Esto es lo que le sucede a tu cuerpo cuando estás estresado
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones desafiantes, pero cuando se prolonga y se convierte en crónico, puede generar un daño muy grande en nuestra salud.
Estrés y el sistema inmunológico
El estrés crónico puede tener efectos debilitantes en el sistema inmunológico, provocando que el cuerpo se vuelve más susceptible a las infecciones y enfermedades. Cuando estamos bajo estrés, nuestro cuerpo libera muchas hormonas que pueden suprimir la respuesta inmunológica y hacer que seamos más vulnerables a enfermedades.
Estrés y enfermedades virales
Según la psicóloga Kristin Hadfield, de la Universidad Queen Mary en Londres, «el estrés tiene una un impacto negativo en nuestro cuerpo. Cuando estás estresado, eres más susceptible a contraer enfermedades virales». Estas enfermedades pueden variar desde el resfriado común hasta la gripe.
Estrés y disfunción sexual
El estrés crónico puede tener consecuencias en la sexualidad y la reproducción. En los hombres, puede causar una disminución en los niveles de testosterona, lo que puede llevar a problemas como la disfunción eréctil o la impotencia. Además, puede aumentar el riesgo de infección en los órganos reproductores masculinos, como la próstata y los testículos.
Estrés y ciclo menstrual
En las mujeres, el estrés puede causar periodos irregulares y dolorosos. Además, puede aumentar los síntomas físicos de la menopausia.
Estrés y problemas digestivos
El estrés puede causar problemas digestivos, como acidez estomacal, reflujo, hinchazón y estreñimiento. Además, cuando estamos bajo estrés, nuestro hígado produce más glucosa, lo que puede llevar a un aumento del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Estrés y absorción de nutrientes
El estrés también puede afectar la forma en que se absorben los nutrientes en el intestino, lo que puede llevar a deficiencias en la salud mental, la memoria y el aprendizaje.
Estrés y problemas respiratorios
El estrés puede dificultar la respiración, especialmente en personas que ya tienen asma o enfisema. Cuando estamos estresados, nuestro corazón bombea más rápido, lo que puede aumentar la presión arterial y el riesgo de sufrir un derrame cerebral o un ataque al corazón.
Estrés y presión arterial
Bajo estrés, las hormonas hacen que los vasos sanguíneos se contraigan y desvíen más oxígeno a los músculos, lo que aumenta la presión arterial.
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