¿Cuáles son los riesgos del swinger dentro de una relación estable?
Esta práctica, también conocida como «cambio de parejas», implica el intercambio de parejas sexuales entre dos parejas. Si bien puede representar una fuente de satisfacción para algunos, también conlleva riesgos potenciales que deben ser considerados cuidadosamente por la pareja antes de embarcarse en ella.
La comunicación y el acuerdo mutuo
Según los expertos, antes de lanzarse al intercambio de parejas, los dos miembros deben estar absolutamente de acuerdo y sentirse satisfechos con su sexualidad. Esto es crucial, ya que el intercambio de requiere que ambos miembros de la pareja puedan disociar la sexualidad de los sentimientos, algo que no es tan común.
Los motivos principales por los que las parejas se interesan en el intercambio de parejas suelen ser la búsqueda de una nueva fuente de excitación y deseo, sin tener que recurrir a la infidelidad, que implica traicionar la confianza de la pareja.
El intercambio de parejas puede ser visto como una forma de mantener el control, entre los dos, con otra pareja que habrán elegido. De esta manera, la pareja puede explorar nuevas sensaciones y reforzar su complicidad, sin poner en riesgo la relación.
Sin embargo, estudios previos han revelado que esta práctica suele estar más impulsado, o incluso impuesto, por el hombre dentro de la pareja, lo que puede generar tensiones y desequilibrios.
Los riesgos emocionales
Uno de los principales riesgos del intercambio de parejas es la posibilidad de que uno de los miembros de la pareja se sienta incómodo o incluso se enamore del nuevo compañero sexual, lo que puede desencadenar celos y crisis en la pareja original, poniendo en peligro la relación.
La compañera puede pasar muy mal el momento de la acción, ya que la mujer puede encariñarse con el otro compañero, provocando los celos de su pareja, lo que puede conducir a una crisis profunda en la relación.
Dada la complejidad emocional y los riesgos inherentes al intercambio de parejas, los expertos consideran que esta práctica no debe ser vista como una solución para salvar una relación ya en crisis. A veces, el fantasma debe permanecer como tal.
Para que el intercambio de parejas pueda ser una experiencia positiva y enriquecedora para la pareja, es fundamental que exista una comunicación abierta, confianza mutua y una total compatibilidad entre los miembros de la pareja. De lo contrario, los riesgos de celos, apego y crisis emocionales pueden ser demasiado altos.