Si alguna vez te has preguntado si es normal despertarte, o cuánto podría afectar tu descanso, sigue leyendo. Aquí explicamos todo lo que necesitas saber sobre las interrupciones del sueño, qué es considerado “normal” y cómo minimizar sus efectos.
¿Por qué nos despertamos durante la noche?
El sueño no es un proceso continuo; está compuesto por distintas fases, incluyendo el sueño ligero, profundo y REM (movimiento ocular rápido). A lo largo de la noche, tu cerebro transita de una fase a otra, y es absolutamente normal experimentar microdespertares entre ellas. De hecho, aunque no siempre lo recordemos, podemos “despertarnos” entre 20 y 30 veces por noche durante estas transiciones.
Además, factores externos como ruidos fuertes, luces brillantes o incluso el estrés pueden provocar despertares más prolongados. Algo tan simple como una notificación en el teléfono o un auto pasando por la calle puede interrumpir tu descanso si te encuentras en una fase de sueño ligero.
¿Cuántas veces es normal despertarse?
Para la mayoría de las personas sanas, es típico recordar haberse despertado una o dos veces por noche. Sin embargo, esto no significa que tu sueño haya sido de mala calidad, sino que es parte del funcionamiento normal del cerebro.
A medida que envejecemos, estas interrupciones tienden a ser más frecuentes porque pasamos menos tiempo en el sueño profundo, que es la etapa más restauradora, y más tiempo en el sueño ligero, donde es más fácil despertarse. Igualmente, con la edad también puede llevarnos más tiempo conciliar el sueño.
¿Qué sucede cuando estas interrupciones afectan tu descanso?
Las molestias con los despertares nocturnos suelen surgir cuando estas interrupciones son largas o frecuentes, llevándonos a sentirnos somnolientos o fatigados al día siguiente. Esto es común en personas con trastornos del sueño como el insomnio o la apnea del sueño, pero también puede afectar a quienes no padecen problemas diagnosticados si las interrupciones son constantes.
Incluso en ausencia de trastornos, interrumpir repetidamente el sueño puede provocar deuda de sueño, que no solo afecta tu energía, sino también el estado de ánimo, la concentración y el rendimiento cognitivo.
¿Cómo puedes mejorar la calidad de tu sueño?
Aunque algunos despertares son inevitables, hay ciertas prácticas que pueden ayudarte a minimizar las interrupciones. Aquí tienes consejos clave para cuidar tu descanso nocturno:
- Crea un ambiente propicio para dormir: tu habitación debe ser oscura, tranquila y mantener una temperatura confortable. Esto ayuda a reducir estímulos que puedan activar tu cerebro a mitad de la noche.
- Evita el estrés antes de dormir: si te vas a la cama con la mente agitada, es más probable que despiertes durante la noche. Intenta técnicas de relajación como la meditación, journaling o ejercicios de respiración antes de acostarte.
- Mantén una rutina de sueño constante: irte a dormir y despertarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, regula tu reloj interno y mejora la calidad del sueño.
- Desconecta los dispositivos electrónicos: la luz azul de los teléfonos y tabletas puede engañar a tu cerebro haciéndole pensar que aún es de día, dificultando el sueño profundo.
¿Cuándo deberías preocuparte?
Aunque ocasionales despertares son normales, debes prestar atención si estas situaciones afectan tu calidad de vida. Según los expertos, si las interrupciones son frecuentes o si despiertas exhausto todos los días, podría ser hora de buscar ayuda profesional, porque podrías estar enfrentándote a un problema como insomnio o apnea.
La recomendación general es que consultes con un médico si el mal sueño persiste durante varias semanas o si presenta otros síntomas, como ronquidos fuertes, somnolencia extrema durante el día o problemas de memoria.
