Aunque el sexo es una actividad que muchos consideran placentera y segura, algunas posiciones tienen un mayor riesgo de provocar accidentes e incluso lesiones. Un estudio reciente ha revelado cuál es la posición sexual más arriesgada y por qué hay que tener cuidado al practicarla.
De acuerdo con una investigación basada en encuestas y estudios de casos, el Doggy Style (posición del perrito) encabeza la lista de las posiciones más peligrosas. Esta postura, en la que uno de los participantes se coloca a cuatro patas mientras el otro se posiciona detrás, es popular debido a la profundidad y ángulo que ofrece. Sin embargo, también es la responsable de un alto porcentaje de lesiones, incluyendo fracturas en el pene, desgarros vaginales y lesiones en la parte baja de la espalda.
¿Por qué esta posición es tan riesgosa? La respuesta está en el control limitado de los movimientos. Un empuje demasiado fuerte o mal calculado puede resultar en un accidente, especialmente cuando se pierde sincronización entre los participantes.
Otras posiciones que también presentan riesgos
Aunque la posición del perrito lidera las estadísticas, no es la única posición con un potencial peligro, ya que la posición conocida como vaquera invertida, donde la pareja se coloca sentada de espaldas al compañero, también es motivo de preocupación. En esta postura, el control recaería en quien está arriba, lo que implica un mayor riesgo de pisarle el límite a los movimientos y provocar lesiones, como fracturas o compresiones dolorosas.
Además, la clásica Misionero no está exenta de riesgos, especialmente si se practica de manera brusca o sin la debida preparación. Esta posición contribuye a casi una cuarta parte de las lesiones reportadas durante el acto sexual.
Lesiones comunes durante el sexo
No solo las posiciones arriesgadas son responsables de accidentes. Están otros factores, como la falta de comunicación, superficies inadecuadas o movimientos imprevistos, que también pueden causar problemas. Según el estudio, algunas de las lesiones más comunes son:
- Desgarros vaginales: ocurren cuando no hay suficiente lubricación o la penetración es demasiado abrupta.
- Fracturas de pene: más comunes de lo que podrías pensar, suelen suceder por un mal ángulo o un movimiento en falso.
- Infecciones urinarias: derivadas de una higiene inadecuada antes o después del acto.
- Lesiones en la espalda o cuello: especialmente si se practican posiciones que exigen flexibilidad extrema.
- Quemaduras por fricción: frecuentemente ocurren en superficies como alfombras o sábanas ásperas.
Cómo practicar sexo más seguro
A pesar de los riesgos, no necesitas eliminar estas posiciones de tu vida sexual. Con unas pocas precauciones simples puedes minimizar las posibilidades de sufrir lesiones:
- Comunicación constante: hablar con tu pareja sobre el ritmo, la profundidad y cualquier incomodidad es esencial para evitar movimientos imprevistos.
- Lubricación adecuada: usar lubricante puede reducir la fricción y disminuir el riesgo de desgarros.
- Superficies cómodas: practicar sobre un colchón firme y estable ayuda a prevenir lesiones en la espalda y las rodillas.
- Ir despacio: especialmente si estás probando una nueva posición, empieza lentamente y ajusta la intensidad según vayan sintiéndose cómodos.
- Higiene antes y después: Esto no solo evita infecciones, sino que también mejora la experiencia.
Qué hacer en caso de una lesión
Si, a pesar de todas las precauciones, ocurre un accidente, lo más importante es mantener la calma. Para lesiones leves, como quemaduras menores o molestias musculares, descansar y aplicar compresas frías puede ayudar. Sin embargo, si ocurre algo más grave, como una fractura o hemorragia, busca ayuda médica inmediatamente. Nunca intentes ignorar el problema, ya que podría empeorar.
Recuerda: el mejor sexo es aquel que no solo es satisfactorio, sino también seguro y consensuado. ¿Tienes alguna postura favorita que siempre funciona para ti? ¡La clave está en explorar y cuidarse mutuamente!
