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Estilo de vida

Dieta según tipo de sangre: qué es y cómo funciona

Cuando se trata de nutrición, la palabra «dieta» siempre parece estar a la vanguardia de nuestras mentes. Ya sea que estemos en el hemisferio norte o sur, en cualquier época del año, lo que consumimos y ponemos en nuestros cuerpos se analiza más que cualquier otro aspecto de nuestras vidas. La gente se preocupa más por el recuento de macronutrientes de su última comida que por su plan de jubilación, lo que refleja una cultura obsesionada con la juventud, la belleza y los ideales perpetuados por los medios.

En medio de esta fijación por la alimentación «perfecta», ha surgido una teoría que promete una solución personalizada: la dieta según el tipo de sangre. Popularizada por el Dr. Peter D’Adamo en su libro best-seller de 1996 «Comer correctamente según tu tipo de sangre», esta filosofía afirma que las personas pueden lograr una salud óptima y un peso ideal simplemente ajustando su alimentación a su perfil sanguíneo único. Pero, ¿hay algo de ciencia detrás de esta idea o es simplemente otra moda pasajera en el mundo de la nutrición?

¿Qué es la dieta según el tipo de sangre?

La dieta según el tipo de sangre se basa en la premisa de que los cuatro principales grupos sanguíneos (A, B, AB y O) tienen necesidades nutricionales únicas. Según el Dr. D’Adamo, cada tipo de sangre se remonta a diferentes orígenes evolutivos y, por lo tanto, requiere una ingesta específica de alimentos, especias, condimentos y rutinas de ejercicio para lograr el máximo bienestar.

Por ejemplo, se cree que las personas con sangre tipo O, considerados los «cazadores» ancestrales, deben consumir una dieta rica en proteínas animales y evitar los cereales, las legumbres y los lácteos. Por otro lado, aquellos con sangre tipo A, vistos como los «agricultores» originales, deberían optar por una alimentación predominantemente vegetariana. Los tipos de sangre B y AB tienen recomendaciones más eclécticas que combinan elementos de las dietas tipo O y tipo A.

Dieta según tipo de sangre
Foto Freepik

La ciencia (o la falta de ella) detrás de la dieta según el tipo de sangre

A pesar de la popularidad de la teoría del Dr. D’Adamo, la comunidad científica ha sido escéptica sobre sus afirmaciones. Una revisión sistemática de 2013 que analizó más de 1.400 estudios no encontró evidencia sólida que respalde los beneficios de una dieta según el grupo sanguíneo. De hecho, un estudio de 2014 con casi 1.500 participantes descubrió que, independientemente del tipo de sangre, seguir una dieta predominantemente vegetariana (similar a la recomendada para el tipo A) se asociaba con una mejor salud cardiometabólica en general.

Uno de los principales argumentos del Dr. D’Adamo es que ciertas proteínas en los alimentos, llamadas lectinas, interactúan de manera diferente con los tipos de sangre, causando problemas de salud. Sin embargo, la mayoría de las lectinas reaccionan de manera similar con todos los tipos de sangre, y la cocción adecuada elimina prácticamente todas las lectinas presentes en los alimentos.

Además, las afirmaciones del Dr. D’Adamo sobre el tipo de sangre O como el más «ancestral» y la producción de ácido estomacal más alta en este grupo también han sido desmentidas por la investigación. De hecho, el tipo O es el tipo de sangre más reciente, y las diferencias en la producción de ácido estomacico no son lo suficientemente significativas como para justificar una dieta específica.

Beneficios potenciales de la dieta según el tipo de sangre

Si bien la dieta según el tipo de sangre carece de un respaldo científico sólido, algunos expertos sugieren que puede ofrecer ciertos beneficios indirectos. Al eliminar alimentos procesados y promover un mayor consumo de frutas, verduras, granos integrales y proteínas magras, esta dieta podría mejorar la salud general y facilitar la pérdida de peso, independientemente del perfil sanguíneo.

Además, la dieta según el tipo de sangre va más allá de la simple elección de alimentos, ofreciendo recomendaciones sobre rutinas de ejercicio y suplementos que podrían adaptarse mejor a las necesidades individuales. Por ejemplo, se sugiere que las personas con sangre tipo O se beneficien más de ejercicios aeróbicos de alta intensidad, mientras que aquellos con sangre tipo A deberían enfocarse más en actividades de baja intensidad y prácticas de relajación.

Cómo funciona la dieta según el tipo de sangre

Según las pautas de la dieta según el tipo de sangre, los individuos deben seguir las siguientes recomendaciones:

Tipo O

  • Enfócate en alimentos ricos en proteínas, como carnes magras, pescado y mariscos.
  • Consume abundantes vegetales y algunas frutas.
  • Evita los granos, las legumbres y los lácteos.
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Tipo A

  • Opta por una dieta predominantemente vegetariana, con énfasis en frutas, verduras, tofu y granos integrales.
  • Limita el consumo de carne roja.

Tipo B

  • Sigue una dieta diversa que incluya carnes, lácteos, frutas, verduras y cereales.
  • Evita el pollo, los cacahuetes, el maíz y el trigo.

Tipo AB

  • Combina elementos de las dietas tipo A y tipo B, enfocándote en lácteos, tofu, pescado, cordero y vegetales.
  • Evita el pollo, las alubias y el trigo sarraceno.

Es importante tener en cuenta que, debido a la naturaleza restrictiva de esta dieta, puede ser difícil adaptarla a las preferencias y estilo de vida individuales.

Otras consideraciones sobre la dieta según el tipo de sangre

Además de las cuestiones científicas, la dieta según el tipo de sangre también plantea algunas preocupaciones prácticas. Por ejemplo, esta dieta puede resultar más costosa, ya que a menudo se recomienda el consumo de productos orgánicos. Además, puede ser difícil de seguir para aquellos con dietas vegetarianas o veganas, ya que algunas recomendaciones incluyen carnes y productos lácteos.

Otra crítica es que la dieta según el tipo de sangre puede fomentar una mentalidad rígida y restrictiva hacia la alimentación, lo que puede llevar a problemas de salud mental y emocional. Algunos expertos sugieren que en lugar de obsesionarse con las reglas de la dieta, es mejor enfocarse en hacer pequeños cambios saludables que se adapten a tu estilo de vida y preferencias personales.

¿Vale la pena intentar la dieta según el tipo de sangre?

A pesar de la popularidad de la dieta según el tipo de sangre, la evidencia científica actual no respalda firmemente sus afirmaciones. Si bien puede ofrecer algunos beneficios indirectos al promover una alimentación más saludable, no hay pruebas concluyentes de que el tipo de sangre determine las necesidades nutricionales de una persona.

En su lugar, los expertos recomiendan centrarse en un enfoque más equilibrado y personalizado, donde se tengan en cuenta los gustos, estilo de vida y objetivos individuales. Esto puede incluir aumentar el consumo de frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales, independientemente del tipo de sangre.

Antes de hacer cambios significativos en tu dieta, es aconsejable consultar con un profesional de la salud, como un nutricionista registrado, que pueda brindarte asesoramiento personalizado y basado en la evidencia. Juntos, podrán desarrollar un plan de alimentación que se adapte a tus necesidades y preferencias únicas, sin caer en las trampas de las dietas de moda.

La dieta según el tipo de sangre ha captado la imaginación del público, pero carece del respaldo científico necesario para respaldar sus afirmaciones. Si bien puede ofrecer algunos beneficios indirectos, no hay pruebas concluyentes de que el tipo de sangre determine las necesidades nutricionales de una persona.

En su lugar, es mejor centrarse en hacer pequeños cambios saludables que se adapten a tu estilo de vida y preferencias personales. Consulta con un experto en nutrición para desarrollar un plan de alimentación equilibrado y personalizado que te ayude a alcanzar tus objetivos de salud y bienestar a largo plazo.

Recuerda, la mejor dieta es aquella que se ajusta a ti, no a un tipo de sangre idealizado. Mantén una mentalidad abierta, escucha a tu cuerpo y disfruta del proceso de descubrir la forma de comer que te hace sentir mejor.

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Lidia Baldomero

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