Un estudio afirma que los edulcorantes pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, justamente por eso es que la labor de los expertos se ha centrado en identificar cuáles son los factores de riesgo relacionados con este tipo de enfermedades para prevenirlas.
Recientemente, un equipo de investigadores del Inserm, el INRAE, el Cnam y la Universidad de la Sorbona París Norte, dentro del Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional (Eren), ha estudiado las consecuencias para la salud que representa el consumo de edulcorantes.
Analizaron los datos de 103.388 adultos para medir su consumo global de este tipo de aditivos alimentarios. Los resultados de estos análisis señalan una relación entre el consumo de edulcorantes y un mayor riesgo de padecer enfermedad cardiovascular.
Con el paso de los años, los efectos nocivos de los azúcares añadidos se han relacionado con varias enfermedades crónicas, lo que ha llevado a la industria alimentaria a implementar el uso de edulcorantes artificiales como alternativa para preparar sus alimentos y bebidas. Sin embargo, la seguridad de los edulcorantes artificiales también ha despertado más de una duda y los datos conocidos hasta ahora siguen siendo contradictorios sobre su papel en el desarrollo de diversas enfermedades como el cáncer.
Gracias a un gran estudio de base poblacional, los investigadores quisieron examinar las asociaciones entre el consumo de edulcorantes y el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares. Aunque varios estudios epidemiológicos han sugerido el aumento de la aparición de este tipo de enfermedades y su relación con las bebidas azucaradas, ninguno de estos había analizado la exposición a los edulcorantes artificiales en su conjunto con relación a su presencia en todo tipo de alimentos.
Los científicos utilizaron los datos entregados por 103.388 adultos franceses. Los voluntarios declararon, por medio de cuestionarios específicos, su historial médico, datos sociodemográficos, sus hábitos de actividad física e información sobre la calidad de su estilo de vida y su estado de salud general. Además, también se pidió información sobre su consumo de alimentos, enviando registros completos durante varios periodos de 24 horas, incluidos los nombres de los productos y las marcas, para evaluar con precisión su exposición a los aditivos.
Tras recopilar toda la información sobre el diagnóstico de enfermedades cardiovasculares durante el periodo de 2009 a 2021, los investigadores realizaron análisis estadísticos para determinar la relación entre el consumo de edulcorantes y el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular. Para esto se controlaron varios factores que podían ser confusos, entre ellos la edad, el sexo, la actividad física, el tabaquismo y los antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, además de la ingesta de alcohol, sodio, ácidos grasos saturados y poliinsaturados, fibra, azúcar, frutas y verduras, y carne roja y procesada, llegando a la conclusión de que el consumo total de edulcorantes está relacionado con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, sobre todo las de tipo cerebrovascular. Entre los tipos de edulcorantes, el aspartamo fue el que más se asoció con estos efectos secundarios junto con el acesulfamo K y la sucralosa.
«Este estudio a gran escala, de la mano con muchos otros que ya se han publicado, permite entender que los edulcorantes utilizados en muchos alimentos y bebidas pueden representar un factor de riesgo en materia de desarrollo de enfermedades cardiovasculares» cuenta Charlotte Debras, estudiante de doctorado y primera autora del estudio. Sin embargo, es necesario seguir realizando pruebas a gran escala para replicar y confirmar estos resultados.
«Los resultados, con relación al último informe de la OMS publicado este año, no apoyan el uso de edulcorantes como alternativas seguras al azúcar tradicional y se enfocan en entregar nueva información para los debates científicos sobre sus posibles efectos en la salud a corto, mediano y largo plazo. Además, proporcionan datos para su reevaluación en curso por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y otros organismos de salud pública de todo el mundo», concluye la Dra. Mathilde Touvier, directora de investigación del Inserm y coordinadora del estudio.