Ducharse a esta temperatura evitaría enfermarte
Las duchas calientes son uno de los mayores placeres después de un largo y frío día. Sumergirse en el agua tibia parece ser una experiencia relajante y reconfortante, sobre todo después de hacer ejercicio o enfrentar las bajas temperaturas. Sin embargo, diversos expertos advierten que este hábito podría tener efectos negativos en nuestra salud si no se realiza con la debida precaución.
Según los especialistas, ducharse con agua a muy alta temperatura puede dañar la piel, el cabello e incluso empeorar ciertas afecciones dermatológicas como el acné, la psoriasis o la rosácea. Además, el cambio brusco de temperatura al salir de la ducha también puede traer consecuencias perjudiciales para la salud.
Impacto de las duchas calientes en la piel
Una de las principales preocupaciones de los dermatólogos con respecto a las duchas de agua muy caliente es el daño que pueden causar a la barrera cutánea. Esta capa protectora, compuesta por lípidos, colesterol y ácidos grasos, es esencial para mantener la hidratación y salud de la piel.
Según la dermatóloga Shari Marchbein, el agua a altas temperaturas elimina estos aceites y grasas beneficiosos, dejando la piel deshidratada y vulnerable a infecciones e irritaciones. «Cualquier infección cutánea puede empeorar con una ducha de agua muy caliente», advierte la experta.
Este efecto es especialmente perjudicial para personas con problemas dermatológicos como dermatitis atópica, psoriasis, acné o rosácea. En estos casos, el agua caliente puede agravar significativamente los síntomas y empeorar el estado de la piel.
Incluso si no se padece ninguna condición de la piel, las duchas prolongadas con agua hirviendo pueden resecar la epidermis y eliminar los aceites naturales que la mantienen saludable. Esto aumenta el riesgo de desarrollar eccemas u otros problemas de sequedad cutánea.
Impacto en el cabello
Al igual que con la piel, el agua a altas temperaturas también puede ser demasiado agresiva para el cabello. Según los expertos, el calor excesivo elimina los aceites y grasas que protegen la fibra capilar, lo que puede provocar daños, sequedad y un crecimiento más lento.
«El agua a altas temperaturas puede ser demasiado agresiva para el pelo, así como que puede evitar que el champú o el acondicionador enjuaguen, lo que afectará a su calidad y textura», advierte el dermatólogo Dhaval Bhanusali.
Esto es especialmente importante en épocas de frío, cuando el aire seco y los cambios de temperatura ya suelen restar humedad al cabello. Las duchas calientes pueden agravar aún más estos efectos estacionales, dejando el pelo más quebradizo, opaco y difícil de peinar.
Riesgos de los cambios bruscos de temperatura
Otro aspecto clave a considerar es el impacto que puede tener el cambio brusco de temperatura al salir de la ducha caliente y exponerse al frío del exterior. Según los expertos, esta transición abrupta puede tener consecuencias peligrosas para la salud.
El doctor Tomás Borda explica que, cuando el cuerpo se somete a baños calientes por mucho tiempo, se produce una vasodilatación que hace que la sangre se acerque más a la superficie. Al salir al frío, esta pérdida repentina de calor puede causar una caída de la presión arterial, lo que puede provocar desmayos e incluso infartos en casos más graves.
Esto es especialmente preocupante para personas de edad avanzada o con problemas cardíacos, quienes deben tener aún más cuidado con los cambios bruscos de temperatura. Incluso en personas sanas, este shock térmico puede desencadenar broncoespasmos, especialmente en niños.
Recomendaciones de los expertos
Ante estos riesgos, los especialistas coinciden en que lo mejor es moderar el uso de agua caliente al ducharse y evitar los cambios bruscos de temperatura. Algunas de las principales recomendaciones son:
Duración de la ducha: Limitar el tiempo bajo el agua caliente a no más de 5-10 minutos. Esto ayuda a minimizar los daños en la piel y el cabello.
Temperatura adecuada: Mantener el agua a una temperatura tibia, evitando que esté demasiado caliente. Esto preserva mejor la barrera cutánea y capilar.
Transición gradual: Al salir de la ducha, secarse bien el cuerpo y el cabello dentro del baño, para luego vestirse antes de exponerse al frío exterior. Esto evita los cambios bruscos de temperatura.
Cuidados adicionales: Usar productos hidratantes después del baño y, en caso de problemas de piel, consultar con un dermatólogo para recibir un tratamiento adecuado.
Beneficios de las duchas frías
Si bien las duchas calientes conllevan ciertos riesgos, algunos expertos sugieren que las duchas frías también pueden tener efectos positivos en la salud. Aunque aún faltan más estudios concluyentes, se ha observado que este hábito podría:
Mejorar la circulación sanguínea: el choque térmico activa una respuesta de estrés que aumenta el ritmo cardíaco y la circulación.
Reducir el estrés y la ansiedad: la exposición repetida al frío puede ayudar a lidiar mejor con el estrés psicológico.
Fortalecer el sistema inmunológico: algunos estudios sugieren que las duchas frías podrían reducir la incidencia de enfermedades.
Acelerar la recuperación muscular: aunque los resultados son mixtos, algunos atletas reportan beneficios tras baños de contraste.
Sin embargo, los expertos advierten que las personas con problemas cardíacos o de edad avanzada deben tener precaución al exponerse al agua fría, ya que podría causarles desmayos o ataques al corazón.