Este es el mejor momento del día para practicar yoga y maximizar sus beneficios

El yoga es una práctica milenaria que mejora la mente, el cuerpo y el espíritu. Aunque nunca es tarde ni temprano para dedicar tiempo a esta disciplina, elegir el momento ideal puede potenciar sus efectos. ¿Mañana, tarde o noche? Todo depende de tus objetivos y de cómo quieras que el yoga influya en tu rutina diaria. Aquí se desglosan las ventajas de practicar yoga en diferentes momentos del día para ayudarte a decidir cuál se ajusta mejor a ti.
Yoga por la mañana: energía para comenzar el día
Practicar yoga por la mañana, especialmente entre las 6 y 8 de la mañana, puede ser una experiencia renovadora. Esa primera luz del día trae consigo calma y un ambiente perfecto para conectar con tu interior. Realizar yoga durante este horario no solo activa el cuerpo, sino que también organiza la mente para lo que está por venir.
El yoga matutino despierta en suavidad el cuerpo, promoviendo una mejor circulación sanguínea y oxigenación. Además, favorece el enfoque mental, lo que ayuda a iniciar tu jornada con mayor claridad y menos estrés. Estilos como Hatha o Vinyasa Yoga son perfectos para este periodo, ya que estiran y fortalecen los músculos sin demandar demasiado esfuerzo.
Otro factor a tener en cuenta es practicar en ayunas. Esto permite realizar una gama más amplia de posturas sin molestias y optimizando el flujo de energía. Para quienes buscan un equilibrio entre el físico y lo espiritual, el amanecer, conocido como Brahma Muhurta, es considerado un momento privilegiado por su conexión con la quietud del entorno.
En la tarde: flujo y revitalización
¿Quieres un impulso de energía después de comer? Optar por una sesión en la tarde, hacia las 13h o 14h, es ideal para reactivar el cuerpo y despejar la mente tras el desgaste del día. Durante este tiempo, el yoga dinámico como el Power Yoga o el Ashtanga puede despertar tu vitalidad y mejorar la concentración, especialmente útil para quienes enfrentan horas laborales prolongadas.
Además, este momento beneficia particularmente a los que buscan aumentar su flexibilidad, ya que los músculos están más calientes y preparados después de haber estado en actividad. Aquellas personas que suelen sentir el llamado “bajón de energía” tras el almuerzo encontrarán en el yoga un excelente aliado para mantenerse alertas.
Si el yoga temprano no es tu opción predilecta, este intervalo ofrece una ventana perfecta para mover el cuerpo y liberar tensiones acumuladas.

En la noche: relajación y descanso profundo
El yoga por la noche, entre las 18h y 20h, tiene un propósito más introspectivo y restaurador. Es el instante de soltar las cargas emocionales y físicas que el día ha dejado. Lograr una transición natural entre el trabajo y el descanso es crucial para la salud mental, y una práctica relajante como el Yin Yoga puede marcar la diferencia.
El sistema nervioso encuentra calma, facilitando el sueño y mejorando su calidad. Este tipo de yoga incluye posturas mantenidas en el tiempo, que permiten liberar puntos de tensión profunda en los tejidos musculares. Además, es el momento perfecto para incorporar la meditación, que te ayudará a desconectar y preparar tanto al cuerpo como a la mente para el descanso.
Para quienes luchan contra el insomnio o el estrés nocturno, dedicar 30-45 minutos a una práctica lenta puede ser más relajante que cualquier otra actividad. Lo importante aquí es enfocarse en ritmos suaves y reconfortantes.
Más allá del horario: escucha tu cuerpo
Aunque existen recomendaciones y beneficios asociados a ciertas horas, el factor más importante siempre será la regularidad. Ajustar tu práctica al ritmo de tu vida asegurará que el yoga se convierta en un hábito sostenible.
No todos tienen la misma energía a la misma hora del día. Quizás seas más activo en la mañana o prefieras revivir tu energía a la tarde. Incluso, tu elección podría variar dependiendo de las estaciones del año o tu rutina diaria. Lo esencial es aprender a escuchar lo que tu cuerpo pide.
Por último, considera practicar yoga al menos dos horas después de una comida abundante. Esto ayudará a evitar incomodidades y permitirá que las posturas fluyan con mayor naturalidad.
Elegir el momento óptimo para practicar yoga depende de tus necesidades personales y de cómo te sientas. Si buscas claridad y energía, las primeras horas del día son insuperables. Si necesitas revitalizarte o mejorar tu concentración, la tarde será tu aliada. Y si lo que deseas es el máximo descanso, la noche te dará calma profunda.
Lo más importante, independientemente de la hora, es la constancia y disfrutar cada respiración, postura y segundo que dediques a esta práctica. El yoga se trata de equilibrio, y al encontrar el mejor horario para ti, lograrás aprovechar todos sus beneficios únicos.