El peligroso motivo por el que nunca debes lavar el pollo antes de cocinarlo
El pollo es una de las carnes más populares en muchos hogares. Ya sea que se consuma horneado, frito , asado o estofado, es importante tomar precauciones para garantizar la seguridad alimentaria.
¿Por qué no se recomienda lavar el pollo crudo?
Las autoridades sanitarias y los profesionales en seguridad alimentaria desaconsejan lavar el pollo crudo antes de cocinarlo, puesto que esta práctica puede contribuir a la propagación de bacterias y aumentar el riesgo de contaminación cruzada en la cocina. Al lavar el pollo bajo el grifo, se pueden esparcir microorganismos presentes en la superficie del pollo, lo que puede llevar a la contaminación de las manos, utensilios de cocina, superficies y otros alimentos.
La bacteria más comúnmente asociada con el pollo crudo es la Campylobacter, que puede causar enfermedades como diarrea, vómitos, fiebre, deshidratación y retortijones. La humedad presente durante el lavado puede favorecer el crecimiento de estas bacterias. Es importante tener en cuenta que las bacterias pueden encontrarse principalmente en las vísceras del pollo, por lo que al lavarlo, se corre el riesgo de dispersar las bacterias en la cocina.
Recomendaciones de expertos en seguridad alimentaria
Los expertos en seguridad alimentaria y las autoridades sanitarias concuerdan en que lavar el pollo crudo no es necesario y puede ser contraproducente. La única manera segura de eliminar las bacterias presentes en el pollo es a través de la cocción, a una temperatura interna mínima de 165 grados Fahrenheit (74 grados Celsius), que asegura la eliminación de las bacterias y garantiza la seguridad alimentaria.
A continuación, te presentamos algunas recomendaciones de expertos en seguridad alimentaria:
Manipula el pollo crudo con cuidado
Cuando manipules pollo crudo, es importante tener precaución para evitar la contaminación cruzada. Lávate las manos con agua tibia y jabón antes y después de manipular el pollo. Utiliza utensilios y tablas de cortar separadas para el pollo crudo y otros alimentos. Limpia y desinfecta todas las superficies y utensilios que hayan estado en contacto con el pollo crudo.
Cocina el pollo a una buena temperatura
La cocción es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria. Asegúrate de cocinar el pollo hasta que alcance una temperatura interna mínima de 165 grados Fahrenheit (74 grados Celsius). Utiliza un termómetro de cocina para verificar la temperatura interna del pollo y asegurarte de que esté completamente cocido.
Almacena y refrigera correctamente el pollo crudo
Para prevenir la proliferación de bacterias, es importante almacenar el pollo crudo en el refrigerador a una temperatura por debajo de los 40 grados Fahrenheit (4 grados Celsius). Coloca el pollo crudo en un recipiente o envuélvelo de manera adecuada para evitar la contaminación de otros alimentos en el refrigerador.
Limpia y desinfecta correctamente
Una buena higiene en la cocina es esencial para prevenir la propagación de bacterias. Limpia y desinfecta regularmente todas las superficies, utensilios y tablas de cortar que hayan estado en contacto con el pollo crudo. Utiliza productos desinfectantes adecuados y sigue las instrucciones del fabricante.
Consulta a un profesional de la salud
Si tienes dudas sobre la seguridad alimentaria o sospechas de una posible intoxicación alimentaria, es importante consultar a un profesional de la salud. Ellos podrán brindarte información personalizada y recomendaciones específicas para tu situación.