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Este es el tiempo perfecto de cocción del huevo cocido según la ciencia

Cuando se trata de cocinar huevos, todos tienen su método favorito. Sin embargo, ¿cuál es el tiempo perfecto para obtener un huevo cocido ideal? La ciencia ofrece una respuesta respaldada por investigación que asegura una cocción uniforme, un sabor delicioso y una textura perfecta.

El objetivo principal al cocinar un huevo cocido es equilibrar la textura de la yema y la clara. Aunque puede parecer algo sencillo, el proceso es más complejo de lo que aparenta. La clave está en entender cómo reaccionan las proteínas de ambos componentes a diferentes temperaturas.

La química detrás del huevo cocido

La cocción de un huevo implica el proceso de desnaturalización de las proteínas presentes en la clara (albúmina) y la yema. La clara comienza a coagularse a temperaturas cercanas a los 85 °C, mientras que la yema alcanza una textura cremosa perfecta alrededor de los 67 °C. Por esta razón, encontrar un método que logre un balance entre ambos es esencial.

Cuando los huevos se hierven a una temperatura constante de 100 °C, es común que la clara se vuelva gomosa y la yema quede demasiado seca. Por otro lado, métodos como el sous vide, que cocinan el huevo a temperaturas más bajas (generalmente 65 °C), logran una yema impecable, pero pueden dejar la clara poco hecha.

El secreto: el método de cocción periódica

Investigadores han desarrollado una técnica llamada cocción periódica que combina lo mejor de los métodos tradicionales y modernos. Este enfoque se basa en alternar el huevo entre agua hirviendo a 100 °C y un baño de agua más fría, entre 30 °C y 40 °C. Este proceso se repite varias veces para lograr una cocción uniforme tanto en la clara como en la yema.

El procedimiento es sencillo pero requiere precisión:

  1. Lleva una olla con agua a ebullición (100 °C) y prepara un recipiente con agua fría (30-40 °C).
  2. Introduce los huevos en el agua hirviendo durante dos minutos.
  3. Retira los huevos y colócalos en el agua fría durante otros dos minutos.
  4. Repite este proceso durante un total de 32 minutos.
  5. Finalmente, coloca los huevos en agua helada para detener la cocción.

Este método asegura que la clara quede firme pero no gomosa, y la yema tenga una textura cremosa y homogénea.

Foto Freepik

Beneficios de este método innovador

Además de alcanzar una cocción óptima, el método de cocción periódica tiene otros beneficios importantes. Por ejemplo, este proceso ayuda a preservar los micronutrientes del huevo, como los polifenoles, que pueden deteriorarse a temperaturas extremas o tiempos prolongados de cocción.

A nivel gastronómico, este método crea un equilibrio perfecto en la textura. La clara resulta similar a aquella de un huevo escalfado, mientras que la yema adquiere una consistencia comparable a la lograda en el sous vide. Esto hace que el huevo sea perfecto no solo para comer solo, sino también como parte de ensaladas, guarniciones o cualquier plato donde un huevo cocido sea protagonista.

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Comparación con métodos tradicionales

El método tradicional de hervir los huevos durante 10-12 minutos a 100 °C es rápido y eficiente, pero puede sacrificar la textura. Las claras suelen volverse gomosas y el exceso de cocción puede provocar la formación de un tono gris verdoso en la yema, un signo de reacción química entre el hierro y el azufre del huevo.

En cambio, el método sous vide permite un control superior de la temperatura, pero requiere equipamiento especial, como una máquina de inmersión térmica, lo que lo hace menos accesible para muchas personas. Por su parte, la cocción periódica solo precisa agua caliente, agua fría y un cronómetro para alternar los pasos.

Consejos para obtener siempre buenos resultados

Aunque el método de cocción periódica ofrece resultados sobresalientes, hay ciertos detalles a tener en cuenta para maximizar su efectividad:

Usa huevos frescos: la frescura afecta la textura y la forma en que la clara se adhiere a la yema.

Ajusta el tiempo según el tamaño del huevo: para los huevos más grandes, puede ser necesario aumentar ligeramente los minutos totales de cocción.

Utiliza agua salada al hervir: esto facilita pelar la cáscara tras la cocción.

Estos pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia en el resultado final.

Cocinar un huevo no es solo cuestión de tiempo o temperatura, sino de entender cómo interactúan los elementos internos del huevo con el calor. Con el método adecuado, es posible disfrutar de un huevo cocido que no solo satisface al paladar, sino que también impresiona por su calidad técnica. La próxima vez que decidas preparar huevos, ¿por qué no intentarlo y experimentar los resultados por ti mismo?

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Dany Levito

Daniela, una apasionada de la lectura y la tecnología, nació en una vibrante ciudad en América Latina. Desde muy temprana edad, mostró un gran interés por los libros y la curiosidad por explorar el mundo de la tecnología.

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