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El motivo por el que es mejor no utilizar agua del grifo para preparar tu café

Descubre cómo el agua que sale de tu grifo podría estar arruinando tu experiencia con el café y cómo solucionarlo para disfrutar siempre de una taza deliciosa.

La mayoría de los amantes del café pasa horas eligiendo los mejores granos, ajustando la molienda o perfeccionando su método de extracción. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si el verdadero problema está en el agua que usas?

El café no es solo granos molidos y agua caliente, ya que la relación entre ambos es un equilibrio delicado que impacta factores como la dulzura, la acidez y el aroma. El agua actúa como solvente y extrae los compuestos solubles de los granos durante la preparación.

El problema es que el agua del grifo suele contener elementos que alteran este proceso. Minerales como el calcio y el magnesio, el pH y hasta el cloro pueden interferir en la extracción, haciendo que el café sepa amargo, metálico o, en el peor de los casos, insípido.

¿Qué pasa realmente con el agua del grifo?

El agua del grifo, aunque potable, suele contener cloro y otras sustancias químicas que aseguran su desinfección. Estas partículas tienen un sabor distintivo que puede dominar al café, dejando un regusto desagradable.

Además, la dureza del agua (que mide la cantidad de minerales como calcio y magnesio) también juega un papel crucial. Si el agua es demasiado dura, tu café podría sentirse pesado o incluso agrio. Si es demasiado blanda, el resultado será plano, como si le faltara vida.

Por otro lado, el pH del agua también importa. Un agua con un pH muy ácido o alcalino extrae los compuestos de manera desigual, lo que afecta tanto el balance de sabores como el aroma.

Foto Freepik

Cómo afecta esto al sabor de tu taza

Imagina que el agua es como un chef que elige qué sabores destacar del grano. Si la calidad del agua no es la adecuada, todo el perfil de sabores del café puede distorsionarse.

Si el agua contiene demasiados minerales, se extraen más compuestos amargos, produciendo un sabor pesado e incómodo. Por el contrario, si el agua tiene muy pocos minerales, el café sabe insípido porque no hay suficientes partículas para realzar sus notas dulces o ácidas.

Incluso el cloro, usado para tratar el agua potable, puede dejar un regusto químico que arruina la experiencia, sin importar la calidad de los granos usados.

Para evitar estos problemas, existen dos opciones principales que puedes considerar:

  • Filtros de agua: colocar un filtro en tu grifo o usar una jarra con filtros de carbón puede reducir notablemente el cloro y los sedimentos del agua.
  • Agua embotellada: optar por agua con un equilibrio adecuado de minerales, especialmente diseñadas para café, puede marcar una diferencia considerable. Busca opciones con un contenido de calcio y magnesio moderado.

Si prefieres personalizar tu preparación, también puedes invertir en un medidor de TDS (Total de Sólidos Disueltos) para asegurar que tu agua tenga la concentración de minerales ideal, que suele oscilar entre 75 y 250 mg/L.

Beneficios del agua correcta en el café

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Cuando ajustes la calidad de tu agua, notarás cómo el sabor del café mejora significativamente, permitiendo que las notas dulces, ácidas y amargas se destaquen en perfecta armonía, dejando un sabor balanceado y agradable.

El agua adecuada no solo mejora el sabor, sino que también extiende la vida útil de tu cafetera. Una agua muy dura puede formar depósitos de cal en el equipo, reduciendo su eficiencia y hasta causando daños.

Recuerda, no hay nada peor que gastar en buenos granos solo para arruinar su potencial con agua de mala calidad. ¿Por qué no darles a esos granos el mejor trato posible? ¡Tu paladar te lo agradecerá!

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Veronica Pereira

Veronica siempre ha tenido una pasión por la escritura desde su infancia; hija del padre de un médico y madre naturópata, siempre ha estado inmersa en remedios naturales; se ha convertido en correctora/editora de libros de medicina y escritora independiente para blogs que tratan sobre medicina en general o sobre prevención en particular.

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