Con el corazón encogido, una madre londinense comparte la lucha de su valiente niña contra el retinoblastoma, el tipo de cáncer ocular más frecuente en los niños. Esta rara enfermedad suele atacar a menores de seis años y requiere una intervención médica rápida para tener posibilidades de recuperación.
Con la esperanza de informar y educar a los padres sobre esta devastadora enfermedad, esta madre comparte su desgarradora historia. Al notar un pequeño detalle, la madre descubrió que su hija padecía esta enfermedad insidiosa. Ahora, busca concienciar a otros padres sobre la importancia de estar alerta ante cualquier signo sospechoso en la salud de sus hijos.
¿Qué es el retinoblastoma?
Se trata de un tipo de cáncer que se origina en la retina, una capa de tejido sensible a la luz ubicada en la parte posterior del ojo. Este cáncer suele manifestarse con mayor frecuencia en niños pequeños.
Para entender mejor esta enfermedad, es necesario tener conocimientos básicos sobre la anatomía del ojo. La parte frontal de este órgano contiene una lente transparente y un iris. En el centro del iris se encuentra la pupila, un pequeño orificio por el que la luz entra en el ojo. La luz que ingresa al ojo llega hasta la retina, que es la capa celular interna de la parte posterior del ojo y está compuesta por células sensibles a la luz.
Estas células están conectadas al cerebro a través del nervio óptico, que se encuentra en la parte posterior del globo ocular. La imagen de la luz que llega a la retina se transmite al cerebro a través del nervio óptico, lo que nos permite ver. Comprender estos aspectos es fundamental para entender la enfermedad.
El retinoblastoma suele tener origen en las células de la retina y se debe, en la mayoría de los casos, a una mutación en el gen RB1. Esta alteración genética provoca un crecimiento anormal de las células, lo que conduce a la aparición del cáncer. Normalmente, el retinoblastoma afecta a un solo ojo, aunque también puede darse el caso de que afecte a ambos ojos en niños.
La historia de Isla
Rebecca se dio cuenta de que el ojo de su hija Isla «giraba» mientras jugaba con ella, cuando la niña tenía solo 14 meses. De acuerdo con las palabras expresadas por la madre al diario británico Mrirror: “Recuerdo que estaba jugando con Isla en el suelo y ella miró un juguete y luego a mí. Cuando levantó la vista, su ojo derecho se fue hacia un lado y hacia atrás, como si no pudiera enfocar”.
A pesar de que los síntomas no eran evidentes, Rebecca decidió llamar a su médico de cabecera. Este la remitió a un especialista y después de varias semanas de pruebas, diagnosticaron a Isla un retinoblastoma en el ojo derecho. La detección temprana de estos síntomas, que en un principio parecían inofensivos, permitió descubrir que la pequeña tenía cáncer ocular.
El tratamiento al que fue sometida Isla resultó particularmente difícil, ya que incluyó seis ciclos de quimioterapia, una punción lumbar y una resonancia magnética para asegurarse de que el cáncer no se había extendido más allá del ojo. Además, se sometió a crioterapia para tratar las pequeñas semillas tumorales que seguían apareciendo y creciendo en su ojo.
A pesar de que Isla ha tenido que luchar contra múltiples infecciones durante el tratamiento y ha experimentado periodos de recaída, actualmente el tumor se encuentra estable. La madre afirmó: “Isla luchó contra la quimioterapia como un soldadito, nos mantuvo a todos en pie”. Según Rebecca, la pequeña ha sido una verdadera luchadora durante todo el tratamiento, manteniendo su felicidad y sonrisa tanto en los buenos como en los malos momentos.