¿Cómo entrenar tu cerebro para recordar nombres, fechas y otros hechos memorables?
Aunque comúnmente se percibe la memoria como una habilidad uniforme, la realidad es que existen diversos sistemas de memoria especializados en diferentes tipos de conocimiento. Algunos individuos pueden tener una capacidad extraordinaria para recordar acontecimientos del pasado, pero dificultades para retener un número de teléfono durante un breve periodo. Estas aparentes contradicciones se deben a que la memoria no es unidimensional, sino que se compone de distintos mecanismos neurobiológicos parcialmente diferenciados.
Comprender el funcionamiento de estos diversos sistemas de memoria es clave para desarrollar técnicas efectivas que nos ayuden a potenciar nuestra capacidad de recordar datos, nombres, fechas y otros hechos memorables.
Tipos de memoria y su aplicación en el entorno educativo
En el ámbito escolar, los conocimientos y habilidades que los estudiantes deben adquirir son de diversa índole, y por lo tanto requieren de distintos sistemas de memoria para su aprendizaje. Por ejemplo, la adquisición de una nueva lengua implica procesos diferentes a los necesarios para aprender conocimiento semántico en materias como ciencias naturales.
Debido a esta variedad en las demandas de memoria, es difícil generalizar sobre qué estrategias resultan más o menos efectivas en el entorno educativo. Hoy nos enfocaremos específicamente en la memoria declarativa, es decir, aquella que nos permite acceder consciente y explícitamente a datos, fechas, nombres, conceptos y hechos del pasado.
Estrategias mnemotécnicas: ventajas y limitaciones
Los estudios con expertos memoristas han demostrado que, si bien la genética explica gran parte de las diferencias individuales en la capacidad de recordar información, algunas personas desarrollan habilidades excepcionales a través del uso de estrategias mnemotécnicas que han practicado intensamente.
Las técnicas mnemotécnicas más populares se basan en la creación de imágenes mentales o asociaciones verbales, las cuales requieren de un entrenamiento prolongado. Un ejemplo es el método de los lugares, que consiste en vincular los elementos que se desea recordar a ubicaciones específicas. Al recorrer mentalmente esos lugares, se facilita la recuperación de la información.
Los datos de neuroimagen indican que los expertos memoristas presentan una mayor activación en las áreas cerebrales encargadas de procesar el entorno visoespacial durante las tareas de memorización. Esto sugiere que las estrategias mnemotécnicas basadas en la creación de imágenes mentales pueden ser efectivas para ciertos tipos de información.
Sin embargo, el uso real de estas técnicas en la vida cotidiana y en el entorno escolar es limitado. Si bien pueden ser útiles para el aprendizaje de listas, como los planetas o los elementos químicos, resulta más complicado aplicarlas a contenidos o conocimientos más complejos.
Codificación significativa y redes de conocimiento
Ante estas limitaciones, parece más apropiado explorar otros medios para mejorar la memoria, centrándose en algunos de los elementos clave que intervienen en los procesos de memorización. Aplicando los mismos principios que determinan la eficacia de las estrategias mnemotécnicas, podemos influir en la forma de crear nuevo conocimiento en el contexto educativo.
El primer paso es la codificación de la información, es decir, su registro de entrada. Sabemos que el factor más importante para aprender datos nuevos no es la mera intención de memorizar, sino qué hacemos con el contenido que queremos aprender. La elaboración profunda de la información, relacionándola con conocimiento previo, es la mejor manera de facilitar su retención.
Al repasar un contenido con la intención de memorizarlo, es mucho más efectivo vincularlo con cosas que ya sabemos, en lugar de limitarnos a repetirlo mentalmente. Es fundamental crear redes ricas de conocimiento en las que integrar y organizar el nuevo aprendizaje. De este modo, recordar el año en que fue elegido el primer presidente estadounidense será más sencillo si lo integramos y organizamos en torno a nuestro conocimiento sobre la Revolución Francesa, lo que los investigadores denominan una codificación significativa.