Estas son las consecuencias de dormir con la televisión encendida
Dormir con la televisión encendida puede parecer un hábito relajante, pero tiene consecuencias negativas para nuestra salud y calidad del sueño.
Dormir es una parte fundamental de nuestra vida, ya que nos permite descansar y recuperarnos para enfrentar un nuevo día. Sin embargo, la calidad del sueño puede verse afectada por diversos factores, como el ruido, la luz y la temperatura del entorno en el que dormimos. Un hábito común que puede interferir en nuestro descanso es dormir con la televisión encendida. Aunque algunas personas encuentran este hábito relajante, existen consecuencias negativas para la salud que debemos tener en cuenta.
Se trata de un estudio realizado por la Universidad de Salzburgo, en el cual se explica mediante un análisis que dormir con la televisión encendida es malo para la salud mental y no nos permite descansar bien, manteniendo nuestro cerebro en vilo y haciendo lo posible por recibir información del medio ante los constantes estímulos que muestra la pantalla. El equipo de investigadores llegó a esta conclusión después de analizar la muestra de 17 adultos voluntarios.
Gracias a las pruebas realizadas en los voluntarios, el estudio demostró que, mientras dormimos, nuestro cerebro sigue teniendo la capacidad de analizar e interpretar el entorno que nos rodea, por lo tanto, pese a que estamos “descansando”, este órgano se encuentra en un estado de vigilancia de los estímulos externos y, al tratar de interpretar lo que sucede en la televisión, entra en una situación conflictiva, ya que tiene que elegir si proteger el estado de sueño o despertar. Pero el asunto va mucho más allá.
Los resultados fueron publicados en el Journal of Neuroscience y entregó toda la información recolectada de los 17 individuos analizados durante su fase de sueño, comparando la respuesta de sus cerebros a las voces de familiares y desconocidos.
Al momento de comparar con estos últimos, sus cerebros presentaban un mayor número de estímulos por parte de los llamados complejos K, un tipo de ondas cerebrales que provocan alteraciones sensoriales durante el sueño.
Si, por el contrario, estas ondas se activaban con las voces familiares, no había grandes alteraciones en la actividad sensorial del cerebro durante el descanso. Además, los investigadores también descubrieron que, mientras dormimos, nuestro cerebro sigue siendo capaz de aprender con el paso de las horas y la recepción de los estímulos auditivos.
Por último, otro estudio reciente, realizado por la Universidad de Exeter también ha llegado a la conclusión de que acostarse demasiado tarde o demasiado temprano podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, ya que estos malos hábitos podrían alterar el ciclo normal de sueño y vigilia, averiando nuestro reloj biológico. Según los expertos, la mejor hora para acostarse es entre las 22 y las 23 horas, pero se debe evitar el contacto con todo tipo de pantallas desde una hora antes de ir a descansar.
Si estás acostumbrado a dormir con el televisor encendido, te proponemos probar al menos una noche a apagarlo y dejar la habitación en completo silencio, puede que notes grandes diferencias a la mañana siguiente.
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