tau más rápidamente, empeorando el deterioro cognitivo.

¿Qué otros factores incrementan el riesgo?
El Alzheimer no solo está influenciado por tratamientos médicos. Factores como la edad, la genética, un estilo de vida poco saludable y condiciones médicas previas también desempeñan un papel importante. Sin embargo, el uso de la TRH en un momento inapropiado podría actuar como un desencadenante adicional, especialmente en mujeres que ya están en una edad de riesgo.
Los expertos destacan que no todas las mujeres deben evitar la TRH. En mujeres menores de 60 años o que comenzaron el tratamiento antes de que pasaran 10 años desde su menopausia, no se observó un aumento de tau ni de deterioro cognitivo significativo. Esto resalta la importancia de personalizar los tratamientos según cada caso.
¿Cómo diagnosticar y tratar el Alzheimer?
Aunque el Alzheimer aún no tiene cura, ciertos medicamentos pueden ralentizar su progreso. Los tratamientos actuales se basan en dos enfoques principales:
Terapias sintomáticas: incluyen medicamentos como los inhibidores de la colinesterasa, que mejoran la memoria al preservar la actividad de la acetilcolina, un neurotransmisor clave para el aprendizaje y la cognición.
Terapias dirigidas a las proteínas: medicamentos más recientes, como los tratamientos anti-amiloide, están diseñados para eliminar las proteínas dañinas antes de que causen daños irreversibles. Sin embargo, estos tratamientos pueden tener efectos secundarios severos, como inflamación cerebral.
El diagnóstico suele incluir evaluaciones cognitivas, imágenes cerebrales y análisis de biomarcadores como el tau y el beta-amiloide. Todo esto permite identificar la enfermedad en etapas tempranas y ofrecer terapias más efectivas cuanto antes.
Prevención: hábitos saludables para proteger el cerebro
Aunque no todos los factores de riesgo del Alzheimer son controlables, adoptar un estilo de vida saludable puede marcar la diferencia. Investigaciones han demostrado que ciertos hábitos pueden reducir el riesgo de desarrollar demencia:
- Mantener una alimentación equilibrada.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Dormir adecuadamente.
- Evitar el tabaco y el alcohol en exceso.
- Estimular la mente con actividades como la lectura, juegos, o aprender algo nuevo.
- Socializar con amigos y familiares.
Estos cambios no solo benefician al cerebro, sino que también mejoran la salud en general.