El hombre más sucio del mundo ha muerto con 94 años
A pesar de su estilo de vida, que no era tan higiénico en comparación al que todos nosotros llevamos, el iraní Amou Haji falleció a avanzada edad
El iraní Amou Haji falleció a la edad de 94 años, tras pasar décadas y décadas sin darse un baño. El anciano vivía en la antigua provincia de Fars, en el sur de Irán, y había evitado incontables intentos de los lugareños de limpiarlo.
Sin embargo, según los medios de comunicación locales, Haji finalmente había cedido ante la presión unos meses antes de perder la vida, y se lavó, algo que se volvió viral en Internet pues se trató de todo un acontecimiento. Pero, poco después de acerase contrajo una enfermedad y eso fue dañando su estado de salud.
Este hombre era fumador y comía de la basura
En una entrevista concedida al Tehran Times en el año 2014, Haji había contado que su comida favorita era el puercoespín y que la mayoría del tiempo vivía entre un agujero en el suelo y una choza de ladrillo que había sido construida por los vecinos del lugar, los cuales estaban preocupados por él, en el pueblo de Dejgah.
Se sabe que algunas de sus inusuales elecciones se debieron a algunos «contratiempos emocionales», como él los llamó, cuando era mucho más joven. Pues bien, tras años y años sin lavarse se había cubierto su piel de «hollín y pus», mientras que su dieta consistía sobre todo en carne podrida y agua insalubre, completamente contaminada, ya que bebía de una vieja lata de aceite.
Pero, esto no es todo, ya que el hombre más sucio del mundo también fumaba como un completo adicto. De hecho, en más de una ocasión, Amou Haji llegó a inmortalizarse mientras fumaba más de un cigarrillo al mismo tiempo. El anciano de 94 años también aseguró a la agencia de noticias iraní que los intentos de sus compañeros y personas cercanas por bañarlo o por ofrecerle agua limpia para beber, lo entristecían.
Al pensar en este curioso caso y de cómo puede llegar a vivir tantos años una persona así, algunos piensan inevitablemente en lo que llaman «jaula» de higiene, individual y social, que la sociedad occidental se ha impuesto durante todos estos años.
Especialmente desde el año 2020, cuando la pandemia por coronavirus llevó al mundo entero a tomar el hábito de desinfectar todo, viviendo en ambientes cada vez más limpios, desde los jardines de infancia hasta las residencias de ancianos, pasando por restaurantes, baños, supermercados, cines, teatros y mucho más. }
Pero aún estando en un ambiente libre de bacterias, nuestro cuerpo no puede producir los anticuerpos adecuados para protegerse correctamente. Esta es una ley tan antigua como el mismo mundo, aunque parece que a algunos no les importa, como al exministro de Sanidad italiano Speranza, hoy el único en la sala que lleva una máscara.
¿Se tratará de un caso de estrés postpandemia, defensa a ultranza de las propias convicciones o simplemente hipocondría? Sea como fuere, quizá el bueno de Haji, que llegó a los 94 años con un estilo de vida de lo más sucio del mundo, tenía algo de lo que podíamos aprender.