Este hábito «común» puede indicar que tienes autismo
¿Alguna vez te has preguntado por qué haces ciertos movimientos repetitivos o tienes rutinas estrictas que no puedes romper? Podrían ser simples manías o, en algunos casos, pistas sobre algo más profundo. El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación, las interacciones sociales y los comportamientos. Aunque el diagnóstico debe ser realizado por un profesional, hay señales que podrían invitarte a reflexionar.
¿Qué es el autismo?
El trastorno del espectro autista (TEA) incluye una amplia gama de características. Algunas personas tienen dificultades más evidentes, mientras otras manifiestan señales sutiles que pueden pasar desapercibidas. Estos desafíos suelen estar relacionados con la rigidez en patrones de pensamiento y conducta. Aunque se diagnostica comúnmente en la infancia, es posible que algunas personas lleguen a la adultez sin reconocerlo en sí mismas.
Por ejemplo, actividades como balancearse, tamborilear los dedos o repetir frases pueden ser más que simples hábitos. Estas acciones, conocidas como “autostimulación” (o stimming), a menudo son realizadas para controlar la ansiedad o procesar estímulos sensoriales.
¿Qué es el stimming y por qué es importante?
El stimming es una forma de autorregulación sensorial. Todo el mundo lo hace en menor o mayor medida. Morderte las uñas, mover un bolígrafo o jugar con tu cabello son ejemplos. Sin embargo, en personas con autismo, estos comportamientos pueden ser más intensos o esenciales para manejar sobrecarga sensorial.
Algunas formas comunes de stimming incluyen:
- Mover las manos o los pies continuamente.
- Tararear o repetir sonidos de forma repetitiva.
- Mirar luces o patrones de manera fija.
- Mordisquear objetos como puntas de lápiz.
Aunque el stimming generalmente no causa daño, puede sobresalir si interfiere con actividades diarias o se nota mucho en público. Sin embargo, para quienes lo usan, puede ser una forma esencial de calmarse cuando el estrés del ambiente se vuelve demasiado. Es una respuesta natural que ayuda a manejar situaciones abrumadoras, brindando un alivio práctico incluso en momentos de alta tensión.
¿Cuándo preocuparse por estos hábitos?
Es importante observar cómo impactan estos hábitos en la calidad de vida. Mientras que algunas personas encuentran consuelo en su stimming, en otros casos pueden limitar su capacidad para relacionarse o trabajar. Por ejemplo, ¿alguna vez has sentido que no puedes concentrarte debido a tu propia necesidad de hacer algo repetitivo? O, ¿los demás te señalan constantemente por comportamientos que no eres capaz de controlar?
Si estos hábitos están dañando tus relaciones o interfiriendo en tus actividades diarias, considera hablar con un profesional de la salud. El objetivo no es deshacerte de ellos por completo, sino comprender sus causas fundamentales y aprender formas útiles de manejarlos de manera eficaz. Tomar esta medida podría marcar una gran diferencia en cómo te sientes e interactúas con los demás.
Rasgos comunes asociados al autismo
Además del stimming, hay ciertos comportamientos que pueden estar relacionados con el espectro autista. Aquí algunos ejemplos:
Fuerte preferencia por las rutinas: cambiar horarios o planes puede causar ansiedad significativa.
Hipersensibilidad sensorial: sonidos fuertes, luces brillantes u olores intensos pueden ser difíciles de tolerar.
Intereses intensos: dedicar mucho tiempo a aprender sobre temas específicos o hobbies.
Dificultades en la interacción social: puede ser difícil entender el lenguaje corporal, las bromas o las normas sociales.
Estos patrones no son únicos del autismo. Sin embargo, si son constantes y dificultan las actividades diarias, podría ser el momento de buscar orientación profesional para entender mejor la situación y definir los pasos a seguir.
Cómo abordar esta situación
Si cree que podría estar en el espectro autista, no está solo. Muchas personas llegan a esta conclusión más adelante en la vida y buscan claridad sobre sus experiencias. A veces, los rasgos que parecían peculiares o incomprendidos tienen más sentido con esta posibilidad en mente. Es natural buscar respuestas, pero las autoevaluaciones a menudo pueden ser poco confiables o confusas. Buscar ayuda de profesionales calificados garantiza un diagnóstico adecuado y una orientación adaptada a sus necesidades. Un especialista puede ayudarlo a comprenderse mejor a sí mismo y brindarle recursos para respaldar su viaje. Recuerde, pedir ayuda es un paso adelante, no un retroceso.
Un diagnóstico no define quién eres, pero puede brindarte herramientas útiles para mejorar tu bienestar. Con el apoyo adecuado, puedes acceder a recursos como terapia ocupacional, estrategias de manejo sensorial o grupos de apoyo que pueden marcar una verdadera diferencia en la vida diaria. Estas opciones pueden ayudarte a crear rutinas, manejar el estrés y conectarte con otras personas que comprenden tus experiencias.