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Estilo de vida

Cómo entrenar después de los 40 para conseguir resultados y ganar músculo

Cuando se trata de entrenar y ganar músculo después de los 40 años, es crucial entender que el enfoque debe ajustarse a las necesidades y características de esta etapa de la vida. Muchos creen que ganar músculo es un desafío insuperable tras cruzar el umbral de las cuatro décadas, pero la realidad es otra. Con la estrategia correcta y un plan de nutrición adecuado, no solo es posible, sino también alcanzable. La clave está en desarrollar una rutina que combine ejercicios de fuerza con una dieta rica en proteínas y otros nutrientes esenciales.

Cambios físicos después de los 40 años

Al cruzar la barrera de los 40, el cuerpo humano comienza a experimentar transformaciones que pueden afectar el estado físico y la capacidad para ganar músculo. Aunque estos cambios son una parte natural del envejecimiento, es importante entenderlos para saber cómo contrarrestarlos y seguir progresando en el ámbito del fitness.

Pérdida de masa muscular

Uno de los cambios más notorios que ocurren después de los 40 años es la pérdida de masa muscular, un fenómeno conocido como sarcopenia. Este síndrome se caracteriza por una disminución gradual y progresiva de la masa y fuerza del músculo esquelético. No es solo que los músculos se vuelven menos voluminosos, sino que también pierden su capacidad para producir fuerza y potencia.

La sarcopenia no solo afecta el aspecto físico, sino que también tiene un impacto significativo en el rendimiento. ¿Alguna vez has sentido que esas pesas que levantabas con facilidad ahora parecen más pesadas? Esto se debe a la disminución de fibras musculares y cambios en la composición del músculo. La pérdida de masa muscular puede llevar a una reducción de la movilidad y aumentar el riesgo de caídas, convirtiéndola en una preocupación relevante para quienes buscan mantenerse activos y saludables.

Para luchar contra la sarcopenia, el entrenamiento de resistencia se traduce en una herramienta valiosa. Incorporar ejercicios que desafíen los músculos y estimulen el crecimiento es clave para mantener la fuerza y la masa muscular.

Alteraciones hormonales

La tendencia a perder masa muscular se ve agravada por las alteraciones hormonales que se presentan a medida que envejecemos. Las hormonas como la testosterona y el estrógeno juegan un papel crucial en la regulación del crecimiento muscular y la distribución de grasa.

Testosterona: los niveles de testosterona, una hormona esencial para el crecimiento muscular, comienzan a disminuir naturalmente con la edad. Esta reducción puede causar una menor síntesis de proteínas musculares, dificultando la ganancia de músculo.

Estrógeno: en las mujeres, la disminución de estrógenos, especialmente durante y después de la menopausia, también se asocia con una mayor pérdida de masa muscular.

Estos cambios hormonales pueden parecer inevitables, pero adoptar medidas proactivas, como ajustar la alimentación y aumentar la actividad física, puede ayudar a mitigar sus efectos. Un enfoque disciplinado y consciente en el entrenamiento puede marcar la diferencia a la hora de mantener y, en algunos casos, incrementar la masa muscular a medida que se avanza en edad.

Mantenerse en forma después de los 40 no es solo cuestión de estética, sino de salud y bienestar general. Comprender estos cambios y adaptarse a ellos es esencial para seguir logrando objetivos físicos de manera efectiva.

Principios del entrenamiento para ganar músculo

Entrenar para ganar músculo después de los 40 puede parecer como tratar de mover montañas, pero la clave es seguir principios específicos que aseguren resultados efectivos y seguros. La fuerza y la intensidad juegan un papel crucial en este proceso. Explorar estas estrategias puede transformar tu cuerpo y mejorar tu calidad de vida.

Entrenamiento de fuerza

El entrenamiento de fuerza se convierte en la piedra angular para ganar músculo. A medida que el cuerpo envejece, preservar y aumentar la masa muscular ayuda a mantener un metabolismo saludable y a prevenir la pérdida de densidad ósea. Pero ¿cómo comenzar? Aquí algunos ejercicios populares y sus recomendaciones de frecuencia:

Sentadillas: este ejercicio trabaja múltiples grupos musculares, incluyendo piernas y glúteos. Se recomienda realizar sentadillas 2-3 veces por semana con un peso que permita entre 8-12 repeticiones.

Press de banca: ideal para desarrollar la parte superior del cuerpo. Puedes incluir este ejercicio en tu rutina 1-2 veces por semana.

Peso muerto: fortalece la espalda baja y las piernas. Al igual que las sentadillas, practicarlo 2 veces a la semana es suficiente para ver progresos.

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Entrenamiento de alta intensidad

El entrenamiento de alta intensidad, conocido como HIIT por sus siglas en inglés, no solo es útil para quemar grasa, sino también para preservar e incluso aumentar la masa muscular. Este tipo de entrenamiento involucra sesiones cortas pero intensas que pueden ser incorporadas fácilmente en cualquier horario.

Beneficios del entrenamiento metabólico:

Eficiencia de tiempo: las rutinas HIIT son cortas, generalmente de 20 a 30 minutos, lo que facilita su inclusión en el día a día sin grandes compromisos de tiempo.

Promoción del crecimiento muscular: este tipo de ejercicios eleva los niveles hormonales que favorecen el crecimiento muscular.

Mejora del acondicionamiento cardiovascular: no solo ayuda a mantener el músculo, sino que también incrementa la resistencia cardiovascular.

Incluir sesiones de HIIT 1-2 veces por semana puede complementar un programa de fuerza tradicional, brindando variedad y evitando el estancamiento.

Nutrición adecuada para el crecimiento muscular

La nutrición juega un papel esencial en el crecimiento muscular, especialmente después de los 40. Un enfoque consciente y bien planificado puede marcar la diferencia en los resultados. Aquí se presentan dos aspectos cruciales de la nutrición que deben considerarse: el aporte proteico y la importancia de la hidratación y los micronutrientes.

Foto Freepik

Aporte proteico

El consumo de proteínas es fundamental para construir y reparar los músculos. Después de los 40, es vital ajustar la ingesta proteica. La recomendación general es consumir entre 1.2 y 2.2 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal al día, dependiendo de la actividad física. Esto significa que si una persona pesa 70 kg, debe consumir entre 84 y 154 gramos de proteínas diariamente.

Es importante también considerar el momento de la ingesta de proteínas. Consumir proteínas después de entrenar es crucial. Durante este tiempo, los músculos están más receptivos a la reparación y el crecimiento. Aquí hay algunos momentos clave para incluir proteínas en la dieta:

Antes del entrenamiento: consumir una fuente de proteínas 30 minutos antes de ejercitarse puede ayudar a maximizar la energía y preparar los músculos.

Inmediatamente después del entrenamiento: este es el momento más crítico. Un batido de proteína o una comida rica en proteínas dentro de una hora después del ejercicio puede ayudar en la recuperación.

A lo largo del día: repartir la ingesta de proteínas en varias comidas ayuda a mantener un suministro constante de aminoácidos para la reparación muscular.

Algunas fuentes excelentes de proteínas incluyen:

  • Pollo
  • Pavo
  • Pescado
  • Huevos
  • Legumbres
  • Nueces y semillas

Hidratación y micronutrientes

La hidratación es a menudo subestimada, pero es crucial para el rendimiento físico y la recuperación muscular. La deshidratación puede afectar el rendimiento y provocar fatiga. Para evitar esto, se recomienda consumir entre 2 y 3 litros de agua al día, aumentando esta cantidad según la actividad física realizada.

Además, los micronutrientes como las vitaminas y minerales juegan un papel importante. Estos nutrientes ayudan en diversas funciones corporales, incluyendo la recuperación muscular. Aquí hay algunos micronutrientes clave:

Magnesio: ayuda en la contracción y relajación muscular.

Calcio: es esencial para la contracción muscular.

Vitaminas del grupo B: ayudan en la producción de energía.

Vitamina C: contribuye a la reparación de tejidos.

Algunas formas de asegurarse de que se está consumiendo una cantidad adecuada de micronutrientes son:

Una dieta equilibrada: incluir una amplia variedad de frutas y verduras.

Suplementación: si es difícil obtener suficientes micronutrientes a través de la dieta.

Monitorización regular: controlar y ajustar la ingesta de nutrientes según las necesidades individuales.

Consejos para mantener la motivación

Mantener la motivación al entrenar después de los 40 puede ser un desafío. Sin embargo, hay estrategias efectivas que pueden ayudar a mantener el foco y el deseo de seguir avanzando. Aquí, se presentan dos consejos clave: establecer metas realistas y buscar apoyo social.

Establecimiento de metas realistas

Establecer metas claras y alcanzables es fundamental para mantener la motivación. A menudo, las personas se desaniman cuando sus objetivos son demasiado ambiciosos o poco realistas. Por eso, es importante seguir algunos pasos:

Define objetivos específicos: en lugar de decir «quiero estar en forma», se puede establecer una meta más concreta, como «quiero perder 5 kilos en tres meses».

Divide tus metas en hitos: metas a corto plazo, como entrenar tres veces a la semana durante un mes, ayudan a mantener la motivación mientras se avanza hacia el objetivo final.

Celebra tus logros: reconocer y celebrar cada pequeño éxito es vital. Esto puede incluir recompensas simples, como un día de descanso o un capricho saludable.

Mantén un registro de progreso: llevar un diario de entrenamiento puede ayudar a visualizar los avances y reforzar el compromiso.

Buscar apoyo social

Tener un compañero de entrenamiento o formar parte de un grupo de apoyo puede marcar una gran diferencia en la motivación. Aquí hay algunas maneras en que el apoyo social puede ser beneficioso:

Crear un sentido de responsabilidad: cuando alguien más cuenta contigo para hacer ejercicio, es menos probable que faltes a tus entrenamientos.

Intercambiar experiencias: compartir luchas y éxitos con otros puede proporcionar nuevas perspectivas y consejos valiosos.

Disfrutar del proceso: hacer ejercicio con amigos o familiares puede convertir el entrenamiento en una actividad más divertida y menos monótona.

Motivación mutua: los compañeros pueden animarse mutuamente a seguir adelante, especialmente en momentos de desánimo.

Unirse a un grupo o tener a alguien con quien entrenar no solo mejora la experiencia de ejercicio, sino que también fortalece la determinación personal. En conjunto, estos consejos pueden ayudar a mantener la motivación y alcanzar resultados significativos en el camino hacia una vida más activa y saludable.

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Dany Levito

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