Como mujer de mediana edad casada con un hombre y con hijos adolescentes, mi matrimonio no es infeliz y mi esposo y yo tenemos mucho en común. Sin embargo, en los últimos años, la intimidad se ha ido perdiendo gradualmente. Durante aproximadamente los últimos cinco años, he desarrollado intermitentemente obsesiones románticas con actrices de televisión del mismo sexo. Estas infatuaciones siempre se desencadenan por una relación del mismo sexo en pantalla, incluso si solo vemos un beso. Eso es suficiente para que la obsesión se apodere de mí y a veces dure muchos meses, especialmente si hay más contenido en línea o nuevos episodios que alimentan la fantasía.
Exploración de la sexualidad y la fantasía
Siempre he pensado que probablemente soy al menos bisexual, ya que estas infatuaciones solo se refieren a mujeres, nunca a hombres. Si bien nunca he estado en una relación del mismo sexo, sí he tenido enamoramientos con mujeres reales en el pasado. Estas intensas obsesiones implican mucha fantasía, me hacen cuestionar mi sexualidad y también pueden llevar a un menor interés en mi propia vida y en mis intereses habituales, así como a un estado de ánimo bajo, que históricamente ha rozado la depresión.
Consulté a una especialista en sexo y relaciones, quien pensó que podría «estar usando la fantasía como una forma de distraerme de mi infelicidad. Podemos meternos en este tipo de ciclos cuando usamos algo más para hacernos sentir mejor». No hay nada malo en fantasear, de hecho, el especialista fue lo suficientemente audaz como para decir que todos lo hacemos, pero cuando se usa como una escapatoria constante de la vida cotidiana, es posible que necesites examinar de qué estás huyendo.
Fantasía como una vía segura de exploración
El sexólogo consideró que lo indiscutible de tu carta es que «estás usando la fantasía como una forma segura de explorar algo que es más emocionante y satisfactorio para ti. Así que no puedo decir si eres de una orientación u otra, pero probablemente estés bastante aburrida, y lo que estás tratando de hacer en la fantasía es proporcionarte un poco de emoción a ti misma».
Explicó que es una salida segura porque «cuando fantaseamos, tenemos el control total, no solo de lo que nos sucede a nosotros, sino también de las acciones de otras personas. Y cómo responden a nosotros en la vida real no es así».
Falta de intimidad en el matrimonio
Puede que no encuentres tan excitantes tales interacciones con mujeres en la vida real, o quizás sí. Dices que has tenido enamoramientos, pero también son una forma segura de explorar. Así que es posible que te sientas excitada al pensar en dos mujeres o en ti con otra mujer, pero «no es», observó Chilton, «necesariamente lo que querrías».
Está claro que hay algo que falta en tu matrimonio. Sean cuales sean tus verdaderos sentimientos, necesitas hablar con tu esposo. No necesariamente tienes que contarle sobre tus fantasías, pero parece que la intimidad se ha roto un poco.
Reconstruyendo la Intimidad en la Relación
«Con la mejor voluntad del mundo», señaló el experto, «después de 20 años, es difícil mantener las cosas tan brillantes y chispeantes como al principio. Dices que tienes hijos adolescentes: es posible que se hayan ido desarrollando y eso puede desencadenar la falta de emoción en tu propia vida».
El momento principal para el divorcio era entre tres y cuatro años después del matrimonio, o entre 20 y 24 años después, a menudo coincidiendo con la jubilación y las parejas mirándose el uno al otro y pensando: «¿Ahora qué?».
Definitivamente, tanto tú como tu esposo se beneficiarían de una terapia de pareja, pero también podrías querer tener un espacio donde puedas hablar por ti misma.
Mientras tanto, no te voy a dar consejos sobre salir en citas o encender velas y darse masajes mutuamente. Pero una cosa que realmente puede funcionar para reconstruir la intimidad es emprender un nuevo interés compartido: un pasatiempo o un deporte, preferiblemente algo activo, algo donde puedan hablar o no hablar entre ustedes. Donde puedan verse bajo una luz diferente y hacer algo juntos fuera de casa.
