La postura de la lasaña: un placer sexual insaciable que debes conocer
Alégrate, ya que el día de hoy vamos a conversar sobre una postura poco hablada que ofrece nuevas opciones para sacar el máximo en la cama.
¿Estás buscando una forma de añadir un poco de picante a tu vida sexual en pareja? Si te gusta la postura del perro, pero prefieres algo más suave, entonces la postura de la lasaña podría ser justo lo que estás buscando. No te preocupes, no es tan atrevida como suena.
Es importante recordar que hay más de seis posturas sexuales en el mundo. Si bien estamos familiarizados con las posiciones misionero, el perro y de cuchara, existen infinitas variaciones. Si tienes un antojo que no se puede satisfacer con lo tradicional, la postura sexual de la lasaña podría ser perfecta para ti. También conocida como «La Plancha», esta posición es similar a la postura del perro con un toque de ternura.
¿En qué consiste la postura de la lasaña?
La postura de la lasaña es una posición sexual en la que la persona penetrada (ya sea hombre o mujer) se acuesta boca abajo, mientras que el penetrador se acuesta encima. Ambos amantes pueden apoyarse en sus codos para mayor comodidad o para aumentar las sensaciones. De esta manera, terminan en contacto directo con sus cuerpos, como las capas de una lasaña, el famoso plato italiano que gusta a todo el mundo. Esta posición se asemeja a la postura de la cuchara, solo que desde un ángulo diferente.
La postura de la lasaña es perfecta para parejas que disfrutan de la postura del perro con un toque cariñoso. Para llevar las cosas un paso más allá, se puede colocar una almohada debajo de la pelvis de la persona penetrada para lograr una penetración más profunda. El penetrador también puede sujetar las muñecas de su pareja en la cama para aumentar aún más la excitación.
¿Cuáles son las ventajas de la postura de la lasaña?
Esta estrategia combina a la perfección el lado salvaje del perro con el lado tierno de la postura del misionero. En esta posición, el penetrador puede estimular el punto G de la persona penetrada durante la penetración vaginal. También permite variar la velocidad respirando larga y profundamente y ralentizando el ritmo hasta hacerlo más lento, para mayor placer de la persona que lo hace. Además, esta posición es ideal para practicar el sexo anal con suavidad, especialmente para los principiantes.
Otra ventaja de esta posición es que permite a la persona penetrada estimularse de otra manera, teniendo la mano libre. Las mujeres que se encuentran en esta posición pueden recibir estimulación vaginal de su pareja y estimulación clitoriana de sí mismas, ya sea con la mano o con un juguete sexual, aumentando las posibilidades de tener un orgasmo.