En un escalofriante episodio que conmocionó a Buenos Aires, una mujer de 92 años fue víctima de un violento robo en su propio hogar. Sin embargo, lo más perturbador del caso no fue solo el asalto en sí, sino que los criminales se tomaron una selfie con la anciana maniatada, como si se tratara de un trofeo. Este acto despertó no solo indignación social, sino también un profundo debate sobre la inmoralidad y la deshumanización que algunos delitos alcanzan.
¿Qué sucedió?
El incidente ocurrió el pasado 17 de enero de 2025, en una vivienda ubicada en la localidad de Florida, partido de Vicente López. Una banda compuesta por cuatro integrantes (dos adultos y dos menores de edad) ingresó al domicilio de la víctima, aprovechando su vulnerabilidad. Tras someterla violentamente, la maniataron y procedieron a robar objetos de valor, incluidos dinero en efectivo, joyas y un teléfono celular. Se estima que lo sustraído alcanzaría un valor de aproximadamente 50 mil dólares.
Pero lo que convierte este caso en algo aún más macabro es que, antes de huir, los delincuentes decidieron capturar el momento en una fotografía. Se colocaron frente a la víctima atada y tomaron una selfie que posteriormente fue compartida en redes sociales, burlándose de la situación. Este comportamiento no solo agrava el delito, sino que también ofrece un vistazo al nivel de impunidad con el que estos individuos actuaron.
Redes sociales: evidencia clave para la captura
En un golpe inesperado para los asaltantes, su vanagloria en redes sociales terminó siendo su perdición. Uno de los delincuentes publicó la fotografía incriminatoria en Instagram, junto con otras imágenes relacionadas con los atracos que realizaron ese mismo día en la localidad de Munro. Estas publicaciones no solo fueron fundamentales para su identificación, sino que también revelaron el esquema delictivo que llevaba a cabo este grupo.
Al analizar el contenido compartido, las autoridades pudieron rastrear a los responsables, combinando estas pruebas con imágenes captadas por cámaras de seguridad cercanas y testimonios de los vecinos afectados. Esto demuestra cómo las redes sociales han tomado un papel crucial en la resolución de crímenes, al ser utilizadas tanto por las autoridades como por los propios delincuentes, aunque en este caso de manera contraproducente para ellos.
¿Quiénes son los responsables?
La banda estaba compuesta por dos mayores de edad y dos menores, de quienes no se reveló identidad pública debido a su condición de adolescentes. Su modus operandi estaba enfocado en víctimas mayores, principalmente jubilados, a quienes sometían con violencia para robarles bienes materiales.
Los menores implicados, según el sistema judicial argentino, enfrentarán un proceso especial por tratarse de adolescentes. Sin embargo, este caso plantea interrogantes sobre la responsabilidad de los adultos que los lideraban y la influencia que ejercieron sobre ellos para participar en un delito tan grave.
Un llamado a la justicia
Actualmente, el fiscal interviniente ha solicitado el procesamiento y encarcelamiento de todos los involucrados, mientras avanza formalmente el juicio en el Tercer Juzgado de Garantías de San Isidro. La sociedad no solo espera un castigo ejemplar para los culpables, sino también acciones concretas que protejan a los grupos vulnerables, como los adultos mayores, que a menudo son blanco de este tipo de delitos.
Por otro lado, este caso evidencia una preocupante tendencia: el uso de las redes sociales por parte de criminales para mostrar sus actos, lo que no solo deshumaniza a las víctimas, sino que también banaliza la gravedad de sus acciones. Las autoridades están profundizando las investigaciones para determinar si este grupo está vinculado con otros delitos similares.
