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Estilo de vida

Una niña de 10 años salva la vida de su abuela dos días después de haber aprendido una lección crucial en la escuela

En un pequeño rincón de Monton, cerca de Manchester, una niña de 10 años se convirtió en la heroína de su familia. Su nombre es Connie Burslem, y su rápida acción tras asistir a un taller escolar sobre seguridad le permitió salvar la vida de su abuela, Pauline, de 79 años. Este relato no solo destaca la importancia de la educación sobre los peligros del monóxido de carbono, sino que también resalta el impacto que puede tener una simple acción en la vida de las personas

En marzo, Connie participó en un taller llamado Crucial Crew, organizado por su escuela, St Mary’s RC Primary School en Eccles. Durante esta actividad, los estudiantes aprendieron sobre diversos temas, incluyendo la seguridad en el transporte, comportamientos antisociales y, por supuesto, los peligros del monóxido de carbono. Este tipo de educación es esencial, ya que proporciona a los jóvenes las herramientas necesarias para reconocer y actuar ante situaciones peligrosas.

El taller no solo se limitó a la teoría; cada estudiante recibió un detector de monóxido de carbono para llevar a casa. Este regalo, que podría parecer trivial, resultó ser un elemento crucial en la historia de Connie y su abuela.

Un regalo que salvaría una vida

Connie ya tenía dos detectores de monóxido de carbono en su hogar. Por lo tanto, decidió regalar el nuevo detector a su abuela, Pauline, quien vive en Cadishead. Al recibirlo, ella se sintió aliviada y agradecida. Sin embargo, nunca imaginó que ese pequeño dispositivo podría ser la clave para su supervivencia.

Dos días después de que su nieta le entregara el detector, este comenzó a sonar. Pauline, inicialmente, pensó que podría ser un fallo del dispositivo. Sin embargo, la alarma era clara y persistente. Su instinto le dijo que debía actuar, así que decidió llamar a Cadent, la empresa de distribución de gas local.

Un técnico llegó rápidamente para inspeccionar la casa y tras revisar cada rincón, confirmó que había una fuga de monóxido de carbono proveniente de la cocina. Esta revelación fue un golpe devastador para Pauline, quien había estado experimentando síntomas como dolores de cabeza y mareos, pero nunca había considerado que podrían estar relacionados con el monóxido de carbono.

Foto Freepik

Después de que el técnico identificara la fuga, la mujer comenzó a reflexionar sobre sus síntomas previos. La idea de que podría haber estado en peligro inminente la hizo sentir vulnerable. En su mente, había considerado que sus problemas de salud podrían estar relacionados con la edad o incluso con problemas auditivos previos.

Reconociendo el impacto del detector de monóxido de carbono, Pauline decidió escribir una carta de agradecimiento al equipo del taller escolar. Ella quería expresar su gratitud por la educación que había recibido, la cual le había salvado la vida.

El monóxido de carbono, un asesino silencioso

El monóxido de carbono es conocido como «el asesino silencioso» debido a su incapacidad para ser detectado por los sentidos humanos. Cada año, en Inglaterra y Gales, se registran alrededor de 40 muertes relacionadas con esta sustancia. Es fundamental que las personas sean conscientes de los peligros que conlleva y de la importancia de contar con detectores en sus hogares.

La historia de Connie y su abuela es un testimonio de la importancia de la educación y la acción en la prevención de tragedias.

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Veronica Pereira

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