¿Qué es el síndrome de excitación genital persistente en las mujeres?
El síndrome de excitación genital persistente o permanente (SEGP) es un trastorno sexual femenino poco común y poco conocido que afecta la calidad de vida y causa sufrimiento psicológico en las mujeres.
¿Qué es el síndrome de excitación genital persistente?
El síndrome de excitación genital persistente se refiere a la excitación genital no deseada, es decir, en ausencia de deseo o estimulación sexual. A diferencia de la excitación normal que ocurre durante el acto sexual o en respuesta a estímulos eróticos, en este síndrome la mujer experimenta sensaciones de excitación y aumento del flujo sanguíneo en los labios menores o mayores, el clítoris, la vagina e incluso los pezones, que persisten en el tiempo. Estas sensaciones pueden ser acompañadas de la sensación inminente de orgasmo, incluso cuando no hay deseo de excitación en ese momento. Algunas mujeres pueden tener orgasmos espontáneos e involuntarios que son percibidos como desagradables, dolorosos y agotadores.
¿Cuáles son las causas del síndrome de excitación genital persistente?
Las causas exactas del síndrome de excitación genital persistente aún no se conocen completamente. Aunque este trastorno ha existido durante mucho tiempo, solo se ha descrito de manera detallada a principios de los años 2000 y ha sido poco estudiado desde entonces. Sin embargo, se ha observado que hay algunas enfermedades que se asocian con este síndrome, como neuropatías, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, vejigas hiperactivas y síndrome de piernas inquietas. Además, se ha relacionado con el uso de ciertos medicamentos como los antidepresivos y la presencia de quistes de Tarlov en las raíces sacras, es decir, los nervios cercanos a la columna vertebral. En algunos casos, el tratamiento quirúrgico ha logrado reducir los síntomas en estas pacientes.
¿Existen factores de riesgo para el síndrome de excitación genital persistente?
Se cree que el síndrome de excitación genital persistente ocurre con mayor frecuencia durante el periodo de perimenopausia, lo que sugiere una relación con los cambios hormonales. Las mujeres que tienen hiperactividad de la vejiga, síndrome de piernas inquietas o várices genitales, es decir, venas dilatadas en la zona genital, también parecen tener un mayor riesgo de desarrollar este síndrome.
¿Cuáles son las consecuencias de este síndrome?
El síndrome de excitación genital persistente tiene un impacto significativo en la vida diaria de las mujeres afectadas. El sufrimiento es principalmente de naturaleza psicológica, ya que esta excitación persistente se experimenta como algo intrusivo y preocupante. En algunos casos, la intensidad de los síntomas puede llevar a algunas mujeres al extremo de considerar el suicidio. Algunas intentan aliviar los síntomas recurriendo al orgasmo, pero a menudo se necesitan múltiples orgasmos para lograr algún alivio. A largo plazo, las mujeres pueden evitar la actividad sexual debido a que esta puede reactivar los síntomas y a que no desean tener relaciones sexuales cuando no se sienten bien.
¿Cuándo y a quién consultar?
El síndrome de excitación genital persistente es extremadamente raro y solo afecta al 1% de las mujeres, por lo que ha sido poco estudiado. Es importante encontrar un profesional de la salud que esté interesado en esta patología, más allá de la especialidad del médico. Los neurólogos, ginecólogos, urólogos y algunos médicos generales pueden estar interesados en este trastorno y pueden ofrecer orientación y tratamiento. El diagnóstico se basa principalmente en los síntomas clínicos, como la excitación persistente que dura varios días o incluso semanas, y la presencia de sufrimiento psicológico. Se pueden realizar diversos estudios de imagen para buscar posibles causas, como resonancia magnética de la columna vertebral para descartar quistes de Tarlov, resonancia magnética pélvica para buscar tumores o venas dilatadas, ecografía abdominal y análisis hormonal.
¿Cuáles son las posibles soluciones?
Dado que las causas exactas del síndrome de excitación genital persistente no se conocen completamente, el tratamiento se basa en probar diferentes enfoques y ver qué funciona para cada paciente. En algunos casos, el retiro de un quiste de Tarlov, la embolización de venas pélvicas dilatadas o el tratamiento de la hiperactividad de la vejiga pueden mejorar la condición de la paciente. También se pueden probar tratamientos médicos como los antidepresivos, aunque sus efectos pueden variar de una paciente a otra, mejorando o empeorando los síntomas. La estimulación eléctrica sacra también puede ayudar a mejorar los síntomas. Además, las terapias conductuales, la relajación y la atención plena pueden desempeñar un papel importante al ayudar a las mujeres a aceptar y manejar mejor este trastorno.