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Cocina, recetas y alimentos

¿Debemos dejar enfriar nuestros plato antes de meterlos en la nevera?

Cuando se trata de conservar los alimentos, una de las preguntas más recurrentes que surgen es si debemos dejar que los platos calientes se enfríen antes de guardarlos en el refrigerador. Esta práctica, comúnmente recomendada, ha sido cuestionada por expertos en seguridad alimentaria, quienes afirman que meter los alimentos calientes directamente en la nevera puede ser incluso más beneficioso para su conservación.

¿Es mejor dejar enfriar los alimentos antes de meterlos en la nevera?

La respuesta de los expertos es clara: no es necesario esperar a que los alimentos se enfríen por completo antes de guardarlos en el refrigerador. De hecho, esta práctica puede ser perjudicial para la conservación de los alimentos.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los alimentos recién cocinados deben meterse directamente en la nevera, sin esperar a que se atemperen a temperatura ambiente. Esto se debe a que al dejar los alimentos a temperatura ambiente, se crea un entorno propicio para la proliferación de microorganismos perjudiciales que pueden causar intoxicaciones alimentarias.

La clave está en enfriar los alimentos lo más rápido posible, ya que entre los 5 °C y los 65 °C, la zona de peligro, las bacterias pueden multiplicarse con facilidad. Por lo tanto, dividir la comida en recipientes pequeños y poco profundos facilitará un enfriamiento más eficiente, evitando que el centro de la preparación tarde demasiado en alcanzar una temperatura segura.

Ventajas de meter los alimentos calientes en la nevera

Contrariamente a la creencia popular, meter los alimentos calientes directamente en la nevera ofrece varias ventajas:

Reduce el riesgo de contaminación: al enfriar rápidamente los alimentos, se limita el tiempo en el que las bacterias pueden proliferar y contaminar la preparación.

Preserva mejor la calidad y frescura: al llegar a la temperatura de refrigeración más rápidamente, los alimentos mantienen mejor sus propiedades nutricionales y organolépticas.

Evita el crecimiento de microorganismos: las bajas temperaturas del refrigerador detienen el desarrollo de bacterias, levaduras y mohos que podrían echar a perder los alimentos.

Ahorra tiempo y esfuerzo: no es necesario esperar a que los alimentos se enfríen naturalmente, lo que agiliza el proceso de conservación.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que meter alimentos calientes en la nevera puede elevar temporalmente la temperatura interior, lo que conlleva un mayor consumo de energía mientras el electrodoméstico se esfuerza por volver a alcanzar la temperatura óptima. Aun así, los expertos coinciden en que este pequeño inconveniente queda ampliamente compensado por los beneficios en términos de seguridad alimentaria.

Foto Freepik

Recomendaciones para refrigerar alimentos calientes

Para garantizar una refrigeración eficaz de los alimentos recién cocinados, los expertos sugieren seguir estas pautas:

Dividir en porciones pequeñas: colocar la comida en recipientes poco profundos y de tamaño reducido permite que se enfríen más rápidamente, evitando que el centro permanezca a temperaturas peligrosas.

Tapar los envases herméticamente: utilizar envases con tapa o film transparente ayuda a mantener la humedad y evitar la contaminación cruzada con otros alimentos de la nevera.

Separar los alimentos calientes del resto: dejar un espacio libre alrededor de los recipientes calientes para facilitar la circulación del aire frío y un enfriamiento uniforme.

Ubicar en la parte superior de la nevera: colocar los alimentos recién cocinados en los estantes superiores, donde la temperatura es más baja, acelera el proceso de enfriamiento.

No sobrecargar el refrigerador: evitar apilar los recipientes y dejar espacio suficiente entre ellos para que el aire pueda circular libremente.

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Enfriar con agua o hielo (opcional): algunos expertos recomiendan colocar los recipientes calientes en un baño de agua o hielo antes de meterlos en la nevera, para acelerar aún más el enfriamiento.

Siguiendo estas sencillas recomendaciones, podrás disfrutar de tus platos recién preparados sin poner en riesgo la seguridad alimentaria.

Otros mitos alimentarios que debemos desterrar

Además del mito de dejar enfriar los alimentos antes de refrigerarlos, existen otras creencias populares sobre la alimentación que es importante cuestionar y desmitificar.

«La industria cárnica inyecta hormonas a los pollos»

Según la ingeniera en alimentos Mariana Zapién, esta afirmación es completamente falsa. La práctica de inyectar hormonas a los pollos está prohibida desde hace años y, además, no sería rentable ni efectiva para las empresas del sector.

«Comer huevo crudo ayuda a absorber mejor las proteínas»

Otra idea errónea, como señala la experta Zapién. Para que las proteínas del huevo sean biodisponibles, deben ser sometidas a cocción. Además, el huevo crudo puede contener microorganismos peligrosos como la salmonella, que pueden causar graves enfermedades.

«Meter comida caliente en la nevera daña el electrodoméstico»

Si bien es cierto que los alimentos calientes pueden elevar temporalmente la temperatura interior de la nevera, esto no supone un daño permanente para el electrodoméstico. Los refrigeradores están diseñados para soportar estos cambios de temperatura sin que su vida útil se vea afectada.

Desterrar estos y otros mitos alimentarios es fundamental para mantener una alimentación saludable y segura. Confiar en la información proporcionada por expertos en nutrición y seguridad alimentaria es clave para tomar decisiones informadas sobre nuestros hábitos culinarios.

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Dany Levito

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