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Estilo de vida

Esta es la razón por la que te ves mejor en el espejo que en las fotos

Mirarte en el espejo y luego comparar lo que ves con una foto puede ser, para muchos, un momento desconcertante. ¿Por qué esa imagen que tanto conoces no se refleja igual cuando la cámara hace su magia? Si esto te suena familiar, no estás solo. Existen varias razones psicológicas, técnicas y hasta biológicas que explican este fenómeno.

Tu reflejo más familiar

Cuando te miras en el espejo, lo que estás viendo es una imagen invertida de ti mismo, lo que significa que el lado derecho de tu cara se ve en el lado izquierdo del reflejo, y viceversa. A lo largo de tu vida, te has acostumbrado a este reflejo porque es lo que ves todos los días y tu cerebro lo percibe como la versión más “normal” y familiar de ti mismo.

Por otro lado, las fotos te muestran como realmente te ven otras personas, sin esa inversión. Este contraste puede sorprender, sobre todo porque nuestros rostros no son perfectamente simétricos. Cualquier pequeña asimetría que normalmente no notas frente al espejo puede volverse más obvia en imágenes.

Psicología de la percepción: el efecto de la familiaridad

Existe un término conocido como el “principio de familiaridad”, que básicamente significa que tendemos a preferir lo que conocemos. Como estamos más acostumbrados a nuestra imagen reflejada en el espejo, es lógico que la prefiramos. En cambio, las fotos presentan una versión de nosotros que no solemos ver y, al ser distinta, puede resultarnos menos atractiva o incluso extraña.

Además, las fotografías congelan un momento en particular, tal vez esa sonrisa ligeramente forzada o ese ángulo incómodo no representan cómo te ves la mayoría del tiempo. En el espejo, en cambio, te mueves, ajustas expresiones y controlas cómo te percibes.

Foto Freepik

Así es como las cámaras distorsionan la realidad

Aunque no lo parezca, las cámaras no capturan una imagen “real” de ti, ya que todo depende de factores técnicos como el lente, la iluminación y el ángulo.

  • Lentes fotográficos: algunos lentes, como los de gran angular, pueden distorsionar las facciones de tu rostro. Por ejemplo, tu nariz puede parecer más grande o tus ojos más pequeños dependiendo del tipo de lente utilizado.
  • Ángulo de la cámara: la posición de la cámara influye mucho en cómo se perciben tus rasgos. Un ángulo por debajo o por encima del nivel de los ojos puede alterar las proporciones de tu rostro.
  • Iluminación: las sombras pueden hacer que ciertas características destaquen más en una foto que en el espejo. En casa, frente al espejo, la luz es más uniforme y, por ende, más favorecedora.

Estas variaciones entre lo que la cámara “ve” y lo que tus ojos perciben pueden ser motivo suficiente para sentirte menos satisfecho con tus fotos.

El cerebro y sus trucos

Para empezar, tendemos a tener una imagen de nosotros mismos más positiva de lo que puede reflejarse en una foto. Cuando nos miramos en el espejo, no analizamos cada pequeño detalle; más bien vemos una versión idealizada, alimentada por nuestra percepción y autoestima.

Por otro lado, las fotos son más objetivas y no tienen en cuenta la gesticulación natural o el contexto, que en la vida real complementan cómo te ven los demás. Esta desconexión puede ser un golpe a nuestra autopercepción, especialmente si ya somos críticos con nuestra apariencia.

Cómo aceptar ambas versiones de ti mismo

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Saber que lo que ves en el espejo y en las fotos son versiones diferentes de la misma persona puede ayudarte a aceptar mejor ambas imágenes. Aquí hay algunas formas de hacerlo:

  • Usa ángulos y lentes que te favorezcan: experimenta con la posición de la cámara y la iluminación hasta encontrar una configuración que te haga sentir más cómodo.
  • Recuerda que nadie es perfecto: las pequeñas imperfecciones que notas en una foto son normales. De hecho, son las mismas características que te hacen único.
  • Practica la autocompasión: en lugar de enfocarte en lo que no te gusta, intenta resaltar lo que te agrada de ti mismo. Todos tenemos detalles que merecen ser valorados.

Recuerda que ninguna es “mejor” o “peor”, ambas son reflejos de quién eres. Así que la próxima vez que una foto no te guste tanto, recuerda: tu esencia no cambia, sin importar el ángulo o el lente.

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Veronica Pereira

Veronica siempre ha tenido una pasión por la escritura desde su infancia; hija del padre de un médico y madre naturópata, siempre ha estado inmersa en remedios naturales; se ha convertido en correctora/editora de libros de medicina y escritora independiente para blogs que tratan sobre medicina en general o sobre prevención en particular.

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