¿Beber agua durante las comidas es realmente un buen hábito?
Los expertos responden, de una vez por todas, a la vieja pregunta que siempre ha levantado duda en más de uno
Beber agua es un instinto sencillo y natural, al punto de que en muchas ocasiones se subestima. Como dijo el científico y premio Nobel Albert Szent-Györgyi: «el agua es la materia de la vida, es matriz, madre y medio, por lo que no hay vida sin agua». Pues bien, si el agua es un recurso tan fundamental para el funcionamiento del planeta, también lo es para nuestra salud y supervivencia, ya que permite al organismo realizar todos los procesos metabólicos que necesitamos. De hecho, nuestro cuerpo, que es aproximadamente un 75% de agua, necesita en todo momento de líquidos y minerales esenciales como el sodio, el potasio, el calcio, el magnesio, el bicarbonato, el cloruro y el fosfato para mantenerse saludable.
Raffaella Cancello, nutricionista del Servicio de Medicina del Estilo de Vida, Centro de Obesidad y Laboratorio de Investigación en Nutrición y Obesidad del Istituto Auxologico Italiano explica: «Muchas de las funciones fisiológicas de nuestro organismo dependen de la hidratación: regular la temperatura corporal, mantener la piel y las mucosas elásticas, producir saliva y la película lagrimal del ojo, mantener sanos los líquidos del cuerpo y mucho más».
Cuando se pierden más líquidos de los que se ingieren, se corre el riesgo de pasar por una deshidratación. De hecho generalmente y de manera inconsciente nos encontramos en un estado de semideshidratación, una condición que no es peligrosa en el sentido estricto de la palabra, pero que puede afectar negativamente a varios aspectos de nuestra vida cotidiana. De hecho, una mala hidratación puede, por ejemplo, disminuir los niveles de concentración, la toma de decisiones, el funcionamiento de la memoria e incluso el estado de ánimo. Además, beber demasiado poco también puede tener efectos en la estética, ya que aumentas aparición de acné, psoriasis y retención de líquidos.
Por lo tanto, ante los clásicos signos de deshidratación, el consejo es definitivamente ingerir líquidos, unos dos litros de agua por día. Pero ¿Existe un momento ideal para hidratarse? Muchas personas, para evitar la hinchazón abdominal o problemas digestivos, prefieren no beber agua durante las comidas. ¿Esta creencia es correcta o solo se trata de una idea mal diseñada?
Según el gastroenterólogo Olivier Spatzierer, no existe ningún artículo científico que especifique esta afirmación: «Algunas personas consideran que beber agua diluye las secreciones digestivas, lo que perjudica a la digestión. Pero lo cierto es que nuestro cuerpo está preparado y se adapta teniendo en cuenta lo que estamos comiendo. Desde luego, dos o tres vasos de agua no van a cambiar esta rutina».
Según el experto, hidratarse durante las comidas sería más que útil: «El agua ablanda el bolo alimenticio, lo cual ayuda con la digestión, también regula la acidez del estómago y nos obliga a hacer pausas, a comer más despacio, y por consiguiente, a masticar mejor».
Una bebida saciante
Aquellos que temen los efectos de un vientre hinchado pueden relajarse, ya que, de hecho, puede ocurrir lo contrario: «ingerir agua durante una comida envía una señal de saciedad al cerebro, la cual saturará los receptores mecánicos responsables de la saciedad en el estómago. Por lo tanto, el agua ingerida aumentará la sensación de saciedad y, en consecuencia, se comerá menos» agrega el experto en nutrición.
¿Qué agua deberíamos elegir para acompañar las comidas?
La mejor opción es el agua enriquecida con calcio, bicarbonato o magnesio, ya que estos minerales ayudan a digerir y destruir mejor los ácidos grasos. Además, si eres propenso a la hinchazón abdominal, es mejor evitar el agua con gas. Por último, ten cuidado con el agua demasiado fría, ya que puede alterar la digestión.
