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Estilo de vida

Ni cada mes ni cada dos semanas: esta es la frecuencia con la que debes cambiar tus sábanas

Cambiar las sábanas regularmente no solo es una cuestión de higiene, sino también de bienestar y calidad del descanso. Una cama limpia y fresca puede marcar la diferencia en tu rutina diaria y en tu salud a largo plazo. Descubre por qué es esencial mantener este hábito, con qué frecuencia hacerlo y cómo optimizar el proceso.

Frecuencia recomendable para cambiar las sábanas

La frecuencia con la que cambiamos las sábanas es un tema de debate común, pero los expertos coinciden en ciertas pautas que garantizan un entorno saludable.

Se recomienda cambiar las sábanas al menos una vez a la semana, lo que es clave para evitar la acumulación de bacterias, hongos, ácaros y células muertas de la piel que indudablemente se acumulan cada noche. Según un estudio de la Universidad de Cambridge, este intervalo es suficiente para mantener un nivel óptimo de higiene y prevenir problemas respiratorios o cutáneos asociados con los microorganismos que habitan en los tejidos de tu cama.

Situaciones especiales

En circunstancias específicas, es necesario aumentar la frecuencia:

  • Enfermedades: si estás enfermo, sobre todo con infecciones respiratorias o gripales, cambia las sábanas al menos dos veces por semana para eliminar virus y bacterias.
  • Sudor excesivo: si sudas mucho por las noches o vives en climas cálidos, lava las sábanas más seguido para evitar malos olores y la proliferación de hongos.
  • Alergias: las personas alérgicas al polvo o los ácaros deben cambiar las sábanas más frecuentemente, quizá cada 3 o 4 días.

Consejos para cambiar las sábanas efectivamente

Si cambiar la cama se te hace tedioso o consumes más tiempo del deseado, aquí encontrarás tips prácticos para simplificar la tarea.

Ten un juego de sábanas extra: de esta forma no te verás obligado a esperar a que se laven y sequen.

Despeja la cama: retira almohadas, cobertores y cualquier objeto decorativo para trabajar con mayor rapidez.

Sacude el colchón: antes de colocar las nuevas sábanas, sacude el colchón para eliminar partículas de polvo.

Foto Freepik

Lavado y secado

Ajusta la temperatura: lava las sábanas con agua caliente, al menos a 60 °C, para desinfectarlas correctamente.

Elige un buen detergente: usa productos hipoalergénicos si tienes piel sensible. Puedes añadir vinagre blanco para eliminar olores y suavizar el tejido.

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Secado eficiente: si es posible, seca las sábanas al sol. La luz natural actúa como desinfectante y ayuda a preservar la frescura.

Plancha ligera: planchar las sábanas puede parecer innecesario, pero alisar las arrugas también elimina cualquier microorganismo que el lavado no eliminó.

Beneficios de cambiar las sábanas regularmente

Además de la obvia sensación de frescura, este hábito tiene múltiples ventajas tanto para tu salud como para tu confort.

Dormir en sábanas limpias reduce significativamente el riesgo de alergias, infecciones cutáneas y problemas respiratorios. La acumulación de ácaros y bacterias puede exacerbar condiciones como el asma y la dermatitis, por lo que mantener las superficies donde duermes en buen estado es esencial.

Una cama limpia no solo es más agradable al tacto, sino también psicológicamente reconfortante. Sábanas frescas y suaves contribuyen a un sueño más profundo y reparador. De hecho, cambiar las sábanas regularmente puede ayudar a disminuir el insomnio, ya que asociamos la cama con un ambiente de serenidad y bienestar.

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Veronica Pereira

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