¿Las velas aromáticas son realmente malas para la salud?
Las velas aromáticas suelen evocar imágenes de relajación, cenas románticas o noches acogedoras. Pero, ¿podrían estar dañando nuestra salud mientras disfrutamos de su luz y fragancia? Los debates y estudios sobre las emisiones de estas velas han generado curiosidad y preocupación. Hoy se detalla lo que sabemos sobre su impacto en la salud y el medio ambiente.
¿Qué sucede al quemar una vela?
Cuando una vela se enciende, ocurre un proceso de combustión. Este libera partículas y gases al aire que pueden incluir compuestos orgánicos volátiles (COV) como el benceno o el formaldehído, sustancias que, en grandes cantidades, pueden ser nocivas. Las velas hechas de parafina, un derivado del petróleo, son particularmente señaladas, ya que pueden generar más residuos tóxicos en comparación con alternativas como la cera de soja o de abeja.
Sin embargo, varios estudios, como el realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que las emisiones generadas por el uso típico de las velas son inferiores a los niveles considerados peligrosos.
¿Qué hay de los aromatizantes y colorantes?
Los aditivos usados en ciertas velas, como fragancias sintéticas o tintes, también pueden influir. Según investigaciones recientes, estos pueden incrementar la cantidad de hollín generado e incluso irritar las vías respiratorias, especialmente en personas con asma o alergias. No obstante, los expertos coinciden en que su impacto es mínimo en condiciones normales de ventilación.
El uso de velas en espacios mal ventilados, o durante muchas horas, podría aumentar los niveles de potenciales irritantes en el aire. Pero, bajo un uso ocasional, el riesgo es considerado bajo.
¿Es peligroso el hollín que producen?
El hollín, ese residuo negro que puede manchar paredes o techos, es un subproducto común de la combustión. Aunque parece alarmante, comparado con fuentes como los gases de escape de automóviles o las emisiones de estufas, la cantidad de hollín producida por una vela es significativamente menor.
Para minimizar su emisión, se recomienda usar velas con mechas de algodón 100%, preferiblemente orgánico, y mantenerlas lejos de corrientes de aire. Además, recortar la mecha a menos de 1.5 cm antes de cada uso evitará que arda de forma ineficiente.
Impacto ambiental de las velas
Más allá de la salud personal, las velas también tienen un impacto en el medio ambiente. Las velas de parafina, al ser un subproducto del petróleo, están vinculadas a prácticas como la perforación y el fracking, que contribuyen al cambio climático. En contraste, las velas de cera vegetal como las de soja ofrecen una alternativa más amigable con el planeta, aunque también tienen sus inconvenientes. Por ejemplo, el cultivo intensivo de soja puede estar asociado con deforestación y uso de pesticidas.
Por su parte, las velas de cera de abeja son biodegradables y generan menos residuos, pero no son aptas para veganos, ya que se consideran un subproducto animal.
¿Qué hacer con los residuos?
Además de la cera, los envases de las velas son otra preocupación. Cada año, muchos frascos terminan en la basura tras ser utilizados. Sin embargo, hay formas de reducir el desperdicio:
- Optar por envases de vidrio reutilizables o reciclables.
- Usar el recipiente vacío como almacenamiento o incluso para crear tus propias velas.
- Elegir marcas que promuevan la reutilización de envases.
Incluso empresas más pequeñas están implementando programas de recolección de frascos para darles una segunda vida.
¿Cuáles son las mejores opciones?
Si te preocupa la salud o el medio ambiente, considera estas opciones al elegir velas:
- Prefiere aquellas hechas de cera de soja, de coco, o de abeja.
- Elige fragancias basadas en aceites esenciales en lugar de fragancias químicas.
- Busca marcas que sean claras en sus etiquetas y eviten términos vagos como “natural” o “eco-friendly” sin certificaciones.
No todas las velas etiquetadas como “verdes” son realmente sostenibles; leer los ingredientes es clave para tomar decisiones informadas.
Encender una vela aromática no supone un riesgo grave para la salud si se usan moderadamente y en espacios ventilados. A pesar de las preocupaciones sobre los compuestos emitidos, lo cierto es que las cantidades liberadas en condiciones normales son insignificantes.
Si bien las velas pueden transformarnos un ambiente en algo especial, es útil ser conscientes de su impacto ambiental y alternativas más sostenibles. Ya sea optar por mechas de algodón, cera vegetal o reutilizar frascos, pequeñas elecciones pueden marcar una diferencia significativa tanto en nuestra salud como en el planeta.