Desayuno: los 7 errores que no debes cometer
¿Prefieres los alimentos dulces o salados? ¿Desayunas con frutas? ¿Eres de los que beben café en el desayuno o solo tomas jugo? Estos son algunas preguntas importantes al momento de determinar cuántos errores cometemos durante el desayuno.
Prácticas como saltarse el desayuno o no desayunar bien tienen un efecto sobre el aumento de peso, esto ha sido confirmado por numerosos estudios científicos en los últimos años, por lo que es momento de aprender a reconocer las ventajas de un buen desayuno. Comencemos:
Eliminar por completo los alimentos dulces.
Muchas personas tienen la creencia errónea de que para perder peso es necesario eliminar los dulces o todos los tipos de azúcares, pero en realidad hay tipos de azúcares que no afectan a la dieta y pueden ser beneficiosas para la salud. Este tipo de azúcares presentes en la mayoría de frutas, ofrecen al cuerpo la oportunidad de empezar el día con la carga adecuada de energía y aumenta la producción de serotonina, sustancia que tiene un efecto calmante y antiestrés.
No consumir grasas.
Un desayuno sin grasas hace que la sensación de saciedad solo dure unas pocas horas siendo optimistas. Por este motivo siempre se recomienda reemplazar alimentos como el yogurt sin grasas, por uno que tenga un 2% de ellas o agregar algunas nueces para obtener los beneficios de las grasas buenas.
Exagerar con el consumo de “superalimentos”.
Alimentos reconocidos por todos como el jengibre, los frutos secos y los frutos rojos son buenos para la salud, pero no tienen efectos adelgazantes si se consumen en exceso. Según estudios, cerca del 62% de los españoles cree que el exceso de estos alimentos puede hacernos bajar de peso, por lo que te recomendamos moderar la forma en la que te alimentas.
Desayunar demasiado tarde.
Mientras más tiempo nos tardemos en desayunar, más hambrientos estaremos y será más difícil sentirse satisfecho después de comer. Si el desayuno ya está cerca del almuerzo, la idea de ganar energías con el desayuno ya no tendrá ningún sentido, por lo que mejor es directamente pasar a la comida principal.
Elige un desayuno rico en proteínas.
Se ha demostrado que un desayuno rico en proteínas ayuda a perder peso, de hecho, la primera comida del día debería contener todos los nutrientes posibles. Pero, si se suele desayunar alimentos embutidos, huevos o legumbres, se corre el riesgo de aumentar demasiado la ingesta de grasas saturadas y subir de peso.
Limón y agua caliente en ayunas.
Es una creencia errónea que muchos tienen, pero ya se ha comprobado científicamente el limón con agua caliente no hace perder peso. De hecho, para hidratarse y permitir que todos los órganos vuelvan a entrar en funcionamiento, es mejor consumir leche, café, té y zumos recién exprimidos.
Eliminar el consumo de leche.
La creencia popular que ha demonizado a la leche de vaca en los últimos años ha hecho que se considere a este alimento como nocivo para la salud, pero lo cierto es que la leche de vaca tiene grandes beneficios y ayuda a rehidratarse tras las horas de sueño. La leche contiene agua, vitaminas, proteínas, grasas, sales minerales y azúcares, y solo se debe evitar si se es intolerante a su consumo.
Desayunar únicamente frutas.
Es una creencia falsa muy practicada actualmente, pero lo cierto es que muchas frutas contienen azúcares simples que el cuerpo asimila rápidamente, por lo que en cuestión de unas horas es común volver a tener hambre. La mejor opción es agregar alimentos que tengan hidratos de carbono complejos, como cereales, pan o galletas integrales.
Beber solo café.
La mayoría de personas creen que con un poco de café en la mañana basta para considerar que ha desayunado, y que esto les ayuda a perder peso. Pero, lo cierto es que la falta de desayuno hace que se llegue con mucha más hambre a al almuerzo y se consuman muchos más alimentos de los esperados.