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Salud

Qué es la artritis reumatoide y cómo afecta al cuerpo

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que causa inflamación en las articulaciones y tejidos circundantes. Aunque principalmente afecta las articulaciones, la AR también puede dañar otros órganos y sistemas del cuerpo, como la piel, los ojos, los pulmones, el corazón y los riñones. Es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error los tejidos sanos.

A diferencia de la osteoartritis, que es causada por el desgaste de las articulaciones debido al envejecimiento, la AR afecta el revestimiento de las articulaciones y causa dolor e hinchazón. Con el tiempo, esta inflamación puede llevar a la erosión ósea y la deformidad de las articulaciones.

Síntomas de la artritis reumatoide

Los síntomas de la AR pueden variar en intensidad y pueden aparecer y desaparecer. Algunos de los signos y síntomas más comunes incluyen:

  1. Articulaciones sensibles, calientes e hinchadas.
  2. Rigidez articular, que generalmente empeora por las mañanas y después de períodos de inactividad.
  3. Fatiga y pérdida de apetito.
  4. Dolor en las articulaciones, especialmente al moverse.
  5. Deformidad de las articulaciones en etapas avanzadas de la enfermedad.

La AR generalmente comienza afectando las articulaciones más pequeñas, como las de los dedos de las manos y los pies. A medida que la enfermedad progresa, puede extenderse a otras articulaciones como las muñecas, rodillas, tobillos, codos, caderas y hombros. Es común que los síntomas aparezcan en las mismas articulaciones de ambos lados del cuerpo.

Además de los síntomas articulares, alrededor del 40% de las personas con AR también pueden experimentar síntomas que afectan a otras partes del cuerpo, como la piel, los ojos, los pulmones, el corazón, los riñones, las glándulas salivales, el tejido nervioso, la médula ósea y los vasos sanguíneos.

Causas y factores de riesgo de la artritis reumatoide

La causa exacta de la AR se desconoce, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de desarrollar esta enfermedad, entre ellos:

Sexo: las mujeres son más propensas a desarrollar AR que los hombres.

Edad: aunque puede ocurrir a cualquier edad, la AR es más común en personas de mediana edad.

Antecedentes familiares: tener un familiar cercano con AR aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.

Tabaquismo: fumar cigarrillos aumenta el riesgo de desarrollar AR, especialmente en personas con predisposición genética.

Sobrepeso: las personas con sobrepeso tienen mayor riesgo de desarrollar AR.

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Diagnóstico y tratamiento de la artritis reumatoide

Si experimentas molestias persistentes e hinchazón en las articulaciones, es importante consultar a un médico para recibir un diagnóstico adecuado. El diagnóstico de la AR se basa en una combinación de síntomas, análisis de sangre y pruebas de imagen.

El tratamiento de la AR tiene como objetivo controlar los síntomas, prevenir el daño articular y mejorar la calidad de vida del paciente. El enfoque terapéutico puede incluir:

Medicamentos antiinflamatorios: como el ácido acetilsalicílico y los antiinflamatorios no esteroides, que ayudan a reducir la inflamación y aliviar el dolor.

Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARMA): como el metotrexato, la leflunomida y la hidroxicloroquina, que ayudan a frenar el progreso de la enfermedad y prevenir deformidades articulares.

Medicamentos biológicos: como los agentes biológicos y sintéticos, que actúan sobre el sistema inmunológico para reducir la inflamación y el daño articular.

Fisioterapia y ejercicios de fortalecimiento: para mejorar la movilidad y la función articular.

Educación y apoyo: para ayudar al paciente a comprender la enfermedad, sus opciones de tratamiento y la importancia del seguimiento regular.

Cirugía: en casos graves de AR que no responden a otros tratamientos, puede ser necesaria la cirugía para reparar o reemplazar las articulaciones dañadas.

Es importante tener en cuenta que el tratamiento de la AR es individualizado y debe ser supervisado por un reumatólogo, un especialista en enfermedades reumáticas.

Prevención y cuidado de la artritis reumatoide

Si bien no se puede prevenir la aparición de la AR, existen algunas medidas que pueden reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad o controlar su progresión:

Mantener un estilo de vida saludable: llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y evitar el tabaquismo pueden ayudar a mantener el sistema inmunológico fuerte.

Controlar el estrés: el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico y empeorar los síntomas de la AR. Es importante encontrar formas efectivas de manejar el estrés, como la meditación, el yoga o la terapia.

Seguir el plan de tratamiento: es fundamental seguir las indicaciones del médico y tomar los medicamentos recetados según lo prescrito.

Hacer ejercicio regularmente: el ejercicio suave y regular puede ayudar a fortalecer los músculos y las articulaciones, mejorar la movilidad y aliviar los síntomas de la AR.

Mantener una buena higiene articular: evitar movimientos repetitivos y bruscos, así como proteger las articulaciones de lesiones y traumatismos.

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Angie Bravo

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