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Salud

5 plantas para limpiar su hígado

Esencial para el buen funcionamiento del cuerpo, el hígado tiene varias funciones vitales de purificación, síntesis y almacenamiento. Elimina los desechos internos producidos naturalmente por el cuerpo y los externos, por ejemplo, los relacionados con los alimentos. Pero puede estar expuesto a riesgos de inflamación. Para prevenir estos riesgos o tratarlos, las plantas pueden ser una solución.

El cardo mariano limpia el hígado

El cardo mariano (Silybum marianum) lleva el nombre de la Virgen María. La historia cuenta que al alimentar a su hijo Jesús en un viaje entre Egipto y Palestina, María había dejado caer unas gotas de leche materna en un arbusto de cardos. Es a partir de estas gotas que vendrían las venas blancas de las hojas de la planta.

En su fruta, el cardo mariano contiene silimarina, su ingrediente activo, conocido por sus efectos protectores en el hígado. Promueve su metabolismo celular mientras lo previene y lo protege del daño causado por toxinas naturales o sintéticas.

La Comisión E 1 y la OMS reconocen el uso de silimarina para tratar la intoxicación hepática (uso de 70% de extracto estandarizado o 80% de silimarina) y su eficacia contra enfermedades hepáticas como la hepatitis o la cirrosis, además del tratamiento médico convencional. En uso diario, ralentiza el desarrollo de la cirrosis.

Algunas personas pueden tener una reacción al cardo mariano, si son alérgicas a plantas como la margarita, la estrella, la manzanilla, etc.

Para trastornos del hígado, se recomienda tomar un extracto estandarizado de cardo mariano (70% a 80% de silimarina) a una dosis de 140 mg a 210 mg, 3 veces al día.

Rábano negro limpia el hígado

El rábano negro (Raphanus sativus var., Níger) tiene virtudes reconocidas especialmente para personas propensas a trastornos digestivos o hepáticos.

Para limpiar el hígado, generalmente se usa el jugo de rábano negro o su polvo en cápsula. La Comisión E 1 aprobó sus virtudes porque el rábano negro estimula la acción de la bilis en su lucha contra los desechos gracias a sus propiedades coleréticas (= favorece la secreción de la bilis) y los colagogos (= facilita la evacuación de la bilis al intestino).

Para permitir que el hígado recupere su salud y reanude su funcionamiento normal, se recomienda el consumo de esta planta después de las vacaciones: momentos en que la forma de alimentación tiende a cambiar y donde el consumo de carbohidratos, lípidos y alcohol es más alto. El rábano negro está contraindicado en caso de obstrucción de los conductos biliares. Para las personas que son más sensibles al jugo de rábano negro (acidez estomacal, ardor de estómago), es mejor recurrir a otro tratamiento natural o acompañarlo con aceite vegetal.

En uso interno, se recomienda tomar una cucharada de jugo de rábano negro de 2 a 6 veces al día. En un día, no exceda de 100 ml de jugo de rábano negro.

La alcachofa estimula el hígado

En la cocina, las hojas del brote de la flor de la alcachofa son unánimes. En la salud, uno debería estar más interesado en las hojas del tallo de esta planta. Desde la antigüedad, la alcachofa (Cynara scolymus) ha sido conocida por sus propiedades favorables para la digestión y la estimulación de la secreción biliar.

La investigación llevada a cabo en esta planta a principios del siglo XX resultó en el aislamiento de cierto compuesto, la cinarina que tiene la distinción de tener una acción colerética (= promueve la secreción de la bilis). La cinarina es eficaz cuando el hígado es lento, lo que dificulta aún más la digestión de la grasa. Sintetizada, esta sustancia se utilizó hasta finales del siglo XX para estimular el hígado.

Al promover la secreción biliar, la alcachofa facilita la digestión y previene o trata los trastornos digestivos. La bilis actúa sobre la peristalsis intestinal (= movimientos intestinales que conducen a la defecación).

Según dos estudios realizados a largo plazo, el resultado es una eficacia probable de la alcachofa para el tratamiento de trastornos dispépticos (= trastornos digestivos funcionales). El uso de hojas de alcachofa está reconocido por la Comisión E 3 con el fin de tratar la dispepsia y para aliviar los trastornos digestivos (calambres intestinales, pérdida de apetito, etc.). Finalmente, la hoja de alcachofa reduce el colesterol, un beneficio adicional significativo.

Se recomienda tomar 2 g de hojas secas 3 veces al día para tratar trastornos dispépticos.

Diente de león, una buena cura para el hígado

El diente de león (Taraxacum officinale), apodado «diente de león» por la forma de sus hojas, es una planta universal, presente en casi todas las regiones del mundo. Es la raíz de diente de león la que actuará sobre el hígado, mientras que sus hojas tendrán un impacto en los riñones. El uso del diente de león se reconoce en combinación con otras plantas que tienen las mismas propiedades protectoras para el hígado y la vesícula biliar, como el cardo mariano o el rábano negro.

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Un gran «limpiador corporal», el diente de león se usa contra los trastornos del hígado o la vesícula biliar. Tiene múltiples propiedades: colerético (= promueve la secreción de bilis), colagogo (= permite que la bilis se evacúe fácilmente al intestino), eupéptico (= excitación de la función digestiva, mejora de la digestión), diurético (= promueve la micción y por lo tanto la eliminación de toxinas), depurativo (= purifica la sangre de toxinas malas). El diente de león elimina las toxinas del cuerpo a través de la activación de la secreción biliar y la estimulación del hígado. También elimina la vesícula biliar y los cálculos renales.

Las hojas de diente de león son reconocidas por la Comisión E 1 por sus beneficios en las funciones biliares del cuerpo. Según la ESCOP 2, la raíz de diente de león estimula la bilis y las funciones hepáticas y trata los trastornos digestivos que no son importantes.

Es recomendable hacer una cura de diente de león tan pronto como llegue una nueva temporada y en caso de consumo excesivo de alimentos:

  • Como bebida, ponga a hervir 150 ml de agua, donde se deja macerar la misma cantidad de hojas secas durante 5 a 10 minutos. Tomar hasta 3 veces al día.
  • También es posible usar la raíz seca del diente de león por una cantidad que oscila entre 3 y 5 g en 1 taza de agua hirviendo que se deja durante 5 a 10 minutos, para que se tome hasta 3 veces al día.

Boldo, una planta conocida para el hígado

Compuesto en parte por alcaloides (= sustancias de origen vegetal), principalmente boldina, el boldo «Peumus Boldus» es un arbusto que proviene de Chile. Colagogo y colerético, el boldo estimula la secreción de bilis facilitando su evacuación al intestino; Se mejora así el tránsito intestinal.

El boldo se encuentra entre las 20 mejores plantas recomendadas según los herbolarios, naturópatas y otros curanderos tradicionales 1. En 1996, EFCOPS 2 aboga por el uso de hojas de boldo en caso de trastornos de hepatitis menores.

 

 

El boldo es eficaz contra las enfermedades del hígado y la vesícula biliar. Al igual que el rábano negro o el diente de león, se recomienda el consumo de Boldo como resultado del exceso de alimentos para optimizar la digestión del cuerpo.

Remedio natural: hervir 150 ml de agua. Deje infundir 1 g de hojas secas de boldo (en agua hirviendo, fuera del calor) durante 5 a 10 minutos. Puedes tomar esta preparación hasta 3 veces al día.

Importante: para tratar las enfermedades del hígado, es importante tener un seguimiento médico y hacer un diagnóstico de sus trastornos antes de comenzar cualquier tratamiento terapéutico convencional o natural.

El boldo está contraindicado en caso de obstrucción de los conductos biliares o embarazo.

 

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Angie Bravo

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