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Cómo detectar si un ser querido tiene pensamientos suicidas y cómo ayudarlo

Reconocer los indicios de que alguien está sufriendo y saber cómo acercarse de manera cuidadosa pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. 

La salud mental es un tema que a menudo se evita, especialmente entre amigos cercanos. Sin embargo, la realidad es que uno de cada cuatro adultos experimenta al menos un problema de salud mental diagnosticable en un año determinado. Durante los meses de invierno, cuando las presiones de la vida pueden ser más abrumadoras, es fundamental estar atento a los signos de que un ser querido pueda estar luchando en silencio.

Identificar señales de alerta

Puede ser difícil saber si un ser querido está luchando con problemas de salud mental, incluso si lo conoces muy bien. Las personas a menudo se esfuerzan por ocultar sus síntomas, ya sea por vergüenza, miedo o un deseo de proteger a los demás. Por lo tanto, es fundamental estar atento a cualquier cambio en el comportamiento habitual.

Presta atención a si tu amigo o familiar parece más callado de lo normal, participa menos en las conversaciones del grupo o ha reducido su actividad en las redes sociales. Otros signos pueden incluir cambios en su apariencia, un tono más negativo, una disminución del apetito o dificultades para dormir.

Algunos síntomas más específicos de problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad pueden incluir:

  • Tristeza, desesperanza o irritabilidad persistentes
  • Pérdida de interés en actividades que solían disfrutar
  • Fatiga o falta de energía
  • Problemas de concentración
  • Cambios significativos en los patrones de sueño o alimentación
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio

Si notas varios de estos cambios en el comportamiento y el estado de ánimo de tu ser querido, es momento de intervenir.

Iniciar una conversación con tacto

Acercarte a un amigo o familiar que pueda estar luchando con problemas de salud mental puede ser intimidante, pero es un paso crucial. Recuerda que tu objetivo es brindar apoyo, no juzgar o confrontar.

Elige un momento y un lugar donde puedan hablar con tranquilidad, sin distracciones. Si es posible, reúnete en persona para que puedan conectarse de manera más profunda. Asegúrate de tener suficiente tiempo para que ninguno de ustedes se sienta apurado.

Comienza la conversación refiriéndote a los cambios que has notado en su comportamiento. Usa frases como «He notado que has estado más callado/a últimamente. ¿Hay algo de lo que quieras hablar?» o «Me he dado cuenta de que has estado ausente de nuestras actividades grupales. ¿Cómo te has sentido últimamente?».

Foto Freepik

Evita hacer comentarios que puedan sonar críticos o minimizadores, como «Tienes que animarte» o «No es para tanto». En su lugar, muestra empatía y validación: «Entiendo que esto debe ser muy difícil para ti» o «Estoy aquí para escucharte sin juzgar».

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Brindar un apoyo efectivo

Una vez que hayas iniciado la conversación, es fundamental escuchar con atención y sin interrumpir. Presta atención a sus palabras, tono de voz y lenguaje corporal, ya que estos te darán pistas sobre cómo se está sintiendo.

Evita minimizar o desestimar sus experiencias, incluso si no las entiendes completamente. En su lugar, valida sus sentimientos diciendo cosas como «Entiendo lo difícil que debe ser esto para ti» o «Agradezco que confíes en mí para compartir esto».

Si sospechas que tu amigo o familiar está teniendo pensamientos suicidas, no dudes en preguntar directamente: «¿Estás teniendo pensamientos suicidas? ¿Tienes un plan?». Estas preguntas directas pueden salvar vidas.

Aliéntalos a buscar ayuda profesional, ya sea con su médico de cabecera, un terapeuta o una línea de ayuda. Ofrécete a acompañarlos o a ayudarlos a programar una cita. Recuerda que no eres un sustituto de la atención médica, pero puedes ser un apoyo invaluable.

Cuidar de ti mismo

Apoyar a un ser querido que está luchando con problemas de salud mental puede ser agotador y abrumador. Es crucial que también te enfoques en tu propio bienestar.

Sé realista sobre cuánto tiempo y energía puedes dedicar a tu amigo o familiar. Asegúrate de establecer límites claros y no te sientas culpable por no poder hacer más. Recuerda que tu propia salud y equilibrio son importantes.

Comparte información sobre recursos de salud mental, como las campañas de «Every Mind Matters» del NHS, para que tu ser querido pueda acceder a la ayuda que necesita. También considera buscar apoyo para ti mismo, ya sea a través de terapia, grupos de apoyo o simplemente hablando con otros amigos de confianza.

Recuerda que, aunque tu apoyo es invaluable, no eres responsable de la recuperación de tu ser querido. Haz todo lo que puedas, pero también cuida de ti mismo en el proceso.

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Veronica Pereira

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