Expertos aseguran que cenar temprano ayuda a quemar más grasa
Según algunas investigaciones, reducir la franja horaria en la que se come cambia el funcionamiento del metabolismo
Cenar temprano puede ser una forma efectiva de quemar más grasa y mantener un peso saludable. Reducir la franja horaria en la que se come puede modificar los mecanismos internos del cuerpo, flexibilizando el metabolismo y permitiendo una pérdida de grasas durante la noche.
Adelantar la cena a la hora de la merienda, descansando la mandíbula durante las 18 horas restantes, es una estrategia que puede tener beneficios significativos para la pérdida de grasa y la salud en general.
Cada vez más personas hablan de los beneficios del ayuno intermitente, un patrón alimentario que implica periodos de ayuno seguidos en tiempos de alimentación. El ayuno intermitente ha demostrado ser efectivo para mejorar la salud metabólica, reducir la inflamación y prevenir enfermedades crónicas. Además, también puede ser una forma efectiva de perder peso y grasa corporal.
Reducir la frecuencia
Reducir la frecuencia y duración de las comidas, puede ayudar a disminuir la ingesta calórica total y mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que puede llevar a una mayor quema de grasas. Sin embargo, para muchas personas, el ayuno intermitente puede ser un desafío, especialmente si tienen problemas para controlar su apetito o si tienen un horario de trabajo irregular.
Cenar temprano puede ser una estrategia más fácil de implementar para aquellos que desean obtener los beneficios del ayuno intermitente sin tener que restringir su ingesta calórica durante todo el día.
Un estudio realizado por investigadores del Centro de Investigación Biomédica Pennington en Estados Unidos, encontró que comer temprano en la tarde puede modificar los mecanismos internos del cuerpo, lo que permite quemar más grasa durante la noche.
En el estudio, 11 hombres y mujeres con sobrepeso fueron asignados a comer durante cuatro días en un horario convencional de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche, seguido de cuatro días en un horario reducido de 8:00 de la mañana a 2:00 de la tarde.
Los participantes consumieron el mismo número de calorías durante ambos períodos y fueron sometidos a pruebas rigurosas para medir el impacto del horario en el metabolismo.
Los resultados mostraron que comer temprano en la tarde aumentó la flexibilidad metabólica, lo que significa que el cuerpo puede alternar más fácilmente entre la quema de glucosa y la quema de grasas para obtener energía. Además, los participantes quemaron más grasa durante la noche después de cenar temprano.
¿Qué otros datos se pueden tener en cuenta?
Comer temprano en la tarde también puede tener otros beneficios para la salud. Por ejemplo, reducir la ingesta de alimentos en la noche puede mejorar la calidad del descanso y mitiga el riesgo de trastornos del sueño, como el insomnio.
También se ha demostrado que comer temprano en la tarde puede mejorar la salud del corazón. Un estudio de 2017 encontró que cenar temprano se asoció con una reducción del 20 % en el riesgo de enfermedad coronaria.
Cenar temprano también puede mejorar la digestión en general. El cuerpo necesita tiempo para procesar los alimentos, y si se cena tarde, es posible que los alimentos no se digieran adecuadamente antes de acostarse. Esto puede causar problemas digestivos, como hinchazón, gases y estreñimiento. Al cenar temprano, se permite al cuerpo el tiempo suficiente para procesar los alimentos antes de acostarse, lo que puede mejorar la digestión en general.
Por último, cabe destacar que cenar temprano no necesariamente significa reducir la cantidad de comida que se consume, ya que lo importante es el momento de la ingesta. Se puede seguir comiendo una cantidad adecuada de alimentos, pero simplemente ajustando la franja horaria en la que se consume. Por ejemplo, en lugar de comer una cena pesada a las 9:00 de la noche, se puede optar por una cena más ligera a las 6:00 o 7:00 de la tarde.
En resumen, cenar temprano puede tener múltiples beneficios para la salud, incluyendo la pérdida de peso, una mejor calidad del sueño, una mejor salud cardiovascular, una mejor digestión y una reducción del consumo excesivo de calorías. Si se está interesado en explorar esta práctica, se recomienda hablar con un médico o un nutricionista para obtener más información y asesoramiento personalizado.