El fósforo es un mineral que se encuentra en cada una de las células de nuestro cuerpo. La mayor parte de este elemento está presente en los huesos y los dientes, pero también en las membranas celulares y los músculos. Además, ayuda a mantener saludables los órganos y garantiza su correcto desarrollo.
Pero eso no es todo: el fósforo también es importante para los procesos bioquímicos que permiten al organismo producir energía. Es una pieza clave de ciertas enzimas y proteínas, ya que favorece la absorción del calcio y ayuda a la activación de algunas vitaminas como la D. También, otra de sus principales funciones es la de favorecer la contracción muscular.
¿Qué pasa si no se obtiene la cantidad necesaria de fósforo?
Aunque no parezca, el fósforo está muy presente en la alimentación de todas las personas, incluyendo niños y ancianos. Es por esto que, suele ser poco común que haya un bajo nivel de este mineral en el cuerpo. Sin embargo, existen ocasiones en las que se produce una deficiencia, como cuando hay malabsorción o malnutrición, o también el uso de algunos medicamentos e incluso ciertas enfermedades.
Los síntomas de una carencia de fósforo pueden ser:
- Pesadez.
- Anorexia.
- Cansancio.
- Dolor óseo.
- Inapetencia.
- Desorientación.
- Delgadez excesiva.
- Debilidad muscular.
- Problemas dentales.
- Trastornos nerviosos.
- Mayor riesgo de infección.
- Problemas de coordinación.
- Huesos blandos y deformados.
- Vulnerabilidad a las fracturas.
- Sensación de ardor o picazón en la piel.
- Anemia (recuento bajo de glóbulos rojos).
- Problemas de crecimiento, principalmente en niños y adolescentes.
Sin embargo, cuando está presente en los niveles adecuados, ayuda a combatir la depresión, mejora la memoria y, en general, contribuye con el mantenimiento positivo de un buen estado de ánimo.
¿Qué puede causar la deficiencia de fósforo?
En algunas ocasiones, la carencia de este mineral se debe a una mala alimentación, aunque, las personas que han desarrollado o sufren de diabetes pueden presentar un episodio de cetoacidosis diabética como consecuencia de una deficiencia de este mineral. Asimismo, otra posible causa son las bebidas alcohólicas, al igual que los factores genéticos, es decir, trastornos hereditarios de pérdida de fósforo (homeostasis).
¿Qué alimentos contiene un alto nivel de fósforo?
El fósforo lo podemos encontrar de forma natural en muchos alimentos. De hecho, los expertos recomiendan que, para obtener las cantidades recomendadas de fósforo, se debe consumir una variedad de alimentos como:
Verduras: los espárragos y las hortalizas.
Productos lácteos: el queso, el yogur y la leche.
Carnes: el pescado, el cerdo, la vaca y las aves de corral.
Legumbres: las lentejas, los frijoles rojos y los guisantes.
Productos derivados de granos: el pan, las tortillas, el arroz integral y la avena.
Semillas: los marañones, los piñones, las nueces, las semillas de calabaza, la quinoa y las semillas de sésamo.
En resumen, el fósforo mantiene a los huesos y a los dientes saludables, también interviene en la producción de energía a nivel celular, como componente esencial del ATP (trifosfato de adenosina); al igual que influye en el funcionamiento de ciertas vitaminas. Del mismo modo, ayuda a regular el pH, favorece la absorción del calcio y previene la depresión.
