Si su aceite de oliva tiene este aspecto, no lo utilice

El aceite de oliva se ha ganado su lugar en las cocinas de todo el mundo. Ofrece sabor, aroma y beneficios para la salud. Sin embargo, muchos desconocen que el aceite de oliva puede estropearse y dejar de ser seguro para el consumo. Una simple botella olvidada en la alacena puede poner en riesgo el bienestar de quienes la usan sin verificar su estado.
Cómo identificar si el aceite de oliva está en mal estado
Para proteger la salud, es clave reconocer rápidamente cuándo un aceite de oliva ya no debe usarse. El primer indicio suele aparecer en el color. El aceite de oliva virgen extra de calidad muestra tonos que varían del** verde intenso** al dorado luminoso. Si el color cambia a un tono ámbar oscuro, rojizo o muy apagado, el aceite ha perdido sus propiedades. Este cambio no es solo estético; indica oxidación y degradación.
El envase también influye, y mucho. Las botellas transparentes permiten el paso de la luz, lo que acelera el deterioro. Un aceite guardado a la luz directa o cerca de fuentes de calor sufrirá cambios de color antes de lo esperado.
El olfato, mejor aliado contra el aceite rancio
Después de examinar el aspecto, el sentido del olfato ofrece la señal más clara de alarma. Un aceite fresco huele a fruta verde, hierba o incluso tomatera. Cuando el aceite huele a barniz, pintura, nuez rancia o cera vieja, ya está rancio. El olor desagradable se vuelve notorio y puede recordar a lápiz, humedad o moho.
El sabor confirma la sospecha. Un aceite estropeado deja en la boca un gusto amargo, agrio o punzante, imposible de disimular incluso en ensaladas. Aunque pueda no parecer dañino, este sabor rancio señala la presencia de compuestos nada recomendables.
Riesgos que implica consumir aceite rancio
Usar aceite de oliva en mal estado es una mala decisión, no solo por cuestión de gusto. Los aceites oxidados pueden causar malestar estomacal, vómitos y diarrea. Estudios recientes sugieren que el consumo continuado de aceites enranciados aumenta el riesgo de problemas en el hígado y afecta la salud cardiovascular. Todas esas grasas saludables tan valoradas dejan de estar presentes cuando el aceite pierde frescura.
Además, el aceite añejo pierde su aporte de compuestos antioxidantes, como los polifenoles y la vitamina E. Estos elementos, responsables de parte de los beneficios del aceite virgen extra, desaparecen tras la oxidación.

¿Cómo evitar que el aceite de oliva se eche a perder?
La buena conservación mantiene el aceite en óptimas condiciones durante meses. Lo mejor es guardarlo en un recipiente opaco y bien cerrado, alejado de la luz y de fuentes de calor. Los armarios y despensas frescas son perfectos. Cuando se expone al aire, el proceso de oxidación se acelera. Por eso conviene usar botellas de menor tamaño para que el tiempo de uso tras abrirlas sea más corto.
Revisar la fecha de consumo preferente escrita en el envase ayuda, pero es solo un punto de referencia. Un aceite puede estropearse antes si estuvo mal almacenado. Al comprar, asegúrese de que la botella esté bien sellada y no presente restos en el cuello.
¿Durante cuánto tiempo es seguro usar el aceite?
El aceite de oliva mantiene su calidad entre 12 y 18 meses desde la extracción. Pasado ese lapso, los cambios químicos pueden avanzar, sobre todo si se abrió el envase y no se consumió pronto. Una vez abierto, lo mejor es consumirlo en menos de un año, pero si el aroma o el color cambian antes, hay que descartarlo sin pensarlo dos veces. La tentación de mezclar aceite fresco con aceite ya rancio no soluciona nada. Los compuestos que aceleran el enranciamiento se propagan y arruinan todo el lote nuevo.
No se puede “des-ranciar” el aceite de oliva. Los métodos caseros, como añadir pan o arroz para depurar, no funcionan. Un aceite estropeado no recupera jamás sus características originales y seguir usándolo supone un riesgo.
Errores comunes al guardar el aceite en la cocina
Muchas personas colocan la botella al lado de la estufa o junto a la ventana. Estos dos hábitos son grandes enemigos del aceite. El calor y la luz aceleran la descomposición. También es frecuente mantener la botella destapada para hacer un uso ágil mientras se cocina. Esto solo permite que el aire y la humedad interactúen con el aceite, acelerando la oxidación.
Otra práctica arriesgada consiste en reutilizar botellas transparentes o envases de plástico para guardar el aceite a granel. El plástico puede conservar olores y facilitar la entrada de aire. Los recipientes oscuros y de vidrio son los más seguros para una buena conservación.
Por qué prestar atención a los detalles marca la diferencia
La calidad del aceite de oliva merece el mismo cuidado que se da a los alimentos frescos. Un envase bien cerrado, lejos del sol y del calor, es más que suficiente para prolongar la vida útil del aceite. La revisión periódica garantiza que no se consuma un producto que, aunque aparentemente intacto, ya perdió sus virtudes y puede causar problemas.
El sabor, el aroma y el color son pistas claras y fáciles de seguir. Una diferencia pequeña en cualquiera de estos sentidos debe encender la señal de alerta. El autocuidado en la cocina empieza también por identificar el mal estado del aceite; un pequeño gesto protege la salud y mantiene la calidad de todas las recetas.
Consumir siempre el mejor aceite es apostar por el sabor y el bienestar en la mesa, cada día.