Las razones por las que los aguacates son tan controvertidos y malos para el medio ambiente
El aguacate, un alimento cada vez más popular en Europa y América del Norte, se ha convertido en un tema de creciente controversia debido al impacto ambiental de su producción y distribución a nivel mundial. Si bien este fruto puede formar parte de una dieta sostenible y saludable, existen problemas profundamente arraigados asociados a su cultivo que merecen ser examinados detenidamente.
Los aguacates son originarios de Centroamérica y Sudamérica, donde el clima cálido y templado ofrece condiciones de crecimiento ideales. Aunque existen cientos de variedades, la más conocida es la variedad Hass, cuyo origen se remonta a un solo árbol plantado hace casi 100 años. El creciente interés por el aguacate en las últimas décadas se debe en parte a que se le considera un «superalimento», con propiedades nutricionales como vitaminas, minerales y grasas insaturadas que le confieren una textura cremosa.
Impacto ambiental de la producción de aguacate
Al igual que gran parte de la agricultura moderna, la mayoría de las plantaciones de aguacate dependen en gran medida de fertilizantes y combustibles fósiles, lo que contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los rendimientos de los aguacates son inferiores a los de muchos otros cultivos, lo que se traduce en una mayor huella de carbono por kilogramo de fruta.
En promedio, los aguacates tienen una huella de carbono de aproximadamente 2,5 kg de CO₂ equivalente (kg CO₂e) por kg, lo que significa que todos los gases de efecto invernadero resultantes de su producción y transporte, como el dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, se incluyen en el equivalente de CO₂ del calentamiento. Esta huella de carbono es más de dos veces superior a la de los plátanos (0,9 kg de CO₂e por kg) y más de cinco veces superior a la de las manzanas (0,4 kg de CO₂e por kg), pero apenas inferior a la de los tomates (2 kg de CO₂e por kg). Sin embargo, estas cifras son bajas en comparación con la huella de carbono media mundial de la mayoría de los productos de origen animal.
Si bien la mayoría de los aguacates se transportan por barco, lo que genera relativamente bajas emisiones de carbono debido a las grandes cantidades que se pueden transportar en un solo viaje, el transporte marítimo plantea otros problemas. La excesiva dependencia del transporte marítimo ha creado un sistema alimentario vulnerable a los choques y perturbaciones, ya que los embotellamientos y los cuellos de botella logísticos, la hambruna o la guerra en una parte del mundo pueden provocar interrupciones o escasez de alimentos en muchos otros países. Este problema podría agravarse a medida que avance la crisis climática.
Problemas de disponibilidad de agua
Los aguacateros son plantas muy sedientas, que requieren en promedio alrededor de 1.000 litros de agua por kilogramo. Si bien esto es menos que algunos cereales como el arroz, el principal problema es que los aguacateros se cultivan en regiones sometidas a un estrés hídrico significativo, como México, el mayor productor mundial de aguacates. Esto puede comprometer el acceso al agua de la población local, un problema que podría agravarse en las próximas décadas.
Tradicionalmente, los aguacateros se plantaban en parcelas mixtas con otros cultivos y se cosechaban como alimento de subsistencia, con solo el excedente destinado a la exportación. Sin embargo, a medida que aumentó la demanda en Estados Unidos y Europa, la producción se ha orientado hacia grandes plantaciones en monocultivo para maximizar la productividad. Estas monoculturas han desplazado a otros cultivos autóctonos y son mucho más vulnerables a plagas y enfermedades que las plantaciones mixtas, lo que requiere el uso de mayores cantidades de pesticidas químicos y fertilizantes sintéticos, con efectos negativos en la biodiversidad, la calidad del suelo y la salud humana.
Aún peor, en algunas regiones, las nuevas plantaciones de aguacates están impulsando la deforestación. Hasta 25.000 hectáreas de bosque se talan cada año en el estado de Michoacán, la principal región productora de aguacates de México, que produce la mayoría de los aguacates vendidos en Estados Unidos. Michoacán tiene una rica cubierta forestal que alberga varios animales amenazados, como jaguares, pumas y coyotes, por lo que el aumento de la producción de aguacates en esta región podría representar una amenaza masiva para la biodiversidad.
Finalmente, la creciente demanda de este fruto ha provocado serios problemas ambientales y sociales, desde altas emisiones de gases de efecto invernadero hasta la deforestación y la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios. Los consumidores deben ser conscientes de estos desafíos y buscar alternativas más sostenibles siempre que sea posible.